El coronavirus, la última amenaza para Schengen

El pueblo luxemburgués de Schengen, 5.000 habitantes encajonados entre Francia y Alemania, da nombre a uno de los grandes sueños cumplidos de la construcción europea: el fin de las aduanas y los controles fronterizos entre la mayoría de países de la UE. La aplicación de la llamada zona Schengen de libre circulación, sin embargo, se ha visto interrumpida en la última década y media en más de un centenar de ocasiones por motivos tan diversos como eventos deportivos, cumbres climáticas, manifestaciones de radicales y, más recientemente, la amenaza yihadista y la crisis migratoria. El cierre de fronteras decretado por España, y los controles en otros países de la UE ante la expansión de la Covid-19, suponen una novedad: se trata de los primeros cerrojazos por motivos sanitarios desde la entrada en vigor de Schengen en 1995.

¿Quién forma parte del espacio Schengen?

26 países integran el mayor área de libre circulación entre Estados del planeta. Hay 22 miembros de la Unión Europea —no forman parte Irlanda, Rumanía, Bulgaria, Croacia y Chipre—, Y cuatro países de fuera de ella: Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein. Juntos suman más de 400 millones de ciudadanos. Según cálculos de la Comisión Europea, cada año se realizan 1.250 millones de viajes dentro del espacio Schengen.

¿Por qué se interrumpe el acuerdo?

Hay dos tipos de suspensiones de Schengen. Las primeras son las que se producen por un acto de alto riesgo para la seguridad ya previsto en el calendario, que deben notificarse a Bruselas con cuatro semanas de antelación. Para estos casos, se deben invocar los artículos 25 y 26 del acuerdo, y los controles se limitan a 30 días prorrogables hasta llegar a seis meses. Un ejemplo fueron las Eurocopas de fútbol de 2008 y de 2012, cuando Austria y Polonia reintrodujeron los controles ante el temor a los disturbios que podía provocar el aterrizaje de decenas de miles de ultras.

La segunda es para responder a una amenaza imprevista, como ocurre con la crisis sanitaria derivada del coronavirus, para lo cual se usa el artículo 28, el esgrimido ahora por España. En esta última opción, no hace falta notificación previa, pero se debe informar cuanto antes a las autoridades comunitarias. El plazo de suspensión de Schengen es menor, de diez días, pero puede seguir prolongándose en sucesivos periodos de 20 días mientras no se excedan los dos meses.

¿Qué países mantienen hoy controles fronterizos?

Sin contar la crisis del coronavirus, Noruega, Suecia, Dinamarca, Austria y Francia tienen programados controles hasta el próximo 12 de mayo alegando como argumento el riesgo de amenaza terrorista y la presencia de organizaciones criminales internacionales. Y varios de ellos y Alemania realizan controles en fronteras internas desde el estallido de la crisis migratoria de 2015 para supervisar la entrada de inmigrantes irregulares.

¿España ha suspendido Schengen antes?

Sí. La última vez fue hace no mucho tiempo, entre el 27 de noviembre y el 12 de diciembre del pasado año. Entonces, el Gobierno español reimpuso los controles ante la celebración de la conferencia por el clima de la ONU en Madrid (COP25). Sin embargo, no está entre los países que más recurren a ese instrumento. De las 122 suspensiones que figuran en la lista de la Comisión, España solo figura en otras dos: en mayo de 2012 para evitar la entrada de antisistemas violentos que pudieran boicotear la reunión que el Banco Central Europeo celebraba en Barcelona. Y en 2009, cuando se blindó la frontera francesa ante la celebración del denominado Gudari Eguna o Día del soldado vasco, un acto de la izquierda abertzale que llevó a las autoridades a sellar la frontera terrestre del País Vasco y Navarra con la región francesa de Pirineos Orientales.

¿Qué otros ejemplos hay?

Cumbres de la OTAN, del G-8, la entrega del Premio Nobel de la Paz a Barack Obama en 2009, el ataque yihadista en Niza e incluso encuentros del club de moteros Hells Angels (Ángeles del infierno) que llevó a suspender el tráfico aéreo en Islandia para evitar su entrada en el país, son algunos de los ejemplos en los que se ha recurrido a este instrumento, ahora empleado con contundencia ante el desafío planteado por el coronavirus.

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