_
_
_
_
_
Dormir
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un pabellón del siglo XVII a orillas del Duero

La Posada de Pradorey, de coto de caza real a destino enoturístico con una bodega de 3.000 hectáreas de viñedo

Fachada de La Posada de Pradorey, en Burgos.
Fachada de La Posada de Pradorey, en Burgos.
Puntuación: 5,5
Arquitectura7
Decoración2
Estado de conservación6
Confortabilidad habitaciones4
Aseos6
Ambiente4
Desayuno3
Atención9
Tranquilidad9
Instalaciones5

Transcurrido el verano, los aperos de vendimia se disponen para ese espectáculo anual de la vitivinicultura que convierte la Ribera del Duero en un destino turístico de primer orden. Entre las localidades de Aranda de Duero y La Horra, el Real Sitio de Ventosilla le costó a Isabel la Católica más de dos millones de maravedíes, una fortuna solo justificable en aquella época por sus ubérrimos montes de caza. El dominio acabó en manos del duque de Lerma, que contrató al arquitecto ­real Francisco de Mora para la construcción de un palacete herreriano a principios del siglo XVII. Lope de Vega representaría aquí algunas de sus obras, mientras Rubens reprodujo en óleos el esplendor de sus jardines. Y así hasta que en 1989 el ingeniero Javier Cremades adquirió el pago con la ilusión de plantar 520 hectáreas de viñedo bajo la marca Pradorey DE y convertirse en la mayor explotación vitivinícola de la denominación de origen Ribera del Duero.

Lo que queda de aquel palacete real es la fachada rematada por dos blasones de las casas de Lerma y Medinaceli, un balcón de forja noble, unos sólidos muros de sillería y un interior de caserón adusto que acuartela hoy a los visitantes de la bodega y las casi 3.000 hectáreas que la circundan. El rigor histórico sacrifica la comodidad del alojamiento. Bien mantenido, aunque podría mejorarse el tenor de su conservación.

Una de las habitaciones de La Posada de Pradorey.
Una de las habitaciones de La Posada de Pradorey.

Al frente de La Posada de Pradorey oficia un equipo profesional con un sentido muy alto de la hospitalidad, especialmente en las noches menos benignas del otoño burgalés.

Distribuidas en dos plantas, las 18 habitaciones demuestran, una vez más, que en cualquier tiempo pasado se vivía peor. En verdad, los aristócratas aquellos practicaban el monacato con sus colchones pétreos a la medida de sus tiesas espaldas, en una habitación con la austeridad de unas ventanas algo cerradas al campo, los paredones fríos y oscuros, el mobiliario de estilo remordimiento.

Boletín

Las mejores recomendaciones para viajar, cada semana en tu bandeja de entrada
RECÍBELAS

Más jovialidad ofrecen los parterres exteriores, la piscina y, desde luego, las instalaciones deportivas que completan el programa de estancia. Antes de irse, no hay que dejar de visitar la bodega, parcialmente subterránea, con estanterías durmientes de metal cuyo entramado se asemeja a un panal de abejas.

La Posada de Pradorey

  • Categoría oficial: posada real
  • Dirección: carretera CL-619, kilómetro 66. Gumiel de Mercado (Burgos)
  • Teléfono: 947 54 69 00
  • Web: pradorey.es
  • Instalaciones: jardines, piscina exterior, pista de tenis y de pádel, zona de juegos, salón de estar, cafetería, comedor
  • Habitaciones: 18 dobles
  • Servicios: no hay habitaciones adaptadas para discapacitados; animales domésticos prohibidos; visitas organizadas a la bodega, a la presa y a los apriscos de la heredad
  • Precios: desde 75 euros la habitación doble, desayuno e IVA incluidos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_