Cinco días de pasión en Granada
Un paseo por lo mejor de la Semana Santa de la ciudad andaluza guiado por tres perfectos conocedores de esta festividad religiosa y social: de la procesión del Cristo de los Gitanos el Miércoles Santo a la de los Facundillos en el Domingo de Resurrección
Este reportaje quería contar lo mejor de la Semana Santa granadina de Jueves Santo a Domingo de Resurrección, pero Rafael Troyano, redactor jefe de Radio Granada Cadena SER, y uno de sus grandes conocedores, levantó cariñosamente la voz contra ese marco temporal. “La Semana Santa de Granada es mucho más que de jueves a domingo. Hace tiempo que se convirtió en un espectáculo de domingo a domingo, ocho días completos. Los primeros de ellos con un sabor muy, muy granadino, hasta el Miércoles Santo. No debes dejar al margen esos días y especialmente el Miércoles Santo”. Urgía ampliar los días y hacer caso a Troyano porque, definitivamente, lleva razón. Así que el recorrido que sigue es ahora un paseo por lo mejor de la Semana Santa de la ciudad andaluza de miércoles a domingo.
Quienes son creyentes y fieles seguidores de esta festividad religiosa y social, la Semana Santa comenzó hace tiempo, con actos, pregones y ensayos como prolegómenos al momento en el que la primera procesión y el primer paso ponen pie en la calle. En Granada, esto ocurre el Domingo de Ramos a las cuatro de la tarde. De ahí en adelante, 34 desfiles procesionales hasta las seis de la tarde del Domingo de Resurrección. Algo que este año la lluvia pondrá impedimentos —ya el primer domingo se anularon cuatro de las cinco salidas a la calle por precipitaciones—. En cualquier caso, son ocho días completos en los que cada uno vive la Semana Santa a su manera y con la intensidad y ardor que decida. Nazarenos, mantillas y costaleros son los personajes centrales a los que se unen creyentes católicos, paseantes emocionados, turistas boquiabiertos y, claro, entusiastas de esta esquina o aquella banda de música.
Todos son personajes fundamentales en esta serie que, aquí, tiene cinco actos, del miércoles 27 de marzo al domingo 31 de marzo, y es narrada por tres perfectos conocedores: Rafael Troyano, Laura García Padilla —maestra de Educación Infantil, entrenadora de atletismo, hermana de la Cofradía de la Santa Cena, de la que su abuelo fue cofundador, y “granaína de corazón”, como se autodefine—, y Luis Javier López, periodista de Canal Sur, presentador de El llamador de Granada, un programa dedicado íntegramente a la Semana Santa, de la que fue pregonero en 2023 y alguien que, como Troyano y García, la vive intensamente año tras año.
Enfrentarse a la Semana Santa granadina, como a otras, requiere de unos puntos de partida que hay que asumir. El primero es que el movimiento por la ciudad se hace difícil y pesado, especialmente en las horas previas a las procesiones. Todo está abarrotado, algunos accesos están bloqueados horas antes por la gente que ya está situada o por la carrera oficial, en el centro de la ciudad, y hay que buscar recorridos alternativos. Por eso, el primer requisito es previsión y paciencia. Por otro lado, Granada es una ciudad con cuestas y, más aún, el Albaicín, así que cada cual debe medir sus fuerzas. Finalmente, disfrutar de los mejores sitios requiere tener la capacidad de esperar varias horas en un lugar. Conseguir una buena localización requiere llegar antes que los demás y eso no es cuestión de minutos, sino de horas, que hay que saber aguantar en pie. Con ello, la esencia de las procesiones está al alcance. Pero si no se tiene esa paciencia, previsión o ganas de ir de arriba abajo, tampoco es un problema. Quizá no vea las procesiones en los sitios más emblemáticos, emotivos o bellos. Disfrútela de otra manera, en las calles más amplias, en las zonas céntricas y asuma menos obligaciones. La Semana Santa ofrece emociones de sobra para todos en cualquier lugar.
