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FUERA DE RUTA

Vistas a la ciudad de hielo

Paraíso para el esquí en invierno, el macizo de la Marmolada ofrece también un interesante recorrido histórico como inusual escenario bélico durante la Gran Guerra. Y el espectacular 'skyline' de Dolomitas siempre alrededor

Para los escaladores austriacos el verano de 1914 fue intenso y extraño. Después de las escaladas veraniegas en Dolomitas llegaría la guerra, el alistamiento forzoso y para muchos de ellos, la muerte. En aquellos tiempos, este macizo rocoso de abruptos y espectaculares perfiles marcaba la frontera entre el Imperio Austrohúngaro y el Reino de Italia. Y entonces, estalló la Gran Guerra.

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La Marmolada, cima principal de los Dolomitas, se convirtió entre 1915 y 1917 en un punto estratégico fundamental, y en el propio frente de batalla: pasos de montaña convertidos en puestos de artillería y glaciares que ocultaban redes de trincheras subterráneas. La línea de confrontación se situó a tres mil metros de altura y los bombazos estallaban alrededor de la Punta di Penia (3.343 m), cumbre de este macizo dolomítico. Nidos de ametralladoras excavados en la roca y un auténtico cuartel horadado en un helero gigante.

La ciudad de hielo

Un entramado de túneles de hasta 12 kilómetros de recorrido seccionó las heladas tripas del glaciar de la Marmolada a principios del siglo pasado. Lo que actualmente conforma un paraíso para el esquí (la interminable pista Bellunese supera los 10 kilómetros sobre el glaciar), albergó en tiempos bélicos una auténtica ciudad bajo el hielo: cocina, enfermería, cañones, letrinas, centro de comunicaciones, polvorines, refugios antibombas, leñera y hasta cantina y club de oficiales.

Proyectada por Leo Handl, ingeniero, alpinista y teniente del ejército austrohúngaro, albergaba permanentemente entre 300 y 400 soldados del ejército austrohúngaro. Equipada con estación de alto voltaje que canalizaba la corriente eléctrica proveniente de Canazei, la ciudad de hielo contaba con iluminación interior, y permitió aislar a las tropas austrohúngaras de las gélidas condiciones meteorológicas de la Marmolada (en torno a los 30 grados bajo cero). Incluso un efectivo sistema de ventilación permitía extraer el humo de las estufas que relajaban las temperaturas dentro del hielo a menos cinco grados en invierno y cero en verano.

El inevitable avance del helero arrastró tan inusual fortín, para ir destapándolo posteriormente con el paso de los años: mobiliario, armamento y hasta restos de soldados momificados desde 1917 salieron a la luz vomitados por el corrimiento glaciar. El último, en 2008, correspondía al cuerpo de un combatiente italiano que emergió del hielo de la Marmolada, con las botas puestas todavía.

Cuevas y cañonazos

Las tropas italianas se apostaron sobre la escarpada Cresta Serauta, excavando grandes agujeros en las paredes de roca dolomía que se convirtieron en puestos de artillería a tres mil metros de altura. La helada cuenca situada entre ambas posiciones, conocida como la Marmolada di Ombretta, se convirtió en el principal escenario bélico, con violentos bombardeos y fuego cruzado.

El avance de ejército italiano también trazó galerías en las entrañas de las paredes dolomíticas hasta arrebatar al enemigo la estratégica posición Forcella V, bajo la cima de la Marmolada. Estas fortificaciones y galerías han sido rehabilitadas en la actualidad y se pueden visitar en verano, cuando la ausencia de nieve lo permite. Un itinerario parte desde la estación del funicular de Punta Serauta.

Museo con vistas

Esta estación, segunda parada del teleférico que asciende hasta la Punta Rocca, acceso para esquiadores a la inmensidad del glaciar de la Marmolada, acoge además el Museo de la Guerra, el más alto de Europa, ubicado a 2.950 metros y de entrada gratuita.

La muestra, de espectaculares vistas hacia el skyline dolomítico, pretende rendir un imparcial homenaje a los caídos en ambos bandos durante la Gran Guerra en estas latitudes. Destacan tanto la maqueta que reproduce a escala la fascinante ciudad de hielo, como buena parte de las reliquias militares austrohúngaras que fueron rescatadas de sus entrañas, después que el glaciar de la Marmolada las conservase celosamente durante décadas.

www.museodellaguerra-marmolada.com

Relajadas vistas el glaciar de la Marmolada
Relajadas vistas el glaciar de la MarmoladaJ. PASTOR
Panorámica de la Cresta Serauta y la posición Forcella V, desde la estación de Serauta, en el funicular que asciende a Punta Rocca
Panorámica de la Cresta Serauta y la posición Forcella V, desde la estación de Serauta, en el funicular que asciende a Punta RoccaJ. PASTOR

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