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El Gobierno se divide ante un pacto de Presupuestos con Ciudadanos

Unidas Podemos y una parte del PSOE recelan de Arrimadas y piden buscar a ERC

Carlos E. Cué
El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, pasa ante Pedro Sánchez, esta semana en el Congreso.
El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, pasa ante Pedro Sánchez, esta semana en el Congreso.J.J.Guillén (EFE)

El Gobierno ha sobrevivido al momento más duro del coronavirus. La coalición ha resistido y según varios ministros consultados incluso se ha reforzado. Pero ahora se enfrenta a una decisión trascendental que está provocando una división de opiniones importante: dar el salto de pactar los Presupuestos con Ciudadanos o centrarse en la mayoría que sacó adelante la investidura y apretar a ERC. Unidas Podemos con más claridad pero también sectores importantes del PSOE recelan de Ciudadanos y empujan para buscar a los independentistas catalanes. Pero La Moncloa y Nadia Calviño, principal negociadora en Bruselas, prefieren a Ciudadanos. La decisión aún no está tomada y dependerá mucho de las exigencias que plantee el partido de Inés Arrimadas.

La política española lleva cuatro años atascada en la incompatibilidad de Unidas Podemos y Ciudadanos. En 2016, ese veto cruzado impidió la investidura de Pedro Sánchez y permitió gobernar a Mariano Rajoy dos años más. En 2019, no hubo ni siquiera posibilidad de acercamiento: Albert Rivera cerró esa puerta de forma radical, una decisión que acabó costándole el liderazgo del partido.

Ahora las cosas han cambiado mucho. Unidas Podemos ha aceptado a Ciudadanos como aliado en las últimas votaciones, y la formación de Arrimadas ya no se cierra a acuerdos con un Gobierno de coalición en el que Pablo Iglesias es vicepresidente segundo.

En varias reuniones de maitines, la cita clave que tienen los lunes en La Moncloa Sánchez, Iglesias y sus respectivos núcleos duros, se ha hablado de este asunto, según varios de asistentes. Sánchez e Iglesias han acordado que lo prioritario es sacar las votaciones y mantener fuerte al Gobierno. Si para eso hay que pactar con Ciudadanos, no hay problema. Y más en un momento de emergencia nacional en el que el Ejecutivo necesita el máximo apoyo posible.

Pero una cosa es acordar votaciones puntuales en plena pandemia para lanzar mensajes de unidad y otra dar el salto de pactar con Arrimadas los primeros Presupuestos de la coalición, el proyecto que define la legislatura y cuyo fracaso ya forzó la convocatoria de elecciones en 2019. Y ahí los recelos llegan no solo de Unidas Podemos. También de un sector importante del PSOE, que cree que hay que mantener como sea la mayoría de la investidura con ERC, porque es la única manera de garantizar un proyecto progresista con unos Presupuestos sociales en un momento en que son especialmente necesarios para paliar las consecuencias de la crisis económica.

“Lo más importante es salvar la coalición de Gobierno. Si Ciudadanos se pone a tiro para algunas cosas, estupendo. Pero ellos no van a renunciar a su línea programática fundamental en materia fiscal, en educación, en materia laboral. La mayoría del PSOE cree que esto hay que sacarlo con nuestros socios de investidura”, señalan desde el sector socialista del Gobierno.

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“No hay ninguna manera de mantener el pacto de Gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos que no pase por la mayoría de la investidura, y por tanto con ERC. Los Presupuestos son un proyecto de país”, rematan desde el sector de Unidas Podemos del Ejecutivo. Otras fuentes insisten en que Ciudadanos genera más problemas de los que resuelve, porque aleja a otros grupos nacionalistas y de izquierda que están en la mayoría y además impide avanzar en otro asunto central de la legislatura: la resolución del conflicto en Cataluña.

Las negociaciones reales aún no han comenzado. El Gobierno está esperando a la recaudación de junio para ver si se está recuperando como esperan. Ahí sabrán qué margen va a tener. No han hablado en serio ni con Ciudadanos, con ERC ni con nadie. También están esperando a Bruselas. La cumbre del 18 de julio es decisiva. Hacienda necesita saber con cuánto dinero contará del fondo de reconstrucción en 2019 y también a cuánto tendrá que bajar un déficit que este año se disparará por encima del 10%. Todas estas incógnitas pueden retrasar la primera gran votación, la del techo de gasto. Las divisiones de opiniones son cruzadas: tanto en el PSOE como en Unidas Podemos hay dirigentes que creen que si Ciudadanos no pone un precio muy alto hay que aprovechar el momento para romper el bloque de la derecha, ampliar apoyos y no depender de la imprevisible ERC.

Ninguno de los consultados. tampoco los que apuestan por poner todos los huevos en el cesto de la mayoría de la investidura, niega las evidentes dificultades del grupo de Oriol Junqueras para aprobar las cuentas en el ambiente preelectoral que ya se vive en Cataluña y que será aún más intenso en septiembre y octubre, cuando lleguen las votaciones clave de Presupuestos. Pero los que apuestan por mantener la mayoría de la investidura para el gran proyecto económico del Gobierno insisten en que hay que seguir buscando a ERC y confían en que, una vez que se vuelva a reunir la mesa de diálogo Gobierno-Generalitat en julio, los republicanos tengan más espacio para dejar al menos que los Presupuestos se tramiten. Aunque incluso estos admiten la dificultad de pactar con los independentistas. “El gran problema es que ERC no responde a incentivos racionales. Es muy difícil negociar con ellos porque te pueden dejar tirado en el último momento”, señala un miembro del Ejecutivo.

