Shoreditch para primerizos
Restaurantes vietnamitas, hoteles de diseño, propuestas nocturnas para jóvenes y treintañeros y un mercado de flores. Ruta por el barrio 'trendy' de Londres
Todo empezó hace unos 20 años cuando en el barrio de al lado, Old Street, se empezaron a asentar empresas de nuevas tecnologías. Muy pronto la zona se llenó de bares, cafés y restaurantes al mismo tiempo que se disparaban el precio de la vivienda y del alquiler. Shoreditch siguió esta tendencia, aunque con un perfil diferente, hacia lo creativo-hipster-moderno.
El barrio se extiende a ambos lados de Hight Street Shoreditch, con el límite de Old Street en un lado y Hoxton en el otro. Hoy por hoy, Hoxton y Shoreditch se puede decir que son solo uno y, aunque los más jóvenes han emigrado a zonas más baratas como Dalston o Hackney Wick, Shoreditch sigue siendo la madre de toda la modernidad.
Hasta hace no mucho, esta parte de Londres estaba decrépita y sucia, y no era muy recomendable a ciertas horas. El cogollo de la creatividad en que se ha convertido hoy sigue siendo bastante gris, aunque ahora Shoreditch está lleno de barbudos y grafitis (la mayoría muy buenos), es esencialmente urbano y resulta muy interesante para darse una vuelta o incluso para pernoctar (si te lo permite el presupuesto). Esta breve guía te ayudará a conocer uno de los barrios imprescindibles para tomarle el pulso a Londres.
01 Cuestiones culinarias
Cafés y restaurantes no faltan para todos los bolsillos, entre otras cosas porque Shoreditch está llena de oficinas con gente a la que hay que dar de comer. Beagle (397-400 Geffrye St Hoxton), justo al lado de la estación de Hoxton, es muy agradable, con techos abovedados de ladrillo tipo bistró y un aire muy cosmopolita. En Kingsland Road se encuentra algunos de los mejores restaurantes vietnamitas de la ciudad. Son baratos, auténticos y siempre están llenos. Mien Tay (122 Kinglands Road) y Song Que (134 Kinglands Road) son sabrosos ejemplos.
Y luego está Franco (67 Rivington Street), clásico italiano de batalla. Barato, un pelín grasiento (para el estándar londinense), de raciones abundantes y resultado más que decente. Nada de pizzas; pasta y comida de cuchara. También bocadillos y hamburguesas para llevar, de ahí la cola que suele haber en la puerta a la hora de comer. Si te quieres sentar hay que pasar dentro, al restaurante, que no ha cambiado en decenios. Cierra los fines de semana.
Para tomar un café se puede elegir entre Old Shoreditch Station (1 Kingsland) y Shoreditch Grind (213 Old Street), regentado por australianos que siempre sirven muy buen café. Por último, hay una visita obligada al mercadillo de comida callejera de Whitecross Street, del que hablaremos más adelante.
02 Hoteles polivalentes
Muchas cadenas conocidas tienen hoteles cerca de Shoreditch para presupuestos medios. Los hoteles independientes como The Boundary, Ace Hotel y Soho House son para bolsillos más holgados y la diferencia es clara. Son únicos, llevan la firma de diseñadores famosos y muy Shoreditch. Si están fuera de tu alcance, hay consuelo: los dos primeros tienen restaurante, café y bar para tomar una copa por la noche sin problemas. En la terraza del ático de The Boundary puedes desayunar, comer, tomar un café o una copa mientras contemplas una puesta de sol increíble. Tiene chimenea, calefactores para el invierno y mantitas para evitar lumbalgias. Soho House, por el contrario, es un club privado donde solo el hotel es público.
En el otro extremo, aunque nada desdeñable, está el hostal The Dictionary. Moderno, funcional y recomendable no solo para viajeros solitarios a los que no les importa compartir habitación; es ideal para grupos, ya que se pueden reservar habitaciones para 4 o 6 personas y así todo sale bastante económico. El hostel cuenta con wi-fi, lavandería, cocina y un café. El paisanaje suele ser muy joven.
03 Copas y conciertos
La primera recomendación, siempre que se pueda (y normalmente no se puede), es no salir de copas un viernes o un sábado. Como ocurre en todas partes, las zonas interesantes pierden encanto los fines de semana por la noche, cuando atraen a hordas en busca de socializar con el hipster de turno.
Aclarado esto, los corazones jóvenes y hipsterianos tienen una referencia obligada, The Book Club (100-106 Leonard St.). Funciona también como café, donde hacer las tres comidas diarias (atención a los horarios), sala de exposiciones, tiene mesa de ping pong y club en la parte de abajo.
Si la noche continúa, Cargo (83 Rivington St.) es una buen opción. También es de esos lugares polivalentes, aunque, en este caso, los conciertos y su fase club nocturno son los puntos fuertes del local.
The Nightjar (129 City Road) es un bar precioso, sofisticado, íntimo, con una increíble carta de licores, restaurante y conciertos de jazz o blues. La clientela ya suele pasar de la treintena, mismo perfil que hallaremos si tomamos una copa (estupenda) en los de The Boundary y The Ace Hotel. Bebidas de primera calidad y preparación impecable, directamente proporcional al precio.
04 Ruta y curiosidades
El mercado de la flores, en Columbia Road y Brick Lane, queda tan cerca que se puede ir caminando. Menos famoso es el mercadillo de comida callejera de Whitecross Street, a pesar de que lleva casi 150 años en el mismo sitio. Está fuera de lo límites de Shoreditch pero lo suficientemente cerca para no perdérselo. Se celebra todos los días (excepto domingos) desde las diez de la mañana hasta las cuatro de la tarde, aunque un par de horas antes muchas existencias de los puestos se han agotado. La comida, de diferentes partes del mundo, es buenísima.
Desde aquí, la ruta de regreso hasta el corazón de Shoreditch se detiene, en primer lugar, en el pequeño cementerio de Bunhill Fields (38 City Road), un lugar encantador y tranquilo en medio del bullicio urbano (sí, encantador, porque es un cementerio inglés con más de 300 años). Aquí están enterrados, entre muchos otros, el poeta y artista William Blake y el escritor Daniel Defoe, ambos londinenses. Desde City Road continuamos en dirección a Shoreditch por St. Leonard Street, deambulando y curioseando por Curtain Road y Rivington Street, ya en el barrio.
Finalmente, cruzando Shoreditch High Street hacia Calvert Ave se llega a Boundary Gardens y Arnold Circus, un pequeño jardín público circular, nuestro destino final. Es una zona muy bonita para pasear, con pequeños cafés, tiendas y restaurantes. De esta pequeña zona verde salen, de forma radial, pequeñas calles con imponentes edificios de ladrillo rojo que forman Boundary Gardens, considerado el primer conjunto de viviendas de protección oficial del mundo, datadas entre 1890 y 1900. Hoy por hoy, con ese espíritu de comunidad que muchas veces se ve en Londres a pesar de las malas lenguas, sus vecinos tratan de frenar las ambiciones especulativas del ayuntamiento en esta zona, todavía hoy una joya de la corona en manos del pueblo.
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