Miércoles Santo, día de los Gitanos y el Sacromonte
De las cinco procesiones del Miércoles Santo, la de los Gitanos —Santísimo Cristo del Consuelo y María Santísima del Sacromonte— es una de las más atractivas y, de hecho, tiene peculiaridades que no se encuentran en otros sitios. Laura García Padilla comienza refiriéndose a la imaginería: “Es espectacular”. Con 11 horas en la calle, es una de las estaciones de penitencia más largas de Granada. El último tramo, ya de vuelta a la abadía del Sacromonte, donde concluye, desde el arranque de la cuesta del Chapiz, bajo la Alhambra, requiere casi cinco horas. Son apenas dos kilómetros que se desarrollan entre decenas de hogueras que iluminan su paso y frecuentes interrupciones por las saetas. Y, claro, por el bullicio que acompaña a la hermandad. García tiene varios puntos en el recorrido que le gusta ver. El primero es en la cuesta del Chapiz. Luego, se une a la bulla que acompaña a lo largo del Sacromonte. “Ver el paso del Cristo de los Gitanos y la Virgen del Sacromonte con el fondo de la Alhambra es espectacular”, concluye la cofrade.
Jueves Santo, el Albaicín toma la escena
“Es el día del Albaicín por antonomasia. Cuatro de las cinco procesiones del día salen de este barrio”, resume Luis Javier López. El Albaicín es el barrio en el que se asentaron los primeros musulmanes y es el barrio árabe por antonomasia de la ciudad. Situado en una de las tres colinas de Granada, su estructura urbana viene definida por las cuestas, la estrechura de sus calles y las innumerables placetas que aparecen aquí y allá. Magníficos ingredientes para Semana Santa. López, en plena coincidencia con Troyano y García, elige “tres puntos cardinales: la Aurora, la Concha y la Estrella, con cada uno de ellos partiendo de un punto a cuál más emblemático”.
La Concha —María Santísima de la Concepción— sale el Jueves Santo a las 16.45. Es una hermandad habitualmente asociada “a los toreros y a la Peña flamenca la Platería, muy cerca de allí, y la más antigua de España”, explica el periodista de Canal Sur. A García le gusta el entierro de la Concha, “con la Alhambra de fondo. Al encerrarse siempre tocan una música preciosa que, con el repicar de las campanillas del palio, convierten el momento en algo mágico”, describe.
La Aurora, el cortejo más amplio en hermanos, mantillas y camareras de la Semana Santa granadina, tiene su salida a las 17.30 en la plaza de San Miguel Bajo, desde donde arranca un itinerario completamente singular por la estrechura de las calles encaladas y la pendiente, con un primer lugar emblemático de paso: Grifos de San José. “El paso de palio pasa con mucho mimo por la cuadrilla de costaleros que al hacer giro debe evitar balcones y estrechura de las casas”, relata el momento López. Por su parte, García destaca la banda de música que acompaña a la Aurora: la banda del Despojado. Troyano advierte, no obstante, que para disfrutar de ese paso “hay que ir muchas horas antes porque todo el mundo busca ese lugar y el entorno es muy estrecho”. Él aconseja que quien no pueda subir, o no encuentre sitio, se sitúe en la Carrera del Darro, “un lugar fantástico para toda la tarde del Jueves Santo que permite, además, tomarse algo por las muchas tabernas que hay por ahí, por el entorno de plaza Nueva o en la zona de la carrera oficial”. Porque el cerveceo, merienda o cena también es algo importante en todo este ceremonial.
Las doce de la noche, en el cambio del jueves al viernes, es la hora de salida del Silencio, que este 2024 cumple su centenario. Procesiona sin banda por lo que, sin música, acompañado por un tambor ronco y con la iluminación de la calle apagándose a su paso, es sin duda un espectáculo de sentidos y sonidos. El cortejo se encierra en la iglesia de San Pedro y San Pablo, en el paseo de los Tristes, a las 4.15 de la madrugada. Esta hermandad tiene uno de los crucificados más relevantes del barroco español, salido de la gubia de José de Mora, de quien se cumplen 300 años de su muerte, recuerda López. Es un Cristo impresionante del que habitualmente procesiona la copia por el gran valor patrimonial del original. Este año, tras una valoración del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, la imagen que saldrá a la calle sí será la original.