Enfrente de los que empujan para mantener como sea la mayoría de la investidura hay otro sector del Gobierno, sobre todo en La Moncloa, alrededor de Iván Redondo, el todopoderoso jefe de Gabinete del presidente, y en la vicepresidencia económica, con Nadia Calviño al frente, que apuesta más claramente por Ciudadanos como aliado. De hecho, es muy significativo que Cs no negocie con el grupo parlamentario, sino directamente con La Moncloa, y especialmente con Félix Bolaños, el secretario general de Presidencia y hombre clave del Gabinete de Sánchez. El presidente, como siempre, escucha a todos y decidirá al final.

Calviño tiene un argumento muy poderoso para imponer su posición, favorable a suavizar los aspectos más rechazados por los empresarios del acuerdo de Gobierno PSOE-Unidas Podemos, como la modificación de la reforma laboral o la subida del impuesto de sociedades para las grandes empresas. La vicepresidenta, que aspira a presidir el Eurogrupo, alega en los debates internos que, para la negociación del gran fondo de reconstrucción europeo, es muy importante que el Gobierno lance mensajes que no chirríen en Bruselas, donde se ve con recelo los retoques de la reforma laboral, por ejemplo. Y ahora mismo los Presupuestos y todo el proyecto político de reconstrucción social del Ejecutivo dependen de una buena negociación de ese fondo de reconstrucción. Es la prioridad absoluta. Por eso el Gobierno ha salido en tromba a exigir al PP que apoye esas negociaciones en las que países como España e Italia se juegan sus posibilidades de recuperación económica.

Ese argumento de Calviño ha pesado mucho esta semana en la compleja negociación entre el PSOE y Unidas Podemos de las propuestas para la comisión de la reconstrucción en el Congreso. Los socialistas suavizaron el texto hasta dejarlo lo más ambiguo posible, sin concreciones de gastos importantes ni reformas fiscales. Los de Iglesias, que negociaron hasta el último momento con Pablo Echenique, Ione Belarra y Nacho Álvarez sentados durante horas con Adriana Lastra, Félix Bolaños y José Antonio Montilla —Carmen Calvo estuvo solo al principio del encuentro— presionaron hasta el final para concretar gastos clave en dependencia, cuidados de larga duración, la modificación del modelo de residencias de mayores con mayor presencia del sector público, o la educación gratuita de 0 a 3 años, mediante la construcción de guarderías públicas.

Amenazas y acuerdo

Los dirigentes de Unidas Podemos llegaron a amenazar con presentar su propia propuesta, porque el PSOE no cedía. Pero los socialistas reclamaban un documento mucho más genérico que sirva como mensaje a Bruselas y también para incorporar a Ciudadanos e incluso al PP.

La reunión del miércoles, precedida de discusiones intensas desde el lunes, fue muy complicada. Pero al final se impuso el pragmatismo. Unidas Podemos aceptó aparcar el contenido del pacto de Gobierno para buscar algo más transversal, pero en las conversaciones quedó claro que las cosas no serán iguales en los Presupuestos. “Tenemos la certeza de que La Moncloa va a intentar cumplir el sueño de la geometría variable siempre que pueda. Pero este es un Gobierno de coalición progresista y el proyecto de Presupuestos tiene que ser nítidamente progresista”, señalan en el grupo de Iglesias.

El propio Echenique dejó clara esa distancia de Unidas Podemos con Ciudadanos al analizar el documento del grupo de Arrimadas: “Para la reconstrucción social y económica por la crisis del coronavirus, Ciudadanos propone: empeorar las condiciones del contrato indefinido; romper la solidaridad horizontal e intergeneracional de las pensiones”, dijo tras subrayar que los de Arrimadas plantean en materia laboral el contrato único y la mochila austriaca. “Llegar a acuerdos, sí. Pero para machacar a la gente, no”, remataba Echenique, en una muestra de la enorme brecha entre ambos grupos.

Pese a estas dudas sobre la mayoría, en el Gobierno no se respira tensión interna. Al revés. Los ministros tienen la certeza de que la situación política —la económica es mucho más complicada— está mejorando y ahora incluso el PP se abre a algunos acuerdos, con Ana Pastor como gran referente. Justo después de cerrar el pacto con Unidas Podemos, Lastra y Bolaños se fueron a ver a la exministra de Sanidad del PP y después también se reunieron con Cs. En la cita con los populares quedó claro que, al contrario de lo que pudo parecer en el peor momento de la crisis, la legislatura va a durar. Y la coalición no se va a romper. Si la oposición llega a esa conclusión, el ambiente político puede cambiar. Ahora queda por saber con qué votos saca adelante el Gobierno sus primeros Presupuestos, una decisión que marcará la política española. El final está abierto, pero todas las fuentes consultadas tienen claro que la opción que se tome surgirá de un acuerdo entre Sánchez e Iglesias. Los aliados son importantes, pero la coalición es prioritaria, admiten tanto en el PSOE como en Unidas Podemos.

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