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El gran jardín de Manhattan Paseantes, runners , neoyorquinos de picnic y turistas de todo el mundo se mezclan en Central Park, la mayor zona verde de Nueva York, entre sendas para ciclistas, paseos literarios, jardines europeos, observatorios de aves, un monumento a John Lennon y hasta pingüinos y leopardos de las nieves. Antes de 1850, el rectangular parche verde que hoy ocupa el corazón de Manhattan era un terreno pantanoso ocupado por granjas, un vertedero, un hervidero de huesos y un poblado afroamericano. Hicieron falta 20.000 peones y dos décadas para transformar aquella parcela en el parque actual: 24.000 árboles y 500 metros cuadrados de bosque, con 21 zonas de recreo, siete reservas de agua y más de 38 millones de visitantes al año. Sergey Borisov/istock Strawberry Fields, un jardín con forma de lágrima, es un monumento en honor a John Lennon, Beattle e icono pacifista en los 70, quien fue asesinado al otro lado de la calle, a las puertas del edificio Dakota, el 8 de diciembre de 1980. Cuenta con una arboleda de olmos y un mosaico de azulejos con una sencilla inscripción: “Imagine”. Yoko Ono financió el monumento. Blaine Harrington III/Corbis Los pasajes arqueados de la Bethesda Terrace, coronada por la fuente de Bethesda, son un punto de encuentro habitual entre los neoyorquinos. Rematada por el Ángel de las aguas, la fuente es una de las más grandes de Nueva York y fue creada por la bohemia escultora feminista Emma Stebbins, en 1868. Bo Zaunders/Corbis Al sur de la fuente de Bethesda se encuentra The Mall (en la foto), un paseo cubierto por viejos olmos cuyo tramo sur, conocido como Literay Walk (Paseo Literario), está flanqueado por estatuas de escritores famosos. De estilo parisino, es, curiosamente, la única senda recta de todo el parque y rinde honores a artistas como Robert Burns o Shakespeare. Andrew F. Kazmierski/istock Su nombre real es Central Park Wildlife Center, aunque nadie lo llama así. En este pequeño zoo -el zoo de Central Park- viven leopardos de las nieves (en la foto), ranas punta de flecha y pandas rojos. Los tanques de los leones marinos y los pingüinos son un hervidero de curiosos cuando los cuidadores alimentan a los animales. El anexo Tisch Children’s Zoo, con sus alpacas y cabras nubias, es un plan con niños perfecto en Nueva York. Susan Watts/Getty Al norte del zoo, la deriva mece a barcos de vela en miniatura sobre las aguas de Conservatory Water. Es uno de los puntos más populares del parque durante los meses cálidos, cuando los niños hacen navegar sus pequeños veleros por él. Su diseño se inspiró en los estanques para maquetas de barcos parisinos del siglo XIX y aparece en 'Stuart Little', clásico infantil de E.B. White. vivalapenler/istock Al sureste de Great Lawn, inmenso prado color esmeralda situado en el centro del parque (donde Simon & Garfunkel dieron aquí su famoso concierto en 1981), Belvedere Castle, un castillo de estilo neorrománico-neogótico conocido como 'el disparate victoriano', es un mirador y un magnífico puesto de observación de aves, construido por uno de los diseñadores de Central Park en 1869. Robinson Becquart/istock El Jacqueline Kennedy Onassis Reservoir es un enorme embalse de 42 hectáreas que ocupa casi todo el ancho del parque a la altura de la calle 90 y ofrece un espléndido reflejo del 'skyline' neoyorquino. Está rodeado por un circuito de 2,5 kilómetros que atrae a hordas de 'runners' neoyorquinos. Andria Patino/Corbis Accesible desde la esquina de la calle 105 con la Quinta Avenida, los 24.000 metros cuadrados de Conservatory Garden (en la foto) constituyen una de las zonas más tranquilas del parque. Es el único jardín formal de Central Park y, posiblemente, el menos visitado. Serpenteantes bojs, flore en primavera, crisantemos en octubre y, hacia el sur, el mayor manzano silvestre del parque, junto a la fuente Burnett. Carol M. Highsmith/Getty