Un Saura en la etiqueta

En la bodega Enate de pronto el muro acoge una obra de Vicente García Plana, un ensamblaje mudable de cuadritos, collages en los que narra, con detalle y sutileza, cada uno de los parámetros que atañen al vino, desde el vidrio al tiempo, desde la tierra a las lunas, desde la raíz a las copas. Es una de las 140 obras de arte contemporáneo que la bodega ha reunido, la peculiar visión del vino por parte de artistas como Antonio Saura, Eduardo Chillida, Salvador Victoria, Antoni Tàpies, José Manuel Broto, Eduardo Arroyo, Gustavo Torner y un largo etcétera. Sus obras se han convertido así en las etiquetas de cada vino, un intento de que el diseño de la botella simbolice el valor de su contenido. Los originales se reúnen en la sala de exposición, en el piso superior de la bodega, y en muestras temporales. Enate, contenido y continente, busca convertirse así en un mismo objeto de deseo.

La bodega está siempre abierta al visitante, con la intención de mostrarle su estructura en un recorrido interesante, tal como la concibió su arquitecto, Jesús Manzanares. Ya desde el recibidor, en un perpetuo juego de luces, se pueden contemplar a través de un amplio ventanal los dos puntales esenciales de esta bodega singular: el viñedo y un bosquecillo de esculturas humanas que, como en danza ritual, celebran las estaciones.

Y siguen a las estaciones el verdor o el ocre rojizo de los pámpanos, el cuajado del fruto, el envero, la vendimia. El recorrido interior se hace entre las curvas de un túnel que sorprende a cada recodo, un camino de luz y ladrillo que se adentra en los detalles de esa labor tan minuciosa, tan humana y tan tecnológica como es hacer vino.

» Enate (www.enate.es). Salas Bajas (Huesca).