Carruajes y pedigrí
Palacio Guendulain, un hotel con vistas a la plaza del Consejo de Pamplona
<DC@1,3,1122,0,0,0,0,-2,2,88,88>Era cuestión de tiempo que el palacio de los Londaiz-Mencos, condes de Guendulain, deviniera en un hotel de lujo. Su emplazamiento único en el centro de Pamplona, donde todos los 7 de julio la coral de la Chantrea se detiene frente a su fachada a cantar el Glorioso San Fermín, lo hacía propicio a la hostelería elegante. Por tradición, por arquitectura y por pedigrí. El palacio fue edificado a mediados del siglo XVIII por el virrey de Nueva Granada, Sebastián de Eslava, y alojó desde entonces a los personajes de alcurnia que pisaban la ciudad. Isabel II lo convirtió por unos días en residencia real.
Puntuación: 7,5 | |
Arquitectura | 8 |
Decoración | 8 |
Estado de conservación | 8 |
Confortabilidad habitaciones | 8 |
Aseos | 6 |
Ambiente | 7 |
Desayuno | 7 |
Atención | 8 |
Tranquilidad | 8 |
Instalaciones | 7 |
</DC>De aquella prosapia, el hotel no solamente ha heredado sus muros, patios, salones y demás hechuras neoclásicas. También, una formidable colección de carruajes antiguos, conservados en un pabellón trasero, salvo la suntuosa carroza dieciochesca expuesta en el zaguán de entrada. No menos aristocrática es la fuente que preside el patio ajardinado, diseñada por el pintor Luis Paret con ocasión de la traída de aguas a la ciudad.
Pablo Carrington, gestor del hotel a través de su empresa MHM, coincide con los condes de Guendulain en que el palacio debe seguir atesorando la exquisitez de la época fundacional en la arquitectura, la decoración y en el ambiente silencioso de sus salones, debidos al arquitecto Luis Felipe de Gaztelu, quien santificó en su rehabilitación la distribución austera de todas las estancias. Incluso el porte del restaurante, cuyo acceso a través de una escalera noble refuerza la marca palaciega del lugar, junto a la seriedad ofrecida por la cocina, recomendada por la Guía Micheliny degustable por 60 euros, vinos de Chivite incluidos.
Los 25 dormitorios exhiben una notoria colección de pinturas de los siglos XVIII y XIX, así como las lámparas de cristal originales —¡qué <CF1200>trabajera</CF> limpiarlas!—, las alfombras y parte del mobiliario de roble y nogal que se utilizaban en el palacio. Mucho confort, mucho abrigo, en todos sus interiores. Lástima que las toallas de baño estén hoy gastadas y que las dimensiones de las salas sean exiguas, pero la ducha en ellas funciona muy correctamente.
Mientras las habitaciones de la cuarta planta, abuhardilladas, apenas dejan entrar la luz por un velux automático, las suites —algo más caras— regalan a sus ocupantes una vista privilegiada sobre la plaza del Consejo. El rectángulo más Hemingway de Pamplona.
Palacio Guendulain
- Categoría: cuatro estrellas.
- Dirección: Zapatería, 53. Pamplona (Navarra).
- Teléfono: 948 22 55 22.
- Fax: 948 22 55 32.
- Web: www.palacioguendulain.com.
- Instalaciones: patio ajardinado, pabellón de carruajes, tres salas de reuniones (250 personas), salón de lectura, bar, restaurante.
- Habitaciones: 23 dobles, 2 suites.
- Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, no admite animales domésticos, garaje concertado a 30 metros del hotel por 17 euros la noche.
- Precios: desde 118,15 euros la habitación doble + 10% IVA; desayuno, 14 euros + 10% IVA.
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