Un 2019 muy flamenco
Grandes exposiciones recordarán este año en Holanda los 350 años de la muerte de Rembrandt y distintos fastos en Bélgica los 450 años de la de Brueghel El Viejo
Dos aniversarios van a marcar 2019 en los Países Bajos y Bélgica. Se conmemora el 450º aniversario de la muerte de Pieter Brueghel El Viejo (en Bélgica) y el 350º de la de Rembrandt (en Holanda). Así, el Año Brueghel y el Año Rembrandt sirven para evocar un momento deslumbrante en la historia del arte, el Siglo de Oro de la pintura flamenca.
De Leiden a Ámsterdam
En los Países Bajos, tomando el rábano por las hojas, Rembrandt da pie a la exaltación del Siglo de Oro holandés. Siete ciudades trazan una suerte de ruta temática que cruza todo el país: Middelburg, Dordrecht, Delft (hogar del pintor Jan Vermeer), La Haya, Haarlem (patria de Frans Hals), Ámsterdam y Hoorn-Enkhuizen. Les une que fueron escenario privilegiado del tráfico naval y comercial con Asia, África y América, y que conservan huellas del antiguo esplendor en sus puertos, canales, murallas, iglesias o mansiones burguesas; además del patrimonio fabuloso que dejaron los maestros flamencos.
De ellos, sin duda el más grande es Rembrandt. Nacido en Leiden (1606), hijo de un molinero y noveno de 10 hermanos, acudió entre los 7 y 14 años al colegio Latino, donde aprendió latín, griego y dibujo. Leiden era entonces una ciudad próspera gracias al comercio de lana. De su canal más hermoso, Rapenburg, vio el adolescente Rembrandt partir a algunos padres peregrinos para fundar la América anglosajona. Los canales de Leiden escoltan los brazos exánimes del Rin tranquilo (Stille Rijn, en la parte vieja de la ciudad) que va a la mar. Rembrandt permaneció aquí hasta que a los 25 años se mudó a Ámsterdam. Su casa natal fue demolida, pero Leiden, contrita, ha creado una ruta que incluye el colegio Latino, la iglesia de St. Pieter o el castillo.
Fue en Ámsterdam donde el pintor hizo su vida y su carrera. Su hogar, la Rembrandthuis, más que un museo es, como dicen los franceses, un lieu de mémoire. Allí se autorretrató (selfies, no nos engañemos) un centenar de veces e hizo posar gratis a su padre, su madre, hermanas, tío… (no podía gastar ni un florín en modelos). En esta casa-museo lo van a celebrar, claro, pero también en el Rijksmuseum, entre otras cosas, con dos grandes muestras: Todo Rembrandt (de febrero a junio) y Rembrandt-Velázquez (de octubre a enero de 2020), enlazando el Siglo de Oro holandés con el español, y el aniversario del pintor con el bicentenario del Museo del Prado de Madrid.
Familia de pintores
En Bélgica, el Año Brueghel se enmarca en un proyecto más amplio, Maestros flamencos 2018-2020 (2018 estuvo dedicado a Rubens; 2019, a Brueghel, y 2020, a Van Eyck). También están varias ciudades flamencas involucradas, pero Amberes y Bruselas son protagonistas al ensalzar la figura del pintor. Y es que Brueghel y familia se movieron básicamente entre ambas ciudades. Una familia que es toda una saga: el homenajeado es El Viejo, fallecido en Bruselas hace 450 años. Pero antes vivió y trabajó en Amberes, si bien su vida es en gran parte un enigma. Sabemos que entre 1551 y 1553 hizo un viaje a Italia, y se fijó mucho en los Alpes que tuvo que atravesar. En 1562, semiobligado por su futura suegra, se instala en Bruselas. Se casa al año siguiente, otro año después nace su primogénito, Pieter B. El Joven, y cuatro años más tarde, Jan B. El Viejo. El patriarca Brueghel muere al año siguiente (1569), cuando apenas rondaba los 40. Sus apodos son importantes, porque Pieter B. El Viejo, además de sus dos hijos, tuvo dos nietos y hasta un bisnieto, todos pintores. Y por si fuera poco, la familia emparentó con otra saga de artistas, los Teniers…
Los fastos también llegan a otros lugares, como a la campiña flamenca, ya que Pieter B. El Viejo (apodado a veces El Campesino) se entregó, sobre todo, a reflejar vida y costumbres de los aldeanos; a veces colándose en bodas donde a nadie conocía, según cuentan divertidos sus biógrafos. Destaca en la cascada de eventos previstos la apertura en primavera del Brueghel Visitor Center (en la Hoogstraat, Bruselas), en una casa del siglo XVI próxima a Notre Dame de la Chapelle, parroquia donde se casó y está enterrado.
Hay dos cuadros esenciales de Pieter Brueghel El Viejo en el Museo del Prado, que también está de aniversario. El triunfo de la muerte, lejos de la vena campesina, acerca Brueghel al mundo turbador de El Bosco. Pero es de su hijo Jan de quien el Prado posee una asombrosa colección: cerca de una veintena de cuadros. Precisamente una de las bazas del museo para celebrar sus dos siglos ha sido reordenar su colección y abrir ocho nuevas salas flamencas con una instalación muy didáctica. No hay que olvidar que el origen del Museo del Prado está precisamente en la colección de pintura que los monarcas españoles empezaron a atesorar cuando los Países Bajos eran parte de sus dominios. Y un Siglo de Oro brilló de forma simultánea en todos ellos.
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