NH Madrid Barajas Airport, un buen sueño, desayuno y a volar

Según vemos, los aeropuertos se están convirtiendo en ciudades aeroportuarias repletas de servicios y equipamientos funcionales para el creciente número de pasajeros que los utilizan. No es extraño, pues, que sus alrededores entrañen un espacio apetecible para los alojamientos de precio módico a costa de estancias breves entre cielo y tierra. En Madrid, el antiguo hotel Barajas es uno de ellos. Reformado por completo en 2017, luce una luminosa fachada de ventanales en cuarterones desde un paralelepípedo coronado por un alero en voladizo que podría tener mayor utilidad en caso de que el hotel aclimatara una terraza con vistas al despegue de los aviones. Pero no, el solárium se extiende en un costado al socaire de otro edificio adyacente con una piscina ideal para el verano.

A este NH todavía no le ha llegado el turno del FastPass, la aplicación móvil que ahorra la tediosa espera frente al mostrador de recepción mediante un registro de entrada y salida automático, con el añadido de poder elegir habitación, planta, tamaño de la cama, bañera o ducha, así como las vistas. Pronto llegará, según los planes de la cadena.

Una vez dentro, su equipo de profesionales se vuelve empático, dispuesto a agradar y dadivoso en alargar la estancia a veces corta del huésped con un programa de experiencias inesperado. A cambio, los 55 euros de la habitación estándar pueden incrementarse con los 16,75 euros de un simple desayuno con café y churros. Riquísimos, es verdad. Administrado incluso a las cinco de la madrugada. Pero hay que reparar en el coste.

Las sensaciones que producen los dormitorios una vez modernizados valen su recuerdo, especialmente después de un aterrizaje de larga distancia. Hay camas confortables, mesa para trabajar, wifi con buena cobertura, ducha razonable y unas tomas de corriente (pocas) en las que cargar la madeja de adminículos con los que uno viaja hoy. El decorado en maderas claras ayuda a encontrarse pronto con el sueño. A poco que haya ganas, el gimnasio del segundo bloque se ofrece gratuito a los huéspedes. Igual que el servicio de lanzadera al aeropuerto, operativo desde las cinco de la mañana hasta la medianoche. Conviene reservarlo con antelación, so pena de aguantar una espera de media hora. Y enlaza con cualquier terminal del Madrid-Barajas Adolfo Suárez.