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El currículum maquillado del asesino de Yolanda González

El ultra Emilio Hellín, condenado a 43 años de prisión en 1982 por el asesinato de una joven estudiante, se presenta en los juzgados como instructor de Policía y Guardia Civil

Emilio Hellín Moro, en febrero de 2013, en Madrid.
Emilio Hellín Moro, en febrero de 2013, en Madrid.Carlos Rosillo

Preguntar al asesino de la estudiante Yolanda González si todavía trabaja para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no es una tarea fácil.

- ¿Es usted profesor de la Policía Nacional y la Guardia Civil?

- Estoy en los juzgados. No puedo atenderle. Llámeme luego, por favor.

El perito judicial Luis Enrique Hellín Moro rehúye a los periodistas. Y, por eso, cuelga el teléfono cuando se le insiste para preguntarle sobre el currículum que envía a los principales juzgados españoles con sus informes. Su especialidad es el rastreo de telefonía móvil y la informática forense.

Este septuagenario que perteneció a la milicia ultra de Fuerza Nueva fue condenado en 1982 a 43 años de prisión por el asesinato de la estudiante Yolanda González Martín, de 19 años. Hellín secuestró primero a la chica con el falso argumento de que pertenecía a ETA. Y, tras un interrogatorio, le descerrajó dos tiros en la cabeza. Después, abandonó su cadáver en una cuneta a las afueras de Madrid. El crimen pasa por uno de los más crueles de las tramas negras de la Transición.

Hoy, Hellín se presenta en sus informes periciales como “instructor” de la Policía Nacional, la Guardia Civil y el Ministerio de Defensa. Así lo recoge un documento al que ha tenido acceso EL PAÍS y que está incorporado a un sumario reciente por narcotráfico que se instruye en la Audiencia Nacional. Pese a su pomposa presentación, el perito judicial no imparte cursos de formación a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, según confirman desde la Policía Nacional y la Guardia Civil.

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Sí lo hizo hasta 2013 bajo una falsa identidad. Fue entonces cuando EL PAÍS reveló que el ultra había cambiado su nombre, Emilio, por el de Luis Enrique. Y que también modificó su apellido por Helling. Una investigación de este periódico denunció que fue contratado hasta en 15 ocasiones como perito forense por el Servicio de Criminalística del instituto armado, la Policía Nacional y policías autonómicas. Y que por sus servicios el Ministerio del Interior desembolsó 140.000 euros entre 2006 y 2011. El entonces ministro del Interior Jorge Fernández pidió disculpas a la familia de Yolanda González. Y prometió no volver a contratarle jamás.

Pese al escándalo y la protesta de todos los grupos parlamentarios, este antiguo seguidor de Blas Piñar, el fallecido caudillo de la extrema derecha española, todavía presume en su currículum de ser “asesor y colaborador de magistrados y fiscales”, sin precisar de quiénes. Tampoco matiza dónde desarrolla esa supuesta actividad.

Hellín se define en sus pericias que entrega en los juzgados como consejero de juristas en materia de telecomunicaciones, informática y redes sociales. Y salpica su trayectoria con supuestos trabajos como consultor para el Gobierno de Venezuela en un organismo de análisis forense de informática y telefonía.

Sostiene también Hellín haber estudiado 14 cursos, entre los que destacan uno del FBI sobre rastreo de pornografía infantil. Y otro sobre SITEL, la plataforma para intervenir comunicaciones utilizada por la Policía Nacional, la Guardia Civil y el CNI.

Los informes de Hellín han aterrizado –según el perito- en las principales causas judiciales de España. Desde el caso Villarejo, que indaga una monumental trama de espionaje pilotada por el comisario jubilado, hasta su derivada de la doctora Pinto, donde una dermatóloga de la alta sociedad madrileña acusa de acoso al empresario Javier López Madrid.

El caso Faisán, un chivatazo policial que evitó en 2006 la caída de la red de extorsión de ETA; los manejos de Cásper, que indagó los movimientos del narco especialista en robar alijos Ángel Suárez o la causa sobre las tácticas del exjefe de la Policía de Coslada (Madrid) Ginés Jiménez también se instruyeron con informes contratados a Hellín por alguna de las partes personadas.

Los análisis del asesino de Yolanda González también aparecen –según el perito- en el sumario que indaga el presunto saqueo de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) durante la presidencia de Teddy Bautista, según un reciente documento judicial. Un texto donde Hellín también se presenta como “profesor en excedencia de la Escuela de Policía de la Comunidad de Madrid”. El exmilitante de Fuerza Nueva llegó a ocupar este último cargo hasta que este diario destapó sus actividades.

Pese a esta ingente carga de trabajo, la empresa de peritajes judiciales de Hellín, Net Computer Forensics S. L., donde el excriminal aparece como apoderado desde 2015, registró unas pérdidas de 7.276 euros el último año que presentó sus cuentas (2018), según el registro mercantil.

investigacion@elpais.es

La aciaga noche de la estudiante

El 1 de febrero de 1980 fue una aciaga jornada para la estudiante Yolanda González. Emilio Hellín Moro se presentó con su camarada de Fuerza Nueva Ignacio Abad Velázquez en la casa de Madrid de la joven. El plan era secuestrar e interrogar a esta militante del Partido Socialista de los Trabajadores (PST).

Pero algo se torció. Y Hellín descerrajó dos tiros en la cabeza de la estudiante y abandonó después su cuerpo en un descampado de Madrid.

El ultra ingresó en prisión preventiva en la cárcel madrileña de Alcalá de Henares, donde se escapó. Después, fue trasladado con la calificación de “interno especialmente peligroso” al penal más seguro de la década de los ochenta, la cárcel de Herrera de la Mancha. Y en 1987, cuando estaba recluido en la prisión de Zamora, aprovecho un permiso de seis días para huir con su mujer y tres hijos a Paraguay.

Bajo el manto protector del dictador Alfredo Stroessner, el criminal permaneció tres años en el país sudamericano, reconvertido en los ochenta en un santuario azul donde recalaron pistoleros ultraderechistas célebres durante los años de plomo de la Transición. Entre los fugados que desembarcaron en Paraguay para evitar sentarse en el banquillo en España destacaron varios miembros del Frente de la Juventud, una escisión violenta de Fuerza Nueva que perpetró decenas de atentados y tres asesinatos.

El asesino de Yolanda fue arrestado en Paraguay por Interpol en 1990. Y extraditado a España para acabar de cumplir su condena de 43 años de prisión.

 

 

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