Viernes Santo, el barrio del Realejo y su ‘greñúa’
“Cualquier visitante, creyente o no, tiene que estar a las tres en punto de la tarde en la plaza del Campo del Príncipe, en el Cristo de los Favores”, explica Troyano, también con la coincidencia de López y García. Ese día y a esa hora, “más de 20.000 personas rezan por la muerte de Cristo a la vez en una muestra de fe y belleza sin igual”, explica Troyano. Al Cristo de los Favores, una estatua que está en esa plaza desde hace cuatro siglos, le acompaña la Soledad, una dolorosa al pie de la cruz, sin Cristo, que viene de la cercana iglesia de Santo Domingo minutos antes de la hora marcada. A las tres exactamente comienza entonces un ritual que, asegura López, “es único en la Semana Santa andaluza, un rezo público. Hay cosas parecidas en algunas zonas de Castilla, pero no son iguales”. El Realejo, el barrio judío de la ciudad, es un lugar magnífico para, tras el rezo, intentar encontrar sitio —tarea complicada— en alguno de los muchos bares cercanos y avituallarse porque aún queda mucha tarde. Para los previsores que han comido antes, siempre queda la opción de café, pastel y descanso, nada difícil en Granada, ciudad con una gran oferta de pastelerías en las que dejarse caer.
Para la tarde del viernes, la recomendación de Troyano es amplia: “Cualquier procesión del viernes tarde, la verdad. Pero quizá me gustaría recomendar la salida de la Soledad desde el monasterio de San Jerónimo, un entorno precioso y no muy concurrido. La imagen de la Soledad es preciosa, como es muy bonito el breve transcurrir de salida por el monasterio”.
Los tres se acuerdan ahora de la greñúa, la María Santísima de la Misericordia Coronada que procesiona con el Cristo de los Favores. “No hay duda de que es una de las más numerosas y queridas en Granada”, afirma López, que aclara que, aunque su nombre se suele asociar a su melena, se llama así por estar su iglesia en “el barrio del Realejo, habitado durante mucho tiempo por los judíos, a los que se les llamaba greñúos”. Sepulcro, desde la iglesia de Santa Ana, saca en la tarde-noche del viernes dos imágenes centenarias: un Cristo yacente de Manuel Valdés de 1675 y una virgen de José de Mora, de 1671. García, siempre atenta a ese elemento tan intrínseco de la Semana Santa como es la música, recomienda prestar atención a la banda que acompaña al Cristo de los Favores, en este caso la banda La Pasión de Linares.
Sábado Santo, tarde de Alhambra
El sábado es día de una única procesión. A cambio, entra en escena la Alhambra, que pone el escenario de sus bosques y sus siglos de historia. A las 17.30, pone pie en la calle el cortejo de Nuestra Señora de las Angustias Coronada, con su sede canónica en la parroquia de Santa María de la Alhambra, a la espalda del palacio de Carlos V. La imagen está datada en 1750 y la realizó Torcuato Ruiz del Peral, del tardo barroco y último gran escultor de la escuela granadina clásica. Según explica López, “la cofradía tiene un patrimonio artístico de primer orden y no solo por el excepcional paso de la virgen, que incluye todas las columnitas del patio de los leones en el respiradero, la zona que tapa a los costaleros. Es una obra de orfebrería de los años veinte del siglo pasado maravillosa. Tiene muchos otros detalles relacionados con la Alhambra”. Además, añade, el hábito de los nazarenos resulta uno de los más lujosos de la Semana Santa. Tras su salida, que solo puede disfrutarse en primera fila con invitación, así como su paso por la puerta de la Justicia, la cofradía comienza una bajada entre los bosques de la Alhambra que ofrece unas imágenes preciosas. García apuesta por verla también de subida, por ejemplo, en la cuesta Gomérez, inicio del último tramo de vuelta a su iglesia.
Domingo de Resurrección, los niños son los protagonistas
Tres procesiones cierran los ocho días de procesiones: Resurrección, Resucitado y los Facundillos. Esta última es la más especial, con los niños ocupando todo el espacio, costaleros y nazarenos. Así, un pequeño paso portado por niños pasea por el Realejo y la carrera oficial al ruido de las campanillas de barro que también llevan los niños y hacen sonar sin descanso, lo que convierte esta mañana de domingo en un momento muy especial para las familias. Cualquiera puede sumarse porque no hay que pertenecer a la cofradía ni llevar hábito alguno.
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