Vejer, la niña mimada del Sur
Sí a la cal, no al gres. Sí al almagre, no al albero. En la localidad gaditana los detalles importan, por eso pertenece al club de los pueblos más bonitos de España. De los hoteles con encanto a la gastronomía local. Y un baño en El Palmar
Luchamos contra plagas importadas como el tunecismo (pintar de azul añil), el marbellense (colocar tejas voladas sobre las puertas) o el sevillanismo (pintar de color albero las fachadas)”. Lo que cuenta entre risas Antonio Morillo, el primer alcalde que tuvo Vejer de la Frontera con la democracia, es una de las claves para entender cómo la localidad gaditana ha logrado preservar su belleza.
Ubicada a 200 metros de altitud, su posición ya fue codiciada por tartesios, romanos y árabes. Hoy sus 12.812 habitantes presumen de ser un pueblo amurallado con calles de trazado sinuoso y deslumbrante arquitectura popular. A Vejer le llueven desde hace muchos años los reconocimientos por el mimo con el que trata su herencia cultural. De fulgurante encalado en sus fachadas, ubicado en un alcor a nueve kilómetros del mar, pertenece a la red de los 44 pueblos más bonitos de España (club de calidad que, desde mayo, forma parte de la Federación Internacional de Los Pueblos Más Bonitos del Mundo). Un sello que premia belleza, cultura, tradiciones y el cuidado de sus habitantes.
Encalado primaveral
Fue su presencia en lo alto de un cerro y alejado de la costa la que mantuvo alejada a Vejer de las garras del boom urbanístico. Mientras que en la playa de El Palmar (en el mismo municipio) abundan las construcciones ilegales, en el casco histórico se mira con lupa cada piedra que se mueve. “El pueblo ha vivido siempre de espaldas al mar, más pendiente del campo”, como reconoce Daniel Sánchez, concejal de ordenación del territorio. Mientras que en otros puntos de la costa se lanzaban a construir nuevas promociones, el vejeriego seguía en sus casas tradicionales, las mismas que cada primavera encalaba, escalera en ristre y pinceleta en mano.
Ese mimo encontró un aliado en Antonio Morillo, que empezó como alcalde con la UCD en 1976 y se mantuvo en el cargo hasta 1991. Tras él, todos los regidores siguieron su estela, con ordenanzas y planes protectores que han dado sus frutos. “Sin importar color político, todos hemos seguido la misma línea”, explica el propio Morillo. Aunque a él le tocó lo más difícil, arrancar. Recuerda cómo convenció a los vecinos para retirar todos los zócalos de losas de gres de las fachadas o cómo compró varias viviendas para derribarlas y dejar a la vista la muralla.
Morillo fomentó que se mantuviera el blanco de las casas: “La arquitectura popular andaluza viene de la naturaleza, cal y almagre. Esos son los colores de las fachadas y puertas de Vejer”. Desde la lejanía, tan solo las murallas, el castillo y la iglesia del Divino Salvador (una interesante muestra de gótico-mudéjar) sobresalen con su piedra vista. Eran las mujeres las que generalmente se encargaban del encalado. Para que el tesón de los vecinos no se pierda, el Ayuntamiento sigue publicando hoy el bando de pintura de fachadas y exonera del pago de licencias municipales al que pinte en primavera.
Es solo una de las medidas que tiene Vejer para proteger su impresionante herencia. El concejal Daniel Sánchez enumera más: no está permitido sacar a la vista las piedras de los sillares, y las ventanas deben medir el doble de alto que de ancho para garantizar su forma rectangular y no pueden tener dinteles de color o tambores de persiana. Además, se recomienda que no se pierda la solería antigua de Tarifa en los zaguanes y que la carpintería de puertas y ventanas sea de madera pintada de almagre.
Ordenamiento
Se intenta que todo quede regulado por las ordenanzas municipales y por una declaración de protección del conjunto histórico. Y a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía se une un consejo local de patrimonio del que participan vecinos como Morillo. “Incluso organizamos charlas formativas con constructores y ferreteros para pedirles que no vendan colores que no están permitidos en el pueblo”, explica Daniel Sánchez. Ahora, la guerra está declarada a quienes pintan las azoteas con caucho rojo. “Pedimos que sea blanco, ya que hacen muchas fotos aéreas del pueblo y no queremos que desentone”, explica.
“Vejer es un caso raro debido a la protección que tiene. Los arquitectos municipales, ayudados por los alcaldes, han sido tradicionalmente especuladores, y aquí no ha sido así”, comenta Alberto Campo Baeza, un arquitecto gaditano que tiene en el blanco de las casas que construye uno de sus signos distintivos. “Su alcalde es coherente porque es estricto con todos por igual”, añade. “Vejer está cuidada como una niña mimada: limpia, conservada y valorada”.
