Redescubrir Madrid de la mano de Galdós
Seguimos los pasos de don Benito Pérez Galdós por su Madrid decimonónico, querido, provinciano y, sobre todo, muy popular
La perspectiva de cómo se mira una ciudad se sustenta en cada una de las detenciones que se generan en el recorrido. Muchas veces se pasa por calles cotidianas sin percatarse de lo que han vivido sus adoquines. Benito Pérez Galdós se enamoró de Madrid nada más llegar. A sus diecinueve años aprendió más en sus calles que en la Universidad Central. Estas vivencias capitalinas las plasmó en muchas de sus novelas realistas donde el Madrid de esa época, en todas sus dimensiones, la burguesa, la popular, la más costumbrista fue otro gran protagonista.
Don Benito se pasea por Madrid
El recorrido por los lugares de Galdós ha de comenzar en la calle de las Fuentes, número 3, en el centro de Madrid. En esta calle, muy cercana al Teatro de la Ópera, se encontraba la pensión donde el escritor canario se instaló por primera vez a su llegada a la capital. Ahora, en los bajos de esta casa se encuentra el restaurante mexicano La Mordida. Este barrio fascinó a Galdós, estaba a un paso de la Plaza Mayor, una de sus ubicaciones preferidas. El paseante galdosiano podrá moverse desde aquí, hasta la calle Arenal y llegar hasta la Puerta del Sol, uno de sus lugares habituales ya que aquí, en el número 15 (ahora el 14), se encontraba el Café Universal, centro de reunión y tertulia de los canarios en Madrid. A pocos pasos de este lugar, en la calle Victoria, se encontraba el café La Fontana de Oro, un clásico foro de políticos y literatos muy frecuentado por el escritor y que dio nombre a su primera novela publicada en 1870. Ahora el paseante podrá tomarse una cerveza ya que el lugar es un acogedor pub irlandés. Desde la pensión se puede realizar el recorrido que hacía todos los días para ir a la Universidad Central, ubicada en la próxima calle de San Bernardo, un paseo de unos veinte minutos atravesando la Gran Vía. Mientras se sube esta calle, se podrá uno detener en la librería cafetería Fuentetaja, tomar un café en el bistró Max Estrella, en el número 35, y leer algunos fragmentos literarios del primer Galdós o ampliar estos retazos de su vida en la obra biográfica de referencia firmada por el historiador y galdosiano por excelencia, Pedro Ortiz-Armengol.
El siguiente lugar que escogió Galdós para hospedarse, no estaba nada lejos del barrio que le acogió, fue en el número 9 de la calle Salud, en estos momentos, con los cambios de nombres, la ubicación exacta de este segundo domicilio se encuentra en una perpendicular de la calle Salud, la calle Abada, número 2. Muy cerca de ella, se hallaba la calle del Olivo, ahora denominada calle de Mesonero Romanos (por cierto, el historiador fue un gran amigo de Pérez Galdós), y ahí vivió también durante algún tiempo de su vida estudiantil el autor de los Episodios Nacionales. Sin movernos de la zona de Palacio podremos acercarnos a la calle Fomento, callecita pequeña que empieza en la cuesta de Santo Domingo y acaba a las espaldas del Senado, en el número 15 se encontraba el diario El Debate en el que colaboraba, una placa conmemorativa nos recuerda su paso por esta calle.
De lo popular a lo burgués
Otra parada necesaria en esta ruta será el barrio Salamanca, este barrio burgués por excelencia que databa, en esta época, con menos de tres décadas de antigüedad, fue el destino elegido por Galdós para vivir. En el número 8 de la calle Serrano se instaló Galdós con sus hermanas y sobrinos, desde sus balcones podía verse la construcción de lo que sería la Biblioteca Nacional y el Museo Arqueológico. A día de hoy no existe este número, si se quiere detener el paseante galdosiano a las puertas de su casa tendrá que hacerlo en el número 22, esquina con la calle Jorge Juan. Tiempo después, el cada vez más afamado escritor decidió sustituir esta casa, ya un poco anticuada por otra de más nueva construcción y ubicación. No muy alejado de su actual domicilio encontró la que sería su próxima vivienda en el número 2 de la Plaza de Colón, en el esquinazo que lindaba con el final de Recoletos y el principio de la Castellana. Fue destruido bien entrado el siglo XX pero se podrá encontrar fácilmente su situación. Para terminar este recorrido vital de Galdós hay que detenerse en el barrio de Argüelles. Corría el año 1897 y ya había publicado las dos primeras series de los Episodios Nacionales, El abuelo estaba cosechando un gran éxito, y se había convertido en su propio editor. Galdós se instaló en la actual calle de Alberto Aguilera número 70, esquina con la calle Gaztambide. Aún se puede ver la fecha de su construcción en 1889 en su enrejado, el jardín que disfrutó el autor de Electra ahora es una construcción en la que se encuentra la tienda de una conocida cadena de lencería.
El paseante puede terminar la ruta galdosiana en lalibrería Pérez Galdós situada en la calle Hortaleza, número 5, al lado de Gran Vía. Esta librería abrió sus puertas en 1942 de la mano de los herederos del magnífico escritor. Un poquito más arriba, perpendicular a ésta, se encuentra la calle que lleva su nombre, demasiado pequeña para este gran autor. Sólo a veinte minutos caminando de aquí se puede hacer la última parada en el Café Galdós, calle de los Madrazo, número 10, cercana al barrio de las Letras, un buen lugar para tomarse un tentempié, escuchar buena música, y concluir el pasaje por este Madrid recubierto de tintes galdosianos.
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