Caldero en cinco entregas

Hay algunos restaurantes -pocos- que merecen la pena por un solo plato. Especialidades tan suculentas que alcanzan el rango de memorables. No es el caso de Venezuela, marisquería en el paseo marítimo de San Pedro del Pinatar, en Murcia, cuya carta contiene abundantes propuestas de interés y cuya vitrina acristalada, repleta de mariscos y pescados, resulta apabullante.

Sin embargo, por encima de cualquier otra recomendación, su arroz al caldero inspirado en el estilo de los pescadores de la zona justifica con creces la visita. Comienza con un plato repleto de las cabezas y las agallas de grandes mújoles troceados. Piezas fritas y churruscantes, cuyas pieles y huesecillos crujen como cortezas. Sigue un guiso de tomate de gusto intenso que envuelve los hígados y las tripas de los pescados empleados en el caldero, conjunto contundente. Y luego, a modo de pausa, una taza del caldo del pescado utilizado para cocer el arroz, intensamente yodado. Como cuarto servicio el arroz, limpio, sin tropezones, que llega hasta la mesa en un caldero de hierro fundido, y en el que el fondo de ajos y ñoras se integra perfectamente con el gusto de varios pescados, rapes, mújoles y gallinetas. Arroz meloso, con el punto de cocción justo, que se acompaña de un alioli demasiado racial, que desestabiliza el arroz por la agresividad del ajo. Y como quinta y última secuencia, las rodajas de los pescados, que milagrosamente se sirven jugosas y bañadas en un caldillo corto. En suma, una receta de precio moderado, 14,58 euros por comensal, que se desdobla en cinco servicios. Es lógico que solo este caldero atraiga a legiones de adictos. Y eso a pesar de que la casa también presume de otros hitos como la dorada a la sal o el arroz ciego de frutos marinos.

Entre los mariscos al peso llaman la atención los cangrejos del Mar Menor, las cañaíllas y las coquinas. Son muy finas las quisquillas hervidas, a pesar de que se sirven casi heladas, y cumplen con las expectativas las gambas rojas a la plancha. Entre los pescados de la costa destacan el mero, los salmonetes y los lenguados terciados, que se preparan rebozados o a la plancha. Es magnífico el pulpo a la plancha, y desmerecen los falsos chanquetes, pececillos inmaduros que se saltean al ajillo y se presentan sobrados de grasa.

Justo ahora, hay que solicitar una especialidad de temporada, las huevas y los letones (líquido seminal) de los estorninos y las caballas, pescados azules muy parecidos. Se sirven rebozadas o a la plancha. Tampoco desmerecen los guisos de la semana, que rotan por días: fideos con almejas, garbanzos con rape, jibia con alcachofas y habichuelas con almejas.

Donde la casa desfallece es en los postres, que no están a la altura, y el café, amargo y sin aromas.