450 macetas
Pero nada sería posible sin los vecinos, y si no que se lo digan a Manuel Crespo. Cada dos días, riega las 450 macetas que engalanan los patios de la Casa del Mayorazgo, donde vive. “Es fundamental conservar el casco histórico”, argumenta. Por eso, a sus 78 años, está encantado de enseñar la casa de vecinos, datada en el siglo XVIII y adosada a la muralla. Él mismo se ha encargado de encalar los patios, enlucir sus columnas y parte del torreón del Mayorazgo.
Noches califales
El escocés James Stuart y la vejeriega Regli Álvarez abrieron en 2001 el primer hotel con encanto del pueblo, La Casa del Califa. Al poco le incorporaron un restaurante y hoy el establecimiento ocupa toda una manzana. Los propietarios han ido rehabilitando casas tradicionales que se van sumando al conjunto, sin alterar su fisonomía y conservando detalles singulares como suelos o viguería. “Recuerdo cómo, al principio, la gente cuchicheaba sobre qué era lo que estábamos haciendo”, dice Regli Álvarez entre risas. Hoy son más de seis los pequeños hoteles con encanto, la mayoría abiertos por extranjeros afincados en Vejer. Entre ellos destaca también Casa Shelly o el Hotel V.
Atún de almadraba
El interiorista Gaspar Sobrino (que ha trabajado para Inditex, H&M o C&A) encontró Vejer por casualidad. “Me enamoró el pueblo, lo auténtico que era y lo bien conservado que estaba”, relata. Se quedó y ha firmado proyectos de diseño interior en establecimientos como Garimba Sur, el Mercado de San Francisco o La Pájara. También Las Delicias, un antiguo teatro del XIX reconvertido en restaurante en plena calle Corredera. “Los dueños hicieron un acto de fe conmigo”, dice. José Manuel Duarte es uno de los cuatro propietarios y lo tiene claro: “El vejeriego se ha dado cuenta de que tiene un encanto que explotar”. También en la cocina: la carne de ternera retinta de la zona, el atún de almadraba o el lomo en manteca son imprescindibles.
James Turrell
Otro de los grandes atractivos de Vejer está a las afueras, donde se encuentra la Fundación NMAC de la Dehesa de Montenmedio (en el kilómetro 42,5 de la N-340), un museo de arte contemporáneo en plena naturaleza con más de 40 obras site-specific (concebidas para un enclave concreto) de artistas como Olafur Eliasson, Marina Abramovic, Adel Abdessemed, Pilar Albarracín, Maja Bajevic, Maurizio Cattelan, Sol LeWitt o James Turrell. La obra de este último, Second Wind 2005, se ubica bajo el nivel de la tierra en una stupa de piedra rodeada de agua en la que el espectador asiste a un juego constante entre la luz y el espacio.
Conscientes de que es su momento, el Ayuntamiento de Vejer ya prepara un nuevo plan de protección del casco histórico, trata de fomentar que los jóvenes vivan en su interior y, entre otros detalles, se propone regular las pérgolas de las azoteas y las terrazas de los bares. Paso a paso. Todo sea por la pulcritud de las abuelas vejeriegas que cada primavera encalaban Vejer con sus propias manos. Morillo lo resume con claridad: “Tan solo somos herederos de lo que ellas hacían, el mérito es suyo”.
Guía
Información
» Oficina de Turismo de Vejer de la Frontera.
» Turismo de la provincia de Cádiz.
» Fundación Montenmedio de Arte Contemporáneo. Abre de martes a domingos de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00. Entrada, cinco euros.
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Sin cables pero con flores
Vejer es uno de los 44 pueblos a los que se les ha concedido el sello de Los Pueblos Más Bonitos de España, club de calidad recién integrado en la Federación Internacional de los Pueblos Más Bonitos del Mundo. El club tiene en cuenta para elegir a sus miembros factores estéticos y sostenibles. Se trata de enclaves con menos de 15.000 habitantes que destaquen por su calidad urbanística (de acceso al pueblo, homogeneidad y dimensiones de la masa construida) y arquitectónica (armonía y homogeneidad de los edificios, de las fachadas y los tejados, de aperturas como ventanas o puertas y de los colores de las fachadas). Además, la valoración tiene en cuenta el cierre permanente o temporal a la circulación de automóviles dentro del casco antiguo; el aparcamiento de vehículos; el tratamiento estético de las líneas aéreas de teléfono y de luz; la renovación de las fachadas; el tratamiento de la iluminación pública, de las insignias publicitarias y de los espacios públicos, el mobiliario urbano y el cuidado de las zonas verdes y de las flores.
10 pistas imprescindibles en Vejer
1 El castillo. Data de los siglos X y XI, época de Abderramán I. Es el núcleo de asentamiento más antiguo del pueblo. Horario: abre de lunes a sábado, de 11.00 a 14.00 y de 19.00 a 22.00. Dirección:calle del Rosario, 12.
2 La iglesia del Divino Salvador. Construida sobre una antigua mezquita, destaca por su estilo gótico-mudéjar. Desde el exterior se contemplan bonitas vistas del pueblo. Horario: consultar en el 956 45 00 56. Dirección: calle de Nuestra Señora de la Oliva, 1.
