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Dormir
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Hotel Índigo, Madrid desde la planta 12

Una propuesta desinhibida con el toque de Teresa Sapey

Terraza del hotel Índigo, en Madrid.
Terraza del hotel Índigo, en Madrid.Celia de Coca

Madrid ya no mata. ¿O sí? Habría que preguntárselo al grupo hotelero IHG (International Hotel Group), que ha asumido la responsabilidad de implantar un hito de su nueva marca Índigo en la milla turística de la Gran Vía madrileña. Con ella, la cadena pretende seducir a una generación de millennials cada día más interesados en el sabor local, el consumo de proximidad y el espíritu de barrio cuando visitan una ciudad.

Puntuación: 7
Arquitectura7
Decoración7
Estado de conservación8
Confortabilidad7
Aseos7
Ambiente6
Desayuno6
Atención7
Tranquilidad6
Instalaciones7

Color, ambiente y sabores expresados en las imágenes que visten sus paredes, aunque no del todo en la propuesta arquitectónica. Diseños, texturas y objetos que cuentan la historia del vecindario, aunque dicho vecindario no aporte gran cosa al hotel desde el punto de vista operativo. Servicio extravertido, personalizado y espontáneo, aunque no provenga exclusivamente del lugar en el que se inspire. Almodóvar no está presente, ni se le espera, pero mucho de su histrionismo sí que ilumina el establecimiento desde su entrada.

El barrio tiene un relato preciso en Instagram, que la marca procura alimentar y cuidar desde el amanecer hasta el final de la jornada. Un detalle de las lámparas vinílicas, una silueta escondida detrás del espejo de la habitación, unos pies sobre las tumbonas de la azotea, junto a la piscina de horizonte infinito, un arrebol crepuscular en la ciudad que toca el cielo.

El bar del hotel Índigo, obra de Teresa Sapey.
El bar del hotel Índigo, obra de Teresa Sapey.G. Saiz

Nada en las habitaciones, salvo los murales fotográficos, nos hace sentir verdaderamente el espíritu de la ciudad, quizá porque la propuesta sigue condicionada por el manual de instrucciones de una cadena hotelera. Las camas son gruesas, mullidas, más cómodas de lo que cabría imaginar. Algunas integran la bañera en la alcoba, para la clientela más desinhibida. Otras juegan a retroiluminar de verde o azul los lavabos y las encimeras de los cuartos de baño. Una cafetera Nespresso ayuda a los huéspedes con jet lag a integrarse más rápidamente en la ciudad.

Sin duda, el plato fuerte de este Índigo lo festeja un personaje tan simpático como instruido en las artes culinarias: Andrea Tumbarello, un cocinero siciliano afincado desde hace tiempo en España que ha sido capaz de ponerle el mejor sabor a las plantas 11º y 12º, decoradas por la arquitecta Teresa Sapey.

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