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Sinfonía de una tragedia El 3 de agosto de 2014 el autoproclamado Estado Islámico invadió las poblaciones de Sinjar con el objetivo de exterminar al pueblo yazidí, asesinando a los hombres, reclutando como soldados a los niños y secuestrando y esclavizando sexualmente a las niñas y mujeres. Fahad Herbo recorre las ruinas de la ciudad de Sinjar junto a su “Tembur” instrumento musical tradicional yazidí. El 3 de agosto de 2014 el autoproclamado Estado Islámico invadió las poblaciones de Sinjar con el objetivo de exterminar al pueblo yazidí, asesinando a los hombres, reclutando como soldados a los niños y secuestrando y esclavizando sexualmente a las niñas y mujeres. Pablo Tosco La casa de Fahad y su familia fue destruida saquearon las puertas y ventanas. Al regresar, tras cinco años en el exilio, halló entre los escombros los restos de sus instrumentos musicales. Eran sus reliquias y no las había podido llevar consigo en la huida. Pablo Tosco Falah junto al lago Duhok, región del Kurdistán iraquí donde miles de personas buscaron refugio y protección, allí se instalaron los campos de personas desplazadas yazidíes tras huir de la violencia del Estado Islámico. Pablo Tosco Según la tradición Yazidí, cuando la supervivencia del pueblo esta en riesgo por la persecución y la violencia hay que huir a las montañas, ellas son un espacio de protección. Unos 50.000 yazidíes se escondían en las montañas bajo un sol insoportable mientras miles de yihadistas trataban de darles caza. Pablo Tosco Fahad muestra las fotos de su familia encontradas entre las ruinas de su casa. En Tel Ezzir. Pablo Tosco “Os convertís o moriréis”, fue el ultimátum que se convirtió en persecución y posterior genocidio. Miles de personas fueron ejecutadas en masa, fusiladas, enterradas en fosas comunes o murieron de sed y hambre en las montañas de Sinjar. Pablo Tosco Fahad Herbo en el cementerio de Gabara donde junto a su familia y miles de personas que huyeron de sus pueblos buscaron refugio. Durante varias noches durmieron entre las tumbas al raso. Pablo Tosco El Monasterio de Lalish es el lugar de peregrinación para el pueblo yazidí donde se encuentra la tumba del jeque Adi ibn Musafir, místico sufí, que en el siglo XII se instaló en este valle y enseñó los preceptos religiosos del yazidismo. Pablo Tosco Entrada a la tienda de Seerin en el Campo de personas desplazadas de Kabarto and norte del Kurdistán Iraquí. Pablo Tosco Seerin tiene la mirada perdida, pronuncia frases que duran 10 segundo y luego se ausenta. Cuando el Estado Islámico arraso su pueblo, Domiz de Sinjar, junto a su familia huyó a las montañas, pero fueron interceptados por los terroristas, a su marido lo asesinaron, a ella y sus hijas las llevaron a Mosul para ser vendidas, a sus hijos los reclutaron como soldados y se los llevaron a Deir Ezzor. Pablo Tosco Seerin fue separada de sus hijas y liberada gracias al pago de su hermano, que la trajo de vuelta a Irak. “Mis hijas siguen hoy secuestradas. Están en el campo de Al Hol, en Siria. Me han enviado fotos, pero no tengo dinero para pagar su liberación ” susurra Seerin. Pablo Tosco Fahad, hijo mayor de Seerin, fue secuestrado y reclutado como soldado. “A Fahad, le obligaron a entrar en combate. Y perdió una pierna”, explica Seerin. Tras la caída del califato fue encerrado hasta que un carcelero lo reconoció como yazidí y lo liberaron en 2019 tenia 14 años. Pablo Tosco Rana junto a otras jóvenes yazidíes, con inquietudes musicales, refugiadas en el campo de Kankhe montaron un grupo de coro y percusión llamado Ashti, “Paz” en lengua kurda con el apoyo de Mirzo Music Fundation. Pablo Tosco Rana huyó de su pueblo junto a su familia atrás la llegada del Estado Islámico y encontraron refugio en el campo de personas desplazadas de Kankhe. Es una joven que encontró en la música una forma de sanar las heridas provocadas por las perdidas y procesar la vida día a día en un limbo como lo es un campo de desplazados. Pablo Tosco Suleiman, padre de Rana, junto a su esposa Ayran en su tienda de campaña en el campo de personas desplazadas de Khanke, Desde 2014 llevan refugiados en este recinto a la espera de que su pueblo sea seguro para regresar. Pablo Tosco Ashwan en el campo de personas desplazadas de Khanke. Unas 350.000 persona yazidíes siguