París, con paraguas
El bloguero Javier Ikaz, coautor de 'Yo fui a EGB', se escapó con su pareja a la capital francesa. Una historia pasada por agua
El creador —junto a Jorge Díaz— del blog Yo fui a EGB y de la exitosa enciclopedia visual en varios tomos de igual título confiesa no ser un egebista muy viajero, pero siempre le quedará París…
Ha estado dos veces en la capital francesa.
Así es. Primero de viaje de fin de curso en BUP. El clásico circuito que incluía también Bruselas, Brujas y Gante. Me pilló en la época en que me alucinaba la cultura francófona: las canciones de Brel, el cine de Truffaut… En mi primer viaje compré un número de la revista Cahiers du Cinéma. Después, al casarme volví con mi pareja. Me parecía un plan muy romántico.
¿Y París era una fiesta, como dijo Hemingway?
No tanto para nosotros dos: en lugar de la Ciudad de la Luz fue la del agua. Nunca he visto llover tanto, y eso que en Bilbao caen bastantes chaparrones. Incluso por la noche en la cama oías cómo caía el agua…, no paró en ningún momento.
A pesar de que lloviese a cántaros, ¿salieron a pasear?
Es que cuando llueve tantísimo no disfrutas del paseo, no puedes pararte ni a hacer fotos. Te entran los nervios y, cómo no, empiezas a discutir. Además, las calles son enormes…, todo nos parecía enorme. Era como ir por Bilbao y estar constantemente en la Gran Vía, una y otra vez.
Parece que el agua fue el leitmotiv del viaje…
Sí, hasta en un restaurante tenemos una anécdota al respecto. Nos habían recomendado cenar en la zona de Saint-Germain-des-Prés, pero aconsejándonos que no pidiéramos vino, que subía mucho de precio, sino mejor agua del grifo. Nos parecía muy cutre, pero nada más entrar vimos que en todas las mesas solo había jarras de agua, e incluso el camarero te animaba a pedir una. Por eso regamos la comida con eau de Paris.
¿Se resguardaron de la lluvia en los cafés?
Fuimos a muchos. Yo quería llevar a mi pareja a Les Deux Magots, y la verdad me sorprendió lo cerca que estaban unas mesas de otras. Estabas pegado al vecino…, no me imagino a Sartre escribiendo allí.
Algún buen recuerdo tendrá, a pesar de todo.
El día más bonito fue el de la visita al Museo del Louvre. Estuvimos unas siete horas, porque allí no llovía. Nos empapamos, pero de pintura flamenca e italiana. Y fue en el momento en el que estuvimos mejor y más tranquilos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.