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Mis 10 hoteles favoritos

El crítico de hoteles de El Viajero, Fernando Gallardo, escoge una decena de establecimientos fabulosos

Reflejo y paisaje en una habitación de The Singular, en la Patagonia chilena.
Reflejo y paisaje en una habitación de The Singular, en la Patagonia chilena.

Probablemente no sean los mejores hoteles del mundo, aunque muchos hacen gala de unos servicios exquisitos, brindan unas instalaciones portentosas y aparecen así laureados en las guías más afamadas. En los cinco continentes, en ciudades, playas y montañas. Extensos y menudos. Algunos, asequibles para darse alguna vez una alegría, pero la mayoría caros, carísimos; precios prohibitivos para el común de los mortales a cambio de lugares que marcan tendencia, igual que la alta costura inspira el prêt à porter. Alojamientos que perduran en la memoria del autor por haber vivido en ellos una experiencia única. Diez recuerdos muy personales que hoy quieren ser compartidos con el propósito de que puedan servir de referencia.

1. La Mamounia
Marrakech, Marruecos
Suite de La Mamounia.
Suite de La Mamounia.

Desde joven había frecuentado este hotel marroquí donde durmieron Winston Churchill, Franklin Roosevelt, Alfred Hitchcock e Yves Saint Laurent. Durante mis solitarias travesías saharianas, sin más lujo que el de apurar una cerveza tumbado en la terraza, frente a los jardines decrépitos de una leyenda turística venida a menos. Cuando regresé para firmar la crítica de El Viajero, todo había cambiado 180 grados. En 2009, el hotel más peliculero de Marruecos fue objeto de una costosa remodelación a cargo del diseñador Jacques García. Acudieron a su llamada los artesanos más finos de todo el país, que restituyeron los zelij (mosaicos), las puertas marqueteadas, los artesonados, la azulejería primitiva… Los salones, ahora sí, encerraban fragancias de cedro, tomillo, jazmín, almendra y agua de azahar. Los parterres relucían de todos los colores. ¡El oasis había resucitado! Pero lo verdaderamente inolvidable llegó de la mano de uno de los chefs de la casa, Rachid Agouray, en una cena con evocaciones de los viñedos del Atlas, bajo el murmullo del agua.

LA MAMOUNIA, Avenida de Bab J’Did. Marraquech, Marruecos. ■ Teléfono: +212 524 388 600. ■ Internet: www.mamounia.com. Precio: desde 430 euros, la habitación doble.

2. Le Taha'a

Polinesia Francesa
Restaurante de Le Taha'a
Restaurante de Le Taha'a

Christine Chevallaz nos acompañó hasta el embarcadero para despedirnos, después de tres días inolvidables en aquella isla edénica de la Polinesia. Al día siguiente teníamos previsto festejar la Navidad en otro hotel en la mítica Bora Bora. Pero nada resultó de acuerdo a lo programado (y ya reservado). Nostálgicos de ese paraíso abandonado, telefoneamos a la directora del hotel con la pregunta clave de quien anhela volver al lugar donde fue feliz: ¿Cuál era el significado de nuestro collar de tiare?. "¿Cómo, no se lo explicaron ayer al embarcar? Es una exhortación a un pronto regreso…"

LE TAHA'A, Archipiélago Motu Tautau. Polinesia Francesa. ■ Teléfono: +689 507 601. ■ Internet: www.letahaa.com. ■ Precio: desde 564 euros la habitación flotante.

3. Soneva Fushi

Maldivas
Piscina de Soneva Fushi.
Piscina de Soneva Fushi.

La feliz noticia nos fue comunicada en la misma lancha que nos conducía al atolón Baa, en las Maldivas. Era un imperativo andar descalzos por toda la isla. Ni pensar en recibir la señal de móvil, radio o televisión. “No news, no shoes” (Sin noticias ni zapatos), rezaba la bolsa de tela donde habríamos de guardar el calzado. Cada cabaña disponía de una playa privada, lujos incontenibles en el baño, un portentoso vestidor, gasas de dosel y una terraza de madera. De noche, unos pétalos dibujaban estelas y agasajos sobre la cama.

