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En el pueblo de Stalin

La poeta Yolanda Castaño nos descubre sus lugares favoritos de Georgia, un país al que volvería sin dudarlo

La poeta Yolanda Castaño.
La poeta Yolanda Castaño.Alberto Pombo

La poeta Yolanda Castaño ha llevado las letras gallegas por todo el mundo, de ahí que haya visitado países que aún están fuera de las rutas turísticas más concurridas. Uno de ellos es Georgia, en el que ha estado en dos ocasiones y al que volvería sin ninguna duda.

Resuma Georgia en pocas palabras.

Es un país vibrante, que está deseando abrirse al mundo, a veces con cierta inocencia. Los georgianos son como los sureños del Cáucaso, con un carácter similar al latino.

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¿Cómo es el ambiente de la capital, Tiflis?

Conserva mucho el sabor local y su patrimonio. Se pueden ver vestigios del pasado soviético en la arquitectura y en la decoración de edificios y puentes. Incluso tienen un mercadillo al aire libre donde se vende memorabilia de la URSS. Se instala junto a un puente al que llaman Puente Seco, que cruza el río Kurá. Además, en todo momento te sientes muy segura: por ejemplo, en pleno casco antiguo la gente deja abierta tranquilamente la puerta de su casa.

¿Tiene un lugar favorito en Tiflis?

Tengo varios. Uno es el café Purpur, instalado en unos viejos apartamentos gigantescos de la época zarista, con una elegancia decadente. Tiene piano, mesitas en los balcones y se puede comer o tomar un cóctel a precios asequibles. El otro es la Casa de los Escritores (writershouse.ge), fundada por un benefactor que quería acoger tertulias literarias en su gran casona. En sus jardines se encuentra un restaurante famoso, el café Littera, mencionado en muchas guías. Y muy cerca, en un plan más para todos los bolsillos, está el restaurante Ezo. Tiene un patio enorme y sirven comida vegana.

¿Pudo recorrer otras regiones?

Sí, y vi cosas increíbles. Por ejemplo, recomiendo mucho la excursión a los vestigios prehistóricos de ­Uplistsikhe. Y a 15 kilómetros está Gori, lugar de nacimiento de Stalin. Es un pueblo controvertido e insólito, porque allí se encuentra el mausoleo erigido en su memoria y un museo en su honor. Todo eso se cerró tras el fin de la Unión Soviética y recientemente se ha vuelto a abrir a los visitantes.

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