Cómo llegar, dónde alojarse y otras cosas que debes saber de Maldivas antes de viajar
No se tiene la misma experiencia en las ‘water-villas’ de los folletos que en una isla donde habitan locales, y no es buena idea planear la visita en junio y julio, los dos peores meses. Estos y otros consejos a tener en cuenta si se quiere exprimir al máximo este paraíso del Índico
Maldivas es un archipiélago coralino de casi 1.200 islas situado en medio del océano Índico, unos 500 kilómetros al sur del subcontinente indio. Es la pura estampa del paraíso. ¿Quién no ha soñado alguna vez con relajarse en una de esas cabañas hotel tipo palafito sobre aguas verde turquesa transparentes y cielo azul envidiable rodeado de todo tipo de lujos?
Sí, la cara externa de Maldivas es así, tal y como se ve en los folletos turísticos. Pero como siempre ocurre, una cosa es lo que nos venden en las agencias de viaje y otra la realidad, que suele ser más poliédrica. Por eso conviene tener en cuenta ciertos aspectos antes de organizar el viaje. Pistas como estas:
¿Cómo llego?
Pese a su aparente lejanía, las Maldivas no están tan distantes de España, o al menos se puede decir que están muy bien comunicadas. Las mejores conexiones y precios más asequibles los ofrecen las compañías del Golfo —Emirates, Qatar, Etihad—, con las que en un par de vuelos y 11 horas en total te plantas en el paraíso. Algunas combinaciones te permiten desayunar en Maldivas y cenar en tu casa sin hacer noche en vuelo. Los precios suelen oscilar entre 600 y 800 euros en temporada baja.
¿Cuál es la mejor época para viajar?
El archipiélago tiene dos grandes temporadas. El iruvai o monzón seco abarca de noviembre a abril. Son meses en los que apenas llueve, los días soleados están garantizados y la temperatura es fresca, entre 26 y 29 grados. Es la temporada alta, con un pico en febrero, marzo y abril, que serían los mejores meses para viajar allí (y, claro, cuando más gente lo hace).
De mayo a final de octubre llega el hulhang o monzón húmedo. Es decir, las lluvias, con un pico en junio y julio, que son los dos peores meses para ir a Maldivas; los que hay que evitar a toda costa porque te puedes encontrar con tres o cuatro días seguidos lloviendo y sin ver el sol. Agosto no es tan malo y puedes encontrar muchos días soleados. De todas formas, toda esta ciencia supuestamente exacta se está viendo alterada por el cambio climático, que está enloqueciendo todo. Este mes de abril, cuando estuve yo, hubo varios días de lluvia y hacía un calor insoportable.
¿Qué se puede hacer?
A Maldivas se va a sobre todo a dos cosas. La primera, a bucear. El archipiélago es uno de los mejores destinos del mundo para la práctica del submarinismo y recibe cada año a miles de aficionados. Por mi trabajo, he buceado en casi todos los mares, y creo que, tras Galápagos, este es el sitio donde más vida y más diversa he visto jamás bajo el mar. La segunda razón por la que se va es a descansar y relajarse en esos hoteles de ensueño que aparecen en los folletos turísticos.
¿Dónde me alojo?
- En Maldivas hay tres formas de alojarse. La más fotogénica, la más publicitada y la más atractiva es en esos famosos hoteles formados por cabañas sobre pilones de madera ancladas en las someras y cálidas aguas de un atolón coralino. Se les llaman water-villas o islas hotel. Desde luego, si estás estresado y sueñas con un sitio donde desatascar tu nivel de cortisol, este es aparentemente el sitio fetén. Ahora bien, esas islas turísticas no son más grandes que un campo de fútbol y solo está el hotel y sus instalaciones: las cabañas de más o menos lujo y diferente precio, el restaurante, el bar, la playa, un centro de buceo y actividades náuticas… y poco más. Si no buceas, evalúa si eres capaz de pasar una semana entera en un sitio como ese, por idílico que parezca. Conozco a gente que al tercer día se quería cortar las venas o tomar un hidroavión y largarse a donde fuera. La estancia en estos hoteles se combinan obviamente con actividades náuticas, pero estas te pueden entretener un par de horas por la mañana; el resto del día estás en esa prisión de lujo. No digo que sea una tortura, hay mucha gente que le encanta estar días y días tumbados al sol y sin hacer nada. Yo solo aviso, para que cada cual tome sus decisiones. Los precios de estos hoteles difieren mucho porque hay mucha oferta y diferentes temporadas; en general pueden costar entre 500 y 2000 euros la noche, que se puede ir hasta los 5.000 en caso de las que tienen varios dormitorios. Pero es fácil encontrar en temporada baja descuentos de hasta el 50%.
