Los desiertos más extraños del mundo
Del mayor salar del planeta a las dunas del Sáhara, ruta por diez escenarios insólitos
Cada vez resulta más cómodo y accesible viajar al desierto, pero en general sigue representando una aventura única, especialmente en algunos de ellos. Paisajes que parecen sacados de otro planeta, y juegos de colores, luces y sombras que regalan fotos increíbles. Estos son algunos de los desiertos más impresionantes del mundo, escenarios de fenómenos extraños y formaciones insólitas.
01 El infierno en la Tierra
Depresión de Dnaakil (Etiopía)
Bienvenidos a uno de los lugares más extraños del planeta. La depresión de Danakil (o depresión de Afar), en Etiopía, es, en realidad, un lago de lava permanente y un inmenso campo de rocas sulfurosas de color amarillo y naranja. Está considerado uno de los rincones habitados más calientes del planeta, con temperaturas que van desde los 35ºC en las temporadas más fresquitas a los 60º C cuando hace calor. En este lugar las placas tectónicas se separan en el Cuerno de África y provocan que surjan el Mar Rojo y el golfo de Áden, produciendo ese aspecto de colores vibrantes. Es por supuesto una zona volcánica y radioactiva muy potente.
Igual de interesante que el paisaje son los afables afar, una etnia que subsiste a duras penas en estas abrasadoras y agrietadas llanuras. Aunque se suelen organizar circuitos, no resulta fácil viajar hasta aquí debido a la carencia de carreteras, servicios y temperaturas soportables. Danakil puede parecer un paraje inhóspito, pero ofrece una sensación de exploración auténtica.
02 La impresionante cresta del Sáhara
Dunas de Erg Chebbi (Marruecos)
Tan amenazadoras resultan las anaranjadas arenas amontonadas en este erg (zona desértica) del Sáhara, que hasta los marroquíes, experimentados en el terreno, las consideran un castigo divino: el azote del viento ha formado una franja de dunas de 150 metros de alto. Estas olas de arenas se suceden durante 50 kilómetros a lo largo de la frontera entre Marruecos y Argelia, un paisaje al estilo Star Wars que se promociona como la experiencia sahariana por excelencia, y con razón.
Mezourga es la principal puerta de entrada a Erg Chebbi y son muchos los visitantes que llegan hasta estas dunas. Es preferible no hacerlo, eso sí, en julio y agosto, cuando la arena abrasa.
03 Montes esculpidos en arena
Sossusvlei (Namibia)
El desierto del Namib es el más viejo del mundo. Aquí es donde se alzan las colosales dunas de Sossusviel, una verdadera preciosidad, en el parque nacional de Namib-Naukluft. Estas dunas parabólicas que se elevan hasta 380 metros sobre resecos llanos están culminadas por crestas afiladas como navajas. Al amanecer y al atardecer el cambio de luz es fascinante, al contraponerse los tonos anaranjados contra las negras sombras. No hay mejor lugar para contemplar el espectáculo que un asiento de arena en lo alto de una duna.
Sossusvlei está a 365 kilómetros de Windhoek y hay que dormir en el parque para verlo al amanecer o al atardecer.
04 El desierto artístico
Wadi Rum (Jordania)
Lawrence de Arabia llamó “vasto, silente y divino” a este paraje desértico, cuya salvaje belleza sigue cautivando. El Wadi Rum parece salido del lienzo de un pintor: sus escarpadas rocas bordean una meseta de arena teñida en una gama de rosas, naranjas y amarillos. Tras ocultarse el sol, cuando las sombras de las gigantescas formaciones rocosas se han desvanecido en la oscuridad, dormir bajo el cielo cuajado de estrellas en medio de las silenciosas arenas es algo sublime.
Es un lugar de fácil acceso, con autobuses desde Aqaba (1 hora) y Petra (4 horas) hasta el centro de visitantes, donde se reservan los circuitos para recorrerlo.
05 Un desierto lunar (en la Tierra)
Valle de la Luna (Chile)
Bienvenidos al lugar más seco de la Tierra. En el desierto de Atacama, al norte de Chile, se puede intuir lo que eso significa desde lo alto de una enorme duna que se asoma al Valle de la Luna, un paraje que parece de otro planeta (o satélite). Decir que es un lugar yermo y reseco es poco para describir estos abrasados valles de arena y polvorientas formaciones rocosas. La zona apenas recibe 1 litro de agua por metro cuadrado al año; en algunos rincones, jamás ha caído una gota. Hay que visitarlo al atardecer para ver el distante anillo de volcanes, la ondulante Cordillera de la Sal y los surrealistas paisajes lunares del valle teñirse súbitamente de intensos tonos violetas, rosas y dorados.
