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propuestas

La casa del pacharán

Las bodegas Zoco abren por vez primera al público sus instalaciones en Dicastillo

Javier Rivas
Las bodegas Palacio de la Vega, en Dicastillo (Navarra).
Las bodegas Palacio de la Vega, en Dicastillo (Navarra). Miki ávila

Para curarse de un dolor de estómago, la reina Blanca de Navarra tomó un día de 1441 un aguardiente de endrinas en el monasterio segoviano de Santa María la Real de Nieva. Es una de las referencias escritas más antiguas de lo que desde el siglo XIX se conoce como pacharán, nombre derivado de la expresión en euskera para denominar ese tipo de licor. Para difundir la historia y fomentar el consumo de la que ha sido una de las bebidas de sobremesa más tradicionales, sobre todo en el norte de España, Zoco, la principal marca de pacharán, abre por primera vez sus instalaciones al público en visitas guiadas.

Las Bodegas Palacio de la Vega, donde Zoco produce entre 1,8 y dos millones de litros de pacharán anuales, se alzan en una finca de seis hectáreas en la localidad navarra de Dicastillo, en el entorno de la ladera sur de Montejurra. María Diega Desmaissières y Sevillano, condesa de la Vega del Pozo, una de las mayores terratenientes de finales del XIX, levantó la finca tras heredar un título nobiliario que llevaba acompañado un palacio en ruinas. La condesa rehabilitó el edificio con los mejores materiales de la época, un trabajo realizado por el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, y lo convirtió en su lugar de descanso durante 10 o 15 días a la ida o regreso de los viajes a sus propiedades en Burdeos, donde murió en 1916.

A la entrada de la propiedad, junto a la casa del guarda, construida con los mismos materiales que el palacio y hoy reconvertida en txoko, queda una peculiar memoria de la condesa. Allí se encuentra el mausoleo que le encargó al escultor Mariano Benlluire en mármol de Carrara para dar sepultura a su perro Merlín, un King Charles Cavaliere de su predilección.

Entre las murallas se despliegan pinos, robles, un castañar, centenarios cedros del Líbano o más de 2.000 rosales que la condesa plantó. Tras ser durante décadas un colegio de curas italianos que cerró en 1980, desde 1991 la propiedad alberga las bodegas de Zoco, cuyos responsables han ido recuperando algunas de esas especies y plantado unos mil metros cuadrados de endrinos para hacer demostraciones de su cultivo.

El palacio se encuentra en obras. Propiedad hoy de un grupo inversor de Pamplona, está siendo rehabilitado para dedicarlo a celebraciones. La intención de Zoco es integrarlo en un futuro en visitas más amplias.

Junto a endrinos, ahora en tiempo de recolección, bosques y bodegas, los visitantes pueden participar en un taller de cata para conocer más en detalle las propiedades, características, proceso de producción o historia de este aguardiente. Zoco elabora su pacharán de forma tradicional, como las familias de hace seis siglos: endrinas maceradas durante tres meses en anís, que la propia firma también elabora. Desde 2009, es la única marca que produce su licor utilizando exclusivamente arañones navarros.

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Para actualizar sus formas más conocidas de consumo —solo, con hielo y en chupito helado— un taller de coctelería permite a los visitantes elaborar una bebida frappé, con hielo picado y cáscara de naranja, o un “mojito de pacharán”: cinco partes del licor, una de zumo de limón, hielo picado y hierbabuena.

Zoco fue la primera marca de pacharán comercializada. Nació en 1956 de la mano de Ambrosio Velasco, cuya familia ya se dedicaba a la destilación de alcoholes en la localidad navarra de Viana 140 años antes. Desde entonces es líder en el mercado. Posee 70 hectáreas de endrinos en distintas localidades de la merindad navarra de Tierra Estella. Sus instalaciones dan salida a entre 40.000 y 50.000 botellas diarias, y un 4% de su producción se exporta a países como Reino Unido, Francia, EE UU, Alemania, México o Puerto Rico. Desde hace tres años se ha integrado en el grupo familiar productor y distribuidor DZ Licores. Bajo su impulso surgió en 1988 el Consejo Regulador del Pacharán Navarro, que se encarga de controlar su calidad.

Las visitas a las bodegas se realizan todos los días a las 12 de la mañana hasta un máximo de 18 personas, previa reserva en el 948 527 009 o en el correo infozoco@dzlicores.com. Dura en torno a 90 minutos y cuesta 5 euros por persona.

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Sobre la firma

Javier Rivas
Forma parte del equipo de Opinión, tras ser Redactor Jefe de la Unidad de Edición y responsable de Cierre. Ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS, donde ha trabajado en las secciones de Nacional y Mesa de Cierre y en las delegaciones de Andalucía y País Vasco.

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