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Ruta imprescindible por San Petersburgo Del museo Ermitage a los palacios veraniegos de la dinastía Romanov, pistas básicas para una primera visita a la llamada Venecia del norte , incluidos los anti-cafés, última moda en la ciudad rusa La avenida Nevsky, la arteria principal de la ciudad, domina todos los itinerarios: casi 5 kilómetros de recorrido, desde el Almirantazgo hasta el monasterio de Alexander Nevsky. Gogol la describió como “el canal universal de comunicación de San Petersburgo” y unos 300 años después sigue siendo así. Pasear por ella es una experiencia esencial, sobre todo al atardecer, cuando la luz crea sombras y resalta las siluetas de su elegante arquitectura. Amos Chapple / getty Al norte del río Neva, la isla de Vasilyevsky cuenta con una nueva joya, el fantástico Museo Erarta de arte contemporáneo, con obras rusas de finales de la era soviética y posteriores, como esta instalación del 'U-Space Cherry Orchard', diseñado por Konstantin Polyakov. erarta.com Más allá de sus valiosísimos fondos, que lo convierten en uno de los mejores museos del mundo, el Ermitage es un museo muy dinámico; las renovaciones son continuas y las piezas expuestas van cambiando debido a la cesión de obras e intercambios con centros de arte de todo el mundo, así que nunca es igual del todo. Gavin Hellier / Corbis La colección del Ermitage, la visita más imprescindible para cualquiera que viaja a San Petersburgo, es impresionante: desde momias egipcias hasta una inigualable fondo de arte de principios del siglo XX, pasando por una colección de pinturas de Rembrandt superior a la del Louvre de París. Y, además, recorrer los aposentos y deslumbrantes salones de la dinastía Romanov. Jon Hicks / Corbis La avenida Nevsky está llena de tiendas, palacios barrocos, iglesias de diferentes confesiones y cafés. Alguno de estos edificios son tan históricos como el Singer, que alberga el agradable Café Singer (en la foto) y una excelente librería. Amos Chapple / GETTY Para disfrutar de panorámica completa de San Petersburgo merece la pena subir los 262 escalones que conducen hasta el mirador de la dorada cúpula de la catedral de San Isaac (en la foto), que se eleva majestuosamente sobre las mansiones y uniformes palacios de estilo italiano que rodean el Almirantazgo. Nadia Isakova / Corbis Con permiso del Ermitage, merece la pena visitar el menos conocido Museo Ruso, un tesoro dedicado al arte nacional que ocupa cuatro palacios asombrosos en el centro de San Petersburgo. El edificio principal, el palacio Mikhailovsky, contiene una colección fascinante de arte ruso: desde iconos medievales hasta obras maestras de las vanguardias del siglo XX. Jon Hicks / Corbis Parece dibujada y coloreada para un cuento infantil. La iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada, de estilo neoruso, es única en San Petersburgo: fue construida para conmemorar la muerte del zar Alejandro II, quien fue atacado en este lugar por un grupo terrorista en 1881 y falleció más tarde a causa de las heridas sufridas en el atentado. Amos Chapple / GETTY Pese a la truculenta historia de la iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada, en San Petersburgo, sus relucientes cúpulas multicolores en forma de bulbo y sus intrincados mosaicos del interior resultan impresionantes. Gavin Hellier / Corbis La pequeña isla de Zayachy, donde Pedro el Grande comenzó la construcción de San Petersburgo, acoge la fortaleza de San Pedro y San Pablo (con su aguja dorada de 122 metros) y una curiosidad: el Club Morsa, donde un grupo de chiflados abre en invierno un agujero en el hielo que cubre el río Neva para darse un chapuzón. Aseguran que elimina dolores musculares, es un poderoso estimulante e incluso mejora la libido. Kirill Shevchenko / Corbis Conocido anteriormente como el Kirov, donde bailaron estrellas como Nureyev y Baryshnikov, la del teatro Mariinsky (en la foto) es, actualmente, una de las compañías de danza más importantes del mundo. Incluso para quien no guste del ballet, el edificio es un monumento por derecho propio, Peter Barritt / Corbis Después de más de una década de obras, el vanguardista anexo del Mariinsky no ha gustado a los conservacionistas de la ciudad. Muchos dicen que parece un centro comercial pero su interior es bastante interesante y tanto la acústica como las líneas de visión son magníficas. Para formarse una opinión al respecto, nada mejor que asistir a un espectáculo (en la foto un ensayo de 'El lago de los Cisnes'). Ruslan Shamukov / Corbis San Petersburgo es una ciudad que se aprecia mejor desde el agua. Pese a los esfuerzos de Pedro el Grande para que la población utilizara los canales para desplazarse, el transporte por barco nunca cuajó del todo en esta Venecia a orillas del Báltico. En invierno no es posible navegar por ellos, pero sí pasear e incluso patinar sobre sus congeladas aguas. R. Shamukov / Corbis La experiencia más maravillosa de San Petersburgo se da a mediados de junio, cuando el sol no llega a ponerse del todo y las llamadas 'noches blancas' son de un asombroso gris blanquecino (en la imagen, vista desde el tejado del Ermitage). Los petersburgueses salen de juerga toda la noche, se celebran festivales y la ciudad disfruta de un ambiente muy relajado, poco habitual. Bojan Brecelj / CORBIS Además de visitar Tsarkoe Selo, la Villa del zar, en Puskin, un buen plan para una excursión de un día es Peterhof, el espectacular palacio de verano de los zares, y los jardines de Pedro el Grande, a orillas del golfo de Finlandia. Es fácil llegar desde el centro de San Petersburgo en el hidroplano que zarpa desde el Almirantazgo. José Fuste Raga / Corbis Para empaparse del esplendor de los grandes zares hay que escaparse a Tsarkoe Selo (Villa del zar), en Puskin, y contemplar los lujosos interiores del palacio de Catalina (en la imagen, el Gran Salón), disfrutar de los jardines y hacer un 'picnic' en el parque predilecto de Catalina la Grande. Shamukov Ruslan / Corbis Para estar a la última en 'Piter' (apodo local de San Petersburgo) hay que dejarse caer por estos “espacios recreativos” con forma de cafetería en los que se paga por minutos de estancia. Ya sea para tomar un expreso, conectarse a la red wifi o pasar la tarde con juegos de ordenador. Verdaderos palacios del ocio entre los que el Ziferburg (en la foto), es uno de los pioneros. ziferblat.net