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Sorpresas provenzales

La librera María Fernández detalla los atractivos de Saint-Rémy-de-Provence y de lugares cercanos a la villa francesa, como Glanum

La librera María Fernández.
La librera María Fernández.

En su librería Crazy Mary, inau­gurada este año en el barrio de Las Letras de Madrid, María Fernández ha creado un punto de encuentro acogedor para aficionados a la lectura en el centro de la capital. Aunque viaje a menudo a través de los libros, sus estancias en el pueblo de Saint-Rémy-de-Provence son sus recuerdos más placenteros.

¿Cuándo fue por primera vez?

A los 13 años, con un intercambio del instituto. Volví al año siguiente, pero después pasaron 30 hasta que regresé, ya en 2017: mi plan en esa ocasión fue pasar una semana viviendo allí como una francesa más, porque lo recordaba como un lugar bellísimo.

Campo de lavanda en el monasterio de Saint-Paul-de-Mausole, en Saint-Rémy-de-Provence.
Campo de lavanda en el monasterio de Saint-Paul-de-Mausole, en Saint-Rémy-de-Provence.getty images

¿Encontró cambiado el pueblo?

Mantiene su esencia, pero se ha vuelto algo más turístico después de que Carolina de Mónaco se instalara allí en los años noventa. Han abierto restaurantes y tiendas, pero hay zonas que siguen intactas. Giras por una calle y apareces en un lugar silencioso, donde solo se oye el agua que corre por las acequias que pasan por las callejuelas adoquinadas.

¿Pudo llevar una vida a la francesa?

Totalmente, sobre todo cuando fui al mercado que montan en la calle a comprar pan, quesos, patés y flores.

Vista de la villa francesa de Les Baux.
Vista de la villa francesa de Les Baux.getty images

¿Descubrió algo nuevo?

Sí, y también redescubrí lugares. Por ejemplo, el sitio arqueológico de Glanum, una antigua ciudad romana a las afueras. Ahí me pasaba la tarde leyendo al aire libre, a la sombra de los pinos. Y la dueña de mi apartamento me llevó a Les Baux, que no lo conocía.

Descríbanos Les Baux.

Es un pueblo medieval de piedra en lo alto de una colina. Es más espec­tacu­lar que Saint-Rémy. Allí sentí claramente el síndrome de Stendhal al subir al castillo y ver desde lo alto la belleza del paisaje.

¡Cuántas sensaciones!

Hubo una más: cerca de Saint-Rémy está el psiquiátrico donde estuvo Van Gogh durante un año. Se llama monasterio de Saint-Paul-de-Mausole y se puede visitar. En las cercanías del monasterio la gente va a pintar los mismos paisajes que él pintó.

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