SONEVA FUSHI, Kunfunadhoo Island. Baa Atoll, Maldivas. ■ Teléfono: +960 660 03 04. ■ Internet: www.soneva.com. ■ Precio: desde 1.034 euros la noche en pensión completa, estancia mínima una semana.

4. The Singular

Puerto Natales, Chile
El spa de The Singular.
El spa de The Singular.

Una vacaciones en las ruinas descalabradas de un frigorífico entre los hielos de la Patagonia chilena. Un ascensor de cremallera que desciende por la ladera hasta el alveolo de Puerto Bories, a orillas de Última Esperanza. De repente, una sala congelador me recibe sin más habitante que una mesa y un iMac. Es la no-recepción. Continúo por las viejas salas de máquinas, los almacenes de carne, las cintas deslizantes por donde circulaba el hielo recién fabricado. Una escalera minimalista se descuelga, inopinadamente, hasta la incubadora de habitaciones. Abres cualquier puerta y te zambulles completamente en el mar. Ah, sí, a un lado aparece la cama, el sofá, el cuarto de baño… Pero qué importa cuando el espectáculo atruena enfrente.

 ■ THE SINGULAR, Puerto Bories, s/n. Puerto Natales, Chile. ■ Teléfono: +56 61 2722030. ■ Internet: www.thesingular.com. ■ Precio: desde 218 euros la habitación doble.

5. Amanpuri

Phuket, Tailandia
Piscina del Amanpuri.
Piscina del Amanpuri.

Cualquier hotel de la cadena Amanresorts merece ser calificado como el mejor del mundo. Su refinamiento, el sentido espiritual de la hospitalidad, la obsesión por el mínimo detalle te hacen vivir una experiencia difícil de olvidar. Amanpuri significa lugar de paz. Lo de menos es la elegancia de las villas entre los cocoteros o el embeleso de unas vistas al mar de Andamán. Lo persistente aquí es el crujido de las pasarelas elevadas que conectan los pabellones con la playa, el lloriqueo plasticoso de la arena blanca al contacto con el pie o el leve murmullo de los utensilios manejados en la ceremonia del té. Lo único que perturbó el atardecer fue mi chapuzón en la piscina de horizonte infinito.

AMANPURI, Pansea Beach. Phuket, Tailandia. ■ Teléfono: +66 76 324 333. ■ Internet: www.amanresorts.com. ■ Precio: desde 777 euros.

6. Singita Sabi Sand

National Kruger Park, Sudáfrica
Bañera y piscina del Singita Sabi Sand.
Bañera y piscina del Singita Sabi Sand.

La marca Singita (en shangaan, el sitio de los milagros) se ha convertido en poco tiempo en el referente asiático de África. Anfitriones amables y refinados, meticulosos en los detalles como nadie en ese continente. Así me los describieron y así los encontré en Suráfrica (existen otros en Zimbabue y Tanzania). En la reserva privada de Sabi Sand, adyacente al parque nacional Kruger, supe lo que era perseguir leopardos al filo de la medianoche, acuartelado a la izquierda del ranger que cabrioleaba por la sabana con su Land-Rover. Íbamos de un lodge a otro, y vuelta atrás, de los tres que se han construido a orillas del río Sand: Singita Ebony, Singita Boulders y Castleton, la casa madre del abuelo de quien es dueño de la reserva, Luke Bailes. En la suite de estilo colonial mi televisión era la manada vespertina de elefantes a remojo en los bancos de arena que forma el meandro frente a la terraza.

SINGITA SABI SAND, Sabi Sand Private Game Reserve. Kruger National Park, Sudáfrica. ■ Teléfono: +27 21 683 3424. ■ Internet: www.singita.com. ■ Precio: desde 817 euros la habitación doble (en pensión completa, incluidas las excursiones)

7. Pestana Bazaruto

Arquipiélago do Bazaruto, Mozambique
Jardín del Pestana Bazaruto.
Jardín del Pestana Bazaruto.

