Néctar andaluz de David de Jorge
El cocinero televisivo cree que Sevilla huele a arroz y es un enamorado de Andalucía
El tópico dice que Sevilla huele a azahar. David de Jorge discrepa. En otoño, por lo menos, la ciudad huele a arroz. El cocinero, que presenta Robin Food. Atracón a mano armada en Telecinco de lunes a viernes, es un enamorado de Andalucía y suele escaparse allí más de una vez al año. Sus viajes, por supuesto, incluyen la búsqueda del néctar supremo,como suele denominar a los manjares que dan la felicidad, ya sean una simple tostada con tomate o un langostino de Sanlúcar.
¿Qué es eso de que Sevilla huele a arroz?
Es que los sevillanos ni lo notan, pero pasa porque en toda la provincia hay muchísimos arrozales. Hay un viaje que me encanta y que intento hacer todos los años con mis amigos de allí. Consiste en salir de Sevilla y llegar hasta Sanlúcar de Barrameda pasando por los arrozales. Lo solemos hacer en todoterreno porque vamos por carreteras que no están asfaltadas. Llevamos prismáticos para ir observando los calamones, las grullas y esos bichos fantásticos que hay por ahí. También hay cangrejos en los humedales, liebres salvajes… Por el camino apenas hay civilización, se ve a poquísima gente.
¿Y al llegar?
Nos damos un homenaje en Casa Bigotes. Me encanta. Se comen unos langostinos fuera de serie. En el mismo Sanlúcar también me encanta subir a la terraza que hay en la azotea del hotel Guadalquivir para tomar una copa.
¿De dónde le viene esta pasión andaluza a un vasco de manual como usted?
De mis padres. Él era gallego y ella es irunesa, pero siempre les encantó el Sur y nos lo han transmitido a todos los hijos. Es una cosa muy chula porque tengo amigos heredados de ellos, que son los hijos y los sobrinos de sus amigos. A mí me gusta la luz y el calor, y siempre digo que me encantaría acabar viviendo al menos parte del año por allí.
Tendrá una agenda sevillana de néctar supremo también. ¿Cuáles son sus rincones?
Me encanta la plaza de Santa Cruz, la plaza del Ayuntamiento y parar en el Alfonso XIII, que está precioso después de la reforma que han hecho, para tomar una cerveza. Para comer me gustan La Flor de Toranzo; la taberna Casa Blanca; el Oriza, que es un sitio emblemático de toda la vida, y el Jailu. Yo le llamo Joyería Jailu porque tiene todo el marisco y todo el producto a la vista en la barra. Es una gozada.
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