Cena con Edward Hopper en el Thyssen
El museo madrileño abre la temporada de su restaurante y terraza. El plan perfecto combina una tranquila visita nocturna de la muestra del pintor estadounidense y una exquisita cena
A las 20.30 el último turista japonés que ha llegado en autobús se despide del museo Thyssen-Bornemisza de Madrid con un fajo de postales de Max Ernst, Lacroix o Lorenzo Lotto. El centro de arte respira más tranquilo. Es hora de las visitas nocturnas a la nueva exposición temporal del pintor neoyorquino Edward Hopper, inaugurada hace unos días, que en verano alarga su apertura al público hasta las 23.00. Pero el plan se presenta doble, cenaremos en El Mirador del Thyssen (http://elmiradordelthyssen.com, 914 29 39 84, paseo del Prado, 8), el restaurante y terraza en el ático del museo que se abre cada verano únicamente durante dos meses.
Acuarelas de tejados y fachadas, influencias de Monet, los primeros años de un Hopper más publicitario, y por supuesto, Habitación de hotel (1931), su obra más reproducida. Una guía nos acompaña por un museo austero de público, con pequeños grupos de visitantes, aquellos que quieren apreciar el arte de manera pausada.
Al fondo, frente a uno de los desconocidos grabados de 1922 de Hopper, vemos a un hombre aislado, agarrado de la mano de otra mujer. Es Antonio López, el pintor español que hace justo un año reventaba la taquilla del Thyssen con su gran retrospectiva. "¿Le gusta la exposición?", le asaltamos. "Nos gusta mucho, es increíble este pintor", cuenta relajado. "¿Qué hacéis aquí a estas horas? ¿A qué te dedicas?", me pregunta. "Soy periodista, vengo a ver la exposición y luego a cenar al restaurante, así cierro el círculo, ¿se anima a cenar?". López se ríe y nos comenta: "No, no gracias, pero sí que es verdad que esta es la mejor hora para visitar el museo". Y con la misma austeridad nos despedimos de él, nos hacemos la foto de rigor con el mito artístico para colgar en Instagram y subimos hasta la última planta del museo para cenar.
Allí, con las cúpulas de los árboles del Retiro como línea de horizonte, mezclamos sabores y recuerdos de la exposición que acabamos de visitar. La Anguila cabayaki con maíz en dos texturas evoca los matices más fríos de Conference at night (1949), el Jarrete de cordero glaseado con trinxat sería propio de los personajes de Dos en el patio de butacas (1927), y la Casa junto a la vía del tren (1925) pondría el punto final al Cubo de rubik de frutas y sorbete de gin & tonic.
Hemos maridado con arte, todo un atrevimiento, sobre todo para Hopper que, cuando abandonamos a medianoche el museo, vacío, silencioso y aislado, nos vigila desde el fondo de una sala y parece que quiere convertirnos en otro de sus personajes.
Hopper se puede ver hasta el 16 de septiembre, de martes a sábado de 10.00 a 23.00 horas, los domingos y lunes de 10.00 a 19.00.
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