La cortesía como lema

Más que un hotel, o lo que entendemos hoy como hotel, esta novedad en Granada es una pensión de familia actualizada. En ella se siguen recibiendo pasajeros de toda la vida al amparo de un viejo callejón, se les agasaja con una suculenta cena y, aunque no se eche pronto el cerrojo, todo invita a un recogimiento discreto. Párraga Siete está ubicada, como cabe deducir, en el número 7 de la calle de Párraga, cerca del monasterio de San Jerónimo y de la Capilla Real. Un hito en la ruta de las tapas, el buen comer y el copeo nocturno.

El inmueble, construido en el siglo XIX con fines residenciales, requirió una profunda remodelación para dejar abierto a la calle un restaurante que la joven Alejandra se esfuerza en mantener pulcro, bien servido, innovador y económico, condiciones inexcusables para tener éxito hoy en Granada. La ciudad es la segunda en España por sus bajos precios en hostelería.

Ir en coche puede suponer una incomodidad si se quiere utilizar el garaje concertado, a demasiada distancia del hotel para cargar con todo el equipaje. Una vez dentro, la cortesía es la regla en el registro, en el tránsito por las instalaciones, en el desayuno y en la cena, todavía el aspecto más conocido del Párraga tras un tiempo en el candelero de la ciudad.

El patio determina la zona común de estar con un porte limpio, fino, abrigado. Luminoso a ciertas horas. Atemperado en invierno y verano. Diáfano, de contrachapado en las paredes. Minimalista o casi en su mobiliario. Contemporáneo. Sencillo. Eficiente en su funcionamiento. Convincente en su relación calidad / precio.

Minimalistas son también las habitaciones. Algo exiguas, sí; pero sobradas para el nivel de estrellas que el hotel exhibe en su placa exterior. Lástima que las camas sean tan estrechas y con un duro apresto en las sábanas y las almohadas. Lástima también que el sistema de interruptores sea tan confuso. La iluminación es óptima, pero uno se pierde en lograr el ambiente ideal.

Mínimo de tamaños y minimalistas de impresión, los cuartos de baño satisfacen por el brío con que brota el agua de la ducha. Paños y toallas son suaves, aunque los cosméticos podrían mejorar. Lo mejor del hotel es la insonorización de puertas, ventanas y tabiques separadores.

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