San Pedro de Atacama es la localidad donde se concentran todo tipo de alojamientos y servicios turísticos. Por carretera, el núcleo de transportes más cercano es Calama, en el norte de Chile. También se llega en avión desde Santiago, la capital.
06 El desierto de sal
Uyuni (Bolivia)
Este extraño paisaje blanco al sudoeste de Bolivia es el desierto de sal más grande del mundo, a unos 3.650 metros de altura. Aunque un viaje de tres o cuatro días en todoterreno por esta descomunal salina deja los huesos castañeteando, bien podría ser la experiencia definitiva de la aventura boliviana. La inmensidad, austeridad y perfección cristalina del salar de Uyuni serán fuente de inspiración, y la exploración a primera hora de la mañana de los jardines de roca, los campos de géiseres y las fuentes termales, junto con el viaje en carretera, dejará un buen recuerdo del viaje, sobre todo en la temporada de lluvias, cuando el espejo de agua sobre el blanco de la sal nos deja imágenes de postal que parecen irreales.
07 Tierra de dunas y lagunas
Lençóis Maranhenses (Brasil)
De todos los espectáculos naturales que ofrece Brasil, esta extensión de dunas de 70 kilómetros de largo y 25 de ancho, que recuerdan lençóis (sábanas) cubriendo el paisaje, resulta el más inesperado. De marzo a septiembre, en el parque dunar de los Lençóis Maranhenses se forman transparentes lagunas azules gracias a la acumulación del agua de lluvia. El resultado es un paisaje único que puede visitarse en todoterreno, en barco o a pie.
Este parque nacional se encuentra en el estado de Maranhao, al noreste del país.
08 El corazón del Kalahari
Reserva de caza del Kalahari Central (Botsuana)
Nos encontramos en el seco corazón del seco sur del continente seco, y tiene proporciones épicas: 52.000 kilómetros cuadradaos. Un vasto mundo de relucientes salinas y antiguos valles bañados por las arenas del desierto. El Kalahari, en Botsuana, es la mayor extensión de arena del planeta, pero su sorprendente cantidad de vegetación alberga leones, reservados leopardos y auténticos especialistas del desierto, como la gacela órice y el zorro orejudo.
Gaborone y Maun son los principales accesos internacionales, pero desde ambos se necesita transporte propio o un operador de safari para llegar y recorrer la Reserva.
09 Dunas gigantes en Asia
Khongoryn Els (Mongolia)
Dos veces más alta y cuatro veces más larga que las famosas dunas del Erg Chebbi, en el Sáhara, la cordillera del Khongoryn Els, en el desierto de Gobi, en Mongolia, alberga algunas de las mayores y más espectaculares formaciones dunares del mundo. Rozan los 300 metros de altura, por lo que la subida (agotadora) puede llevar más de una hora, pero las vistas del desierto desde arriba son espectaculares: un manto ondulado de suaves montes que va mudando el color a medida que pasan las horas, desde el amarillo pálido al dorado bruñido.
La zona es conocida como Duut Mankhan (dunas cantarinas) por el melodioso sonido de la arena al deslizarse, o al caer en pequeñas avalanchas. Mágicamente, como salidos de la nada, aparecen lugareños en camello para llevar al viajero de regreso.
10 Las chimeneas de hadas del desierto
Bryce Canyon (Utah, EEUU)
El parque nacional de Bryce Canyon y sus “chimeneas de hadas” son uno de los paisajes más fotografiados de los Estados Unidos, por las extrañas formas que adquiere aquí la tierra. Maravillosos pináculos y puntas de todos los colores, torres, agujas y formaciones alargadas como tótems que pueden medir hasta 45 metros de altura. Los hoodos, como se conocen las características formaciones del parque, pueden alcanzar la misma altura que un edificio de 10 pisos, dimensiones que, unidas a la variedad cromática del conjunto, lo convierten en un lugar realmente único.
El parque está en Utah (a 80 kilómetros al suroeste de Escalante), y es el punto culminante del llamado Grand Staircase, un gran conjunto de estratos rocosos que van subiendo como peldaños hacia el norte partiendo desde el Gran Cañón.
Más información en la guía El Mundo y en Los 500 mejores lugares para viajar, de Lonely Planet
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