Quedarse en verano, pero con vacaciones
Refugiarse entre las dunas de Fuerteventura o perderse, verdaderamente, en una hacienda rural de Segovia. Seis propuestas de alcance nacional e intenso disfrute, en tiempos poco propicios para grandes alardes viajeros
Con calor a la vuelta de la esquina y días libres en la agenda, resulta imposible contener el espíritu viajero que exige planificar unas vacaciones a estas alturas del calendario; aunque sean cortas o de moderado alcance. En tiempos de austeridad, también en lo viajero -el 67% de los españoles veraneará sin salir de territorio nacional según Trivago.es-, seis propuestas de corte ibérico y coste bajo (archipiélagos incluidos), que permiten colmar la necesidad de una desconexión absoluta cerca del mar, en un entorno rural, derrochando adrenalina en parques temáticos con los más pequeños o sucumbiendo al capricho crucerista.
01 Antojo de Fuerteventura
La fórmula del todo incluido es una alterativa para aprovechar los servicios del hotel a su antojo sin la tentación de provocar un desfalco. Una semana en Fuerteventura desde 346 euros incluye vuelo, apartamento y traslado saliendo desde Madrid los días seis y siete de julio. Aterrizados en una isla de las playas de catálogo, es un pecado no recorrer las dunas de la costa de Antigua, donde se localiza el complejo, y volver a la Península con un recuerdo de su artesanía tradicional, la cerámica del molino local. A un paso, la vida nocturna del verano se palpa en el núcleo turístico de Puerto del Rosario.
02 Calas con gracia en Mallorca
De las enormes playas de Fuerteventura a las sugerentes calas de Mallorca. Es Trenc, en la zona sur, es una franja de arena blanca y refinada, símbolo de inquietud conservacionista que impidió su urbanización masiva, aunque es posible encontrar chiringuitos y tumbonas. Forma parte de los pulmones verdes de Colònia de Sant Jordi y, en verano, es una recomendación solo apta para bañistas madrugadores que buscan dónde tender su toalla.
Otra forma de certificar el atractivo del sureste mallorquín es caminar desde el cabo de Ses Salines hasta la recóndita Es Caragol, donde retirarse entre dunas colonizadas por lirios y cardos marinos. Aunque para perderse de verdad, una excursión para descubrir playas vírgenes en Cabrera permite sumergirse en las aguas de la Cueva Azul y rodearse, como mucho, de peces en sus fondos marinos. Tras la exposición solar, reponerse en un hotel de cuatro estrellas durante tres noches con vuelo incluido desde Madrid, es posible desde 288 euros con la agencia Destinia. Sobre el paseo marítimo y la Bahía de Palma , desayunar como un rey frente al Club de Mar y, al lado, el centro comercial de Porto Pi, por si alguien quiere invertir en compras el dinero ahorrado en la estancia.
03 Lechón asado y espíritu rural
Para los que declaran su pasión campestre, perderse en Segovia tiene como recompensa un buen asado castellano en los mesones de sus villas rústicas, las auténticas, como Turégano donde, además, descubrir su castillo de orígenes celtíberos o incluso realizar una ruta natural de unos doce kilómetros recorriendo los molinos del pueblo a pie o en bicicleta. La opción de visitar la villa medieval amurallada de Pedraza, también a un paso, es una buena excusa para deleitarse con la contundente gastronomía segoviana. Pero para realmente desconectar del mundo terrenal, la estampa interior es Carrascal de la Cuesta, donde reside una treintena de vecinos. Allí espera la Abubilla, una casa rural cuyos techos abuhardillados y de madera mantienen la esencia de la arquitectura tradicional de la zona. En verano, de domingo a jueves, una noche gratis al contratar una estancia de dos y, para estancias largas, descuento del 22 por ciento.
04 Bilbao desde el spa
Los amantes de la arquitectura moderna saben que Bilbao es un destino estrella. Tanto para primerizos como para reincidentes, la ruta es un lujo nada desorbitado para unas vacaciones en las que empaparse de su arte mezclado con pinchos para el delirio o sesiones regenerantes de spa. Lastminute ofrece siete noches en el Hotel Spa Husa Jardines de Albia, de cuatro estrellas, al pie de lugares donde se dispara la creatividad como el Museo Guggenheim, el Palacio de Congresos Euskalduna y el casco viejo de la ciudad. Con vuelo desde Madrid, la primera semana de agosto, desde poco más de 300 euros.
05 Costa y montaña rusa
Los viajeros que orientan sus vacaciones a los gustos de sus hijos conservan de comodín los parques temáticos. No hace falta desplazarse a Orlando o París. Terra Mítica, en Alicante, complementa unas vacaciones en la costa con una oferta de dos por uno en las entradas a las atracciones hasta el 30 de junio con Mucho Viaje. El segundo día es gratis para los que necesitan una dosis extra de adrenalina en una ruta excitante por China, el lejano Oeste, México y Polinesia, eso sí, sin salir de Port Aventura, en Tarragona. Los que combinan diversión con formación encuentran un chollo con la entrada a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en Valencia, desde siete euros. Además de experimentar en primera persona la ciencia, el plan se complementa con proyecciones en tres dimensiones en el cine Imax del conjunto o la visita al Oceanográfico, el mayor acuario de Europa con más de 500 especies marinas.
06 Mediterráneo desde el barco
Con salidas desde Barcelona, el Mediterráneo queda tan a mano que es difícil resistirse, al menos una vez, a conocerlo desde el crucero. Una semana en julio a bordo del Grand Holiday con pensión completa no llega a los 500 euros por persona a través de Viajar.com. Conocer ciudades como la francesa Villefranche, con su costa azul entre Niza y Mónaco, se mezcla con los espectáculos habituales dentro del barco. El trayecto también permite conocer la romántica Livorno, en la Toscana; darse un baño reconfortante en las termas della Ficoncella de la población de Civitavecchia, en la zona centro de Italia; descubrir por qué dicen de Nápoles que es tan caótica como encantadora a la sombra del Vesubio y bañarse sin falta en la playa del Poetto, el arenal urbano de Cagliari, en Cerdeña.
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