3 Mercado de San Francisco. Antigua plaza de abastos de principios del siglo XX, convertida en mercado gastronómico con diseño interior de Gaspar Sobrino. Horario: abre todos los días, al mediodía y por la noche, como espacio de tapeo. Dirección: plaza de San Francisco, s/n.
4 Casa del Mayorazgo. Casa de estilo barroco del siglo XVIII. Tiene dos patios; el segundo comunica con la torre del Mayorazgo y el lienzo de la muralla. Horario: es una casa de vecinos, se puede visitar sin molestar. La entrada es gratuita, aunque se puede dejar una propina en el buzón. Dirección: calle de la Merced, 8.
5 La Casa del Califa. Conjunto de edificios de los siglos X al XVI reconvertidos en hotel y restaurante marroquí. Parte del restaurante está en una cisterna. Cuenta con una terraza elevada para tomar el té con vistas a Vejer. Horario: hotel con horario de recepción continua. Restaurante, de 12.00 a 24.00. Dirección: plaza de España, 16.
6 Las Delicias. Restaurante ubicado en un antiguo teatro del siglo XIX y con elementos de decoración donados por el interiorista Gaspar Sobrino. Recomendables las croquetas de choco y el atún en manteca. Horario: abierto a diario de 12.00 a 24.00 (los sábados, conciertos en directo). Dirección: calle de la Corredera, 31.
7 La Muela. Pedanía a las afueras de Vejer con bellas vistas al mar y con el yacimiento arqueológico Patría, con restos romanos y árabes. Recomendable disfrutar del Restaurante Patría, de fusión mediterránea y danesa. Horario del restaurante Patría: de martes a domingo, cenas a partir de las 20.00. Sábados y domingos, almuerzos de 13.00 a 16.00. Dirección: Patría, 4. La Muela. Desvío en la N-340.
8 Santa Lucía. Paraje natural con exuberante decoración, molinos de agua y un acueducto de origen romano. El agua procede del manantial de La Muela. Recomendable la Venta El Toro, famosa por los huevos fritos con patatas, y La Castillería, por sus carnes a la brasa. Horarios de la Venta El Toro: de 9.30 a 23.30 (martes, cerrado). Horarios de La Castillería: de 12.00 a 16.30 y de 20.30 a 23.45. Dirección: carretera N-340 (Cádiz-Algeciras).
9 El Palmar. Once kilómetros de playa de arena fina. Para disfrutar de las puestas de sol. De noche tiene muchas opciones, como el chiringuito El Dorado. Horario de El Dorado: de 11.00 a 3.00, todos los días. Dirección: carretera A-2233.
10 Dehesa de Montenmedio. La finca Dehesa de Montenmedio se extiende por más de 500 hectáreas y cuenta con hotel, campo de golf y centro hípico. En su interior destaca la Fundación NMAC, con obras de arte contemporáneo en diálogo con la naturaleza. Horario de la Fundación NMAC: de martes a domingo, de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00. Dirección: carretera nacional 340, kilómetro 42,5.
Cuidar el paisaje
Gema Carrera, antropóloga y coordinadora de Patrimonio Etnológico del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), estuvo viviendo unos meses en Vejer y conoce bien la población gaditana. En su opinión, esta debe hacer una rigurosa apuesta por proteger su paisaje. Para ello, invita a las Administraciones a poner el acento "no solo en el centro histórico, sino también en los alrededores". Por ejemplo, el control de antenas o de ventanas de aluminio se debe extender a las zonas nuevas de Vejer. A eso se suma la relación de la villa con enclaves próximos como la costa de El Palmar, "que también necesita ser controlada y regulada".
Coordinadora del Atlas Andaluz del Patrimonio Inmaterial y experta en arquitectura popular, Carrera considera que Vejer "debe apostar por un turismo sostenible, responsable y que sea gestionado en lo posible por los propios vecinos para que no se convierta en un parque temático". Para eso, añade, hay que "diversificar y no solo dedicarse al monocultivo turístico", y cita "la importancia de la ganadería extensiva de sus vacas retintas" o el entorno natural que posee.
Evitar el despoblamiento del centro es una de las claves que la antropóloga destaca para que Vejer siga avanzando en un turismo sostenible "sin que se le vaya de las manos". Pero hay más pasos que dar. Aunque el Ayuntamiento se encuentra revisando su normativa urbanística y de protección para ejercer un mayor control, la antropóloga apuesta por dar un paso en la costumbre ancestral del encalado. "Se debería recuperar lo más posible la práctica tradicional de pintar con cal. Eso hace que la arquitectura vernácula cumpla mejor su función (la cal favorece el frescor en el interior de las viviendas) y serviría para recuperar una actividad perdida que existía en la zona, los hornos de cal".
Y concluye diciendo que sería conveniente "relativizar el tópico del pueblo blanco y tener en cuenta que en el pasado se encalaba también usando pigmentos de color".
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