- La segunda opción de alojamiento es en una isla con población local. La mitad de las 200 islas habitadas lo son por comunidades locales de maldivos, descendientes de oleadas de pescadores de Sri Lanka y la India, que llegaron en épocas tan lejanas como el siglo V antes de Cristo y de religión musulmana. Hasta hace unos años los turistas teníamos prohibido alojarnos en esas islas, solo se podían visitar algunas con una excursión de día. Esto ya cambió: el turismo representa más del 55% del PIB de este pequeño país, de los menos poblados de Asia, y el Gobierno no se resistió a abrir nuevos mercados. En estas islas locales los alojamientos son más sencillos, pero con cierto encanto. Y no son todos necesariamente guest house para mochileros. Sus precios oscilan entre 50 y 70 dólares por persona con pensión completa, pero obviamente nada comparable a ese lujo instagrameable de las water-villas. Ventajas de alojarse en estas islas: el precio y el contacto con la población local, que puede ser otro aliciente para llenar esos días de vacaciones en un clima bastante cálido —por no decir muy muy caluroso—, en el que a mediodía o te metes bajo una sombra o no puedes estar ni siquiera en la playa. Los maldivos son gente de lo más amable y están encantados de que los turistas visiten sus islas y se interesen por su cultura. Islas como Dhangethi, en la que yo me alojé, al sur del atolón de Ari, tienen restaurantes locales sencillos y muy agradables en la orilla del mar donde ir a cenar o a tomarte una Coca-Cola y ver unos atardeceres maravillosos. Y he dicho una Coca-Cola no por casualidad. Otro de los aspectos a tener en cuenta si te alojas en una isla de población local es que no hay alcohol, ni una cerveza, ni una copa de vino. Los maldivos cumplen de forma estricta los preceptos religiosos del islam; no existen bebidas alcohólicas en todo el país, excepto en las islas turísticas, las de las cabañas palafito. Otro aspecto a tener en cuenta es que en estas islas locales tienes que guardar cierta compostura en la vestimenta: puedes ir por la calle en pantalón corto, por supuesto, pero nunca sin camiseta, incluidos los hombres. Y para disfrutar del baño en bañador y biquini tienes que ir a lo que ellos llaman las bikini beach, arenales acotados especialmente para turistas. En el resto de la isla puedes bañarte, pero sin quitarte la camiseta ni el pantalón corto. Más allá de estas dos singularidades, la vida en una isla local depara bastantes más cosas de interés que en una aséptica isla hotel.
- La tercera opción de alojamiento es en un barco especializado en buceo de vida a bordo. El submarinismo es la principal actividad acuática que puedes hacer en Maldivas, la más popular y la que ha hecho famoso este destino en el circuito de chalados del buceo. Hay muchas empresas que operan estos barcos especializados para buceadores en los que se vive a bordo y se hacen entre cuatro y cinco inmersiones al día. Los precios suelen oscilar a partir de los 2.000 dólares para estancias de una semana. La ventaja frente a los centros de buceo de costa es que el barco se va moviendo y en un solo viaje se pueden visitar zonas de inmersión muy variadas, desde los buceos pocos profundos de Malé o Ari a los más cañeros en corrientes y paredes oceánicas de los atolones del sur.
Los mejores atolones para bucear
Aunque hay oferta de centro de buceo en todas las islas turísticas y en muchas locales, los mejores atolones para inmersiones son Ari y Vaavu, al sur de Malé, la capital. En todas sus islas y arrecifes hay buceos sencillos, poco profundos y con mucha variedad de vida marina. En los alrededores de Malé se están construyendo islas artificiales para meter más resorts de lujo y esto, por lo que me informaban varios instructores locales, está haciendo que las aguas de aquella zona pierdan la claridad que caracteriza a los fondos marinos de Maldivas.
Atolones al sur de Ari, como Addu, Vaadhoo y la isla de Fuvahmulah, ofrecen inmersiones más técnicas, con paredes y canales oceánicos con fuertes corrientes y un submarinismo más exigente. Hay menos coral y vida menuda, pero son perfectos para ver grandes pelágicos, desde mantas gigantes a tiburones ballena y tiburones de todo tipo. Fuvahmulah es famosa por los encuentros con grandes tiburones tigre, aunque, en realidad, van allí porque los alimentan.
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