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VIAJEROS URBANOS

Navegando por los canales de Ámsterdam

Esta ciudad celebra el año que viene el 750 aniversario de la construcción de los canales

Jose Olcina

El agua está presente en casi cualquiera de las actividades de Ámsterdam, la bien llamada Venecia del Norte. El agua que cae continuamente, el agua bajo el que uno se encoge de hombros mientras pedalea sin descanso para llegar al trabajo, el agua en forma de llovizna que hace soñar con ir de vacaciones a un lugar soleado, pero también el agua que en los días de sol lanza a la gente a los canales a disfrutar de increíbles pic-nics y fiestas a bordo de barcas. Ámsterdam se ve distinta desde los canales, especialmente con el buen tiempo. Incluso sus habitantes cambian su gris mirada de invierno por una más que contagiosa alegría.

Cualquier excusa es perfecta para montarse en una barca. Un paseo por los canales principales, por el Barrio Rojo, por el Jordaan, para efectuar una parada en algún barecito con embarcadero del centro o de los alrededores. Se puede disfrutar en primera fila de conciertos nocturnos en los canales, como en el Grachtenfestival, que se celebra durante casi 10 días a mediados de agosto y que acaba con un increíble concierto sobre el agua en frente del Hotel Pulitzer, o como el concierto del 5 de mayo, que se celebra en el Río Amstel sobre una tarima flotante y en presencia de la reina para celebrar la liberación de los alemanes al acabar la Segunda Guerra Mundial.

La fiesta está servida sobre la barca. Aunque las normativas se han endurecido en cuanto al volumen de la música a bordo de los barcos, todavía son muchos los que cuentan con un buen equipo de sonido y montan sus fiestas privadas apartados del centro. El espacio para navegar parece no acabarse nunca ya que se puede recorrer casi todo el país gracias a la extensa red de canales. Las rutas más populares son el río Amstel en dirección a Oudekerk aan de Amstel, un pintoresco pueblo a nueve kilómetros de Ámsterdam, o en dirección a Vinkeveense Plassen, un área de lagos perfecta para navegar, y también para nadar, situada a 18 kilómetros al sur de Ámsterdam, unas cuatro horas en barca.

Centrándonos en Ámsterdam, la ciudad también tiene otra cara para los turistas. Ver ambas partes de un canal desde el agua no tiene precio. No es solo la impresión de estar en el agua, sino también el hecho de poder observar por dentro las casas flotantes que se apelotonan en los canales. Casas prefabricadas sobre cimientos de betón o adaptadas al casco del barco original. Sorprenden las terrazas de las casas sobre el agua, esos maravillosos ventanales, esos pequeños embarcaderos privados… Y no son sólo las casas las que llaman la atención, hay muchas otras cosas que se aprovechan del agua como la piscina construida sobre o, diría mejor, dentro del mismo río Amstel, al lado de la Torre Philips.

Todo esto está al alcance de los turistas a través de empresas como Lovers Boat Tours, Canal Bus o City Canal Cruise, que han puesto en marcha servicios de navegación por los canales con guías a bordo. Estos grandes barcos surcan los canales cargados de turistas con cámaras digitales preparadas para inmortalizar el momento. Hay servicios más exclusivos, como Classic Boat Tours, y también más locos, como el Floating Dutchman: un autobús que parte del aeropuerto y realiza un recorrido por la ciudad de aproximadamente tres horas, para sumergirse después en las aguas de los canales como gran experiencia final. Sí, como suena, un autobús anfibio.

Hace falta paciencia, las barcas se mueven despacio pero en verano o incluso en un día soleado de invierno, que los hay pocos, ¿quien necesita paciencia? Vale la pena relajarse, sentir el movimiento del barco, oír el ruido del agua al pasar, tomar un vino a bordo y disfrutar de uno de los más preciados tesoros de Ámsterdam: el agua.

Aquellos que todavía no hayan disfrutado de la experiencia pueden esperar a 2013. El próximo año la agenda estará plagada de actividades en el agua y por el agua, ya que la ciudad celebrará el 750 aniversario de la construcción de sus canales. Un año para recordar que Ámsterdam, sin sus canales, no sería Ámsterdam.

Lo mejor de todos modos es conocer a alguien con barca o intentar contratar una como Ámsterdam Canal Fun (amsterdamcanalfun@gmail.com), que ofrece un barco como lounge o barco de fiesta, con servicio de bebidas y catering para un máximo de 25 personas. Así uno sí que se siente como un verdadero amsterdamer.

 

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