Los plásticos, ese mal
La directora de expansión para España de Design Hotels (www.designhotels.com), un club de calidad que reúne a establecimientos que marcan la tendencia de la hotelería contemporánea de diseño, prefiere ceñirse a una máxima que no tiene vuelta de hoja: los materiales. "Al final, es la única diferencia clara entre un hotel malo y uno bueno", dice. "Primero porque dicta el diseño: los materiales nobles -la piedra, la madera- te obligan a crear un diseño atemporal, aunque solo sea por lo caro que es reemplazarlos.
Los plásticos, un mal muy extendido en Europa, se usan para cosas perecederas y generalmente de gusto cuestionable que abaratan la experiencia en todos los sentidos". Lo segundo es una cuestión de higiene: los materiales nobles no se gastan y evitan el más innoble de los recuerdos en un hotel: que ya se ha usado esa habitación antes. "Los materiales sintéticos se traducen en cantoneras picadas, baños menos que relucientes y ángulos con rozaduras". Lo cual recuerda a no pocos que están durmiendo en un lugar tan usado como el metro.
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