Ya desde el avión es para no creérselo. Un océano azul azul moteado de arrecifes blancos blancos. Nada más aterrizar en la isla de Bazaruto, a 600 kilómetros al norte de Maputo, salta la pregunta: ¿A qué parte del hotel quieres ir? Mi no entender. Sí, aquí para trasladarte de un bungaló a otro, o para bañarte en una playa alejada del business center, tendrás que solicitar una avioneta. Bazaruto tiene 35 kilómetros de largo por siete de ancho, y la vegetación es a veces infranqueable. Si de verdad te lo propones, puedes tirarte una semana entera sin ver a nadie. Dicho y hecho. Me enfundé el neopreno, me subí a la barca con un par de botellas y, por unos cuantos días, me olvidé hasta de mi propio nombre.

PESTANA BAZARUTO, Ilha da Bazaruto. Inhambane, Mozambique. ■ Teléfono: +258 84308 3120. ■ Internet: www.pestana.com. ■ Precio: desde 261 euros la habitación doble (régimen todo incluido).

8. Palazzo Avino

Ravello, Italia
Terraza del Palazzo Avino.
Terraza del Palazzo Avino.

Colgada de los acantilados de Ravello, esta mansión patricia del siglo XII resume en sus torreones, balcones, ojivas y balaustradas el perfecto manual de la conservación monumental, opuesto al ladrillismo imperante en otras latitudes mediterráneas. Vale la pena desgastarse en mil bordadas a fuerza de winches (manivelas, en términos náuticos) por arribar a ese venerable puerto y degustar su cocina ‘dos estrellas’ Michelin. Desde su belvedere me imaginé allí abajo, a la rueda de un timón, con la vista alzada hacia el palacio, imaginando cómo me sentiría enfundado en unas sábanas de algodón egipcio.

Dirección: Via San Giovanni del Toro, 28. Ravello, Italia. ■ Teléfono: +39 089 81 81 81. ■ Internet: www.palazzoavino.com. Precio: desde 280 euros la habitación doble.

9. Fazenda São Francisco do Corumbau

Prado Bahia, Brasil
Playa de Fazenda São Francisco do Corumbau.
Playa de Fazenda São Francisco do Corumbau.

Arena, arena, arena… Diez kilómetros de playa virgen para pedalear sin cruzarse con nadie, dos de ellos propiedad de la hacienda. Me tocaba curiosear entre todos los alojamientos paradisíacos de la costa brasileña y éste vino a ser el menos lujoso de todos, pero acreditaba el encanto natural de lo auténtico, lo salvaje. Exploré el exterior, los chapuzones atlánticos, las salidas de pesca y safaris fotográficos submarinos. Y también el interior, aún más prometedor, el hábitat desconocido de los manglares. No, Vinicius de Moraes no sonaba aquí.

Dirección: Ponta do Corumbau, s/n. Prado - Bahia, Brasil. ■ Teléfono: +55 11 3078 4411. ■ Internet: www.corumbau.com.br. ■ Precio: desde 650 euros el bungaló.

10. Les Airelles

Courchevel, Francia
Fachada de Les Airelles.
Fachada de Les Airelles.

Eso de bajarte en la propia estación de telesilla no tiene parangón en ningún otro hotel para esquiadores, al menos en los Alpes franceses. Y no en una estación al raso, sino protegida de la intemperie dentro de una lujosa caseta. Quién nos iba a decir a nosotros que un par de amables saboyanos se inclinarían al descender del remonte para soltarnos los esquís, enfundarnos unas pantuflas de pelo, obsequiarnos con unas tazas de caldo y acompañarnos hasta el vestíbulo del hotel mientras se hacían cargo de toda la impedimenta deportiva. Madame Fenestraz era la perfecta anfitriona de esta mansión de aires austrohúngaros hasta que, en 2007, la propiedad fue transferida a la familia Courbit, cuya primera iniciativa ha sido poner al frente de los fogones a Pierre Gagnaire. Al caerle está la tercera estrella Michelin...

LES AIRELLES, Le Jardin Alpin. Courchevel, Francia. ■ Teléfono: +33 (0) 479 00 38 38. ■ Internet: www.airelles.fr. ■ Precio: 1.100 euros la habitación doble.

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