Enoturismo al cubo

Bromea su propietario al decir que no sabe si tiene una bodega con hotel o un hotel con bodega. Pero ¿acaso no es esta la ecuación perfecta del enoturismo? Javier Arizcuren, arquitecto, tuvo la clave. Discípulo del gran Carlos Ferrater, acertó a diseñar un cubo varado sobre un montículo de La Rioja que acoge, muy disimuladamente, 14 habitaciones, un restaurante, un spa vinoterapéutico y la bodega donde la enóloga Eva Valgañón cría los tintos El Conjuro, Malacapa, Finca de los Arandinos, así como el blanco Viero. Todo ello rodeado de 16 hectáreas de viñedo entre 500 y 600 metros de altitud, a 10 minutos de Logroño.

Lo conseguido por este joven arquitecto riojano tiene mérito, pues ninguna instalación prevalece sobre la otra. Ninguna molesta al huésped, ni interrumpe el paso de los viticultores. Una escalera exenta vertebra en tres requiebros la triple altura del edificio. Pieza totémica, capaz de hacer convivir con sentido, mesura y luminosidad los cuatro dormitorios que se ha reservado Arizcuren para diseñarlos a su gusto, el gran vestíbulo recibidor, acristalado hacia el paisaje, y la sala de catas, convertida además en mirador de la sala de barricas. Hormigón, metal, vidrio, algunos muros de mampostería y mortero de cal... El cubo no pesa sobre la loma.

Por avatares del marketing, se llamó a David Delfín para decorar 10 de las 14 habitaciones, con un resultado estético más que dudoso. Al modisto debió parecerle fría la arquitectura y juzgó conveniente darle un cierto aire cañí al pasillo y a los propios dormitorios, con baldosas hidráulicas de colores y papeles pintados de florecillas, muy cursilones. Delfín ha desparramado por todo el hotel muebles escandinavos, no siempre los más cómodos, ni los más racionalistas. Así, desentona ver un mueble de madera, de líneas puras, junto a unos cuadritos con bocetos artísticos de ropa y unos cuartos de baño alicatados como aquellos en casa de la abuelita. A mayor gloria, esa misma azulejería abriga el comedor, donde el chef Diego Rodríguez tampoco atina en el punto de la cena, ni en las elaboraciones del desayuno.

Por 160 euros, la suite David Delfín es una habitación amplia, diáfana, con un biombo aparador minimalista y una terraza panorámica sobre el valle del Ebro, Sierra Cantabria y los viñedos de la finca.

El personal, disponible a cualquier hora del día y la noche, siempre muestra una sonrisa deliciosa. Al frente, Miguel Ángel Gil, el más sonriente de todos.

Finca de Los Arandinos

• Categoría oficial: cuatro estrellas.
• Dirección: Carretera LR-137, km 4,600. Entrena (La Rioja).
• Teléfono: 941 44 61 26.
• Fax: 941 44 62 56.
• Central de reservas: 902 01 26 37 (Ruralka).
• Internet: www.fincadelosarandinos.com.
• Instalaciones: jardín, viñedos, terraza, spa, salón, sala de catas, restaurante.
• Habitaciones: 12 dobles, 2 suites.
• Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, animales domésticos prohibidos.
• Precios: desde 90 euros, desayuno e IVA incluidos.