Casona Micaela 2014, un blanco grácil

Tenía pendiente Cantabria la elaboración de un vino de calidad que la incorporara a la recuperación vitivinícola de la cornisa marítima del norte de España. No era tarea fácil, porque la viticultura se encuentra al límite de sus posibilidades, lo que exige años excepcionales y un conocimiento actual de las técnicas de cultivo y vinificación. Venturosamente, en la indicación geográfica protegida Costa de Cantabria, que cuenta apenas con 10 bodegas, las cosas están cambiando gracias al impulso renovador de bodegueros como Carlos Recio Calera.

En 2004 comenzó la plantación de sus viñas, 7,5 hectáreas en el valle de Villaverde, a 400 metros de altitud; y en 2008 construyó la bodega con proyecto del genial Pepe Hidalgo. Finalmente, decidió contar con la dirección técnica de una enóloga fuera de serie, Ana Martín, una garantía.

Lo demuestra esta Selección de Añada de Micaela 2014, elaborada en un año excepcional por la lenta y perfecta maduración de las uvas. Tras una crianza en depósito de acero con sus lías finas de seis meses, el vino regala un delicado paisaje aromático, donde la fruta carnosa se refresca con las notas cítricas, se adorna con pinceladas de miel y romero, y de flores blancas. Grácil, ligero, el gusto parece que se va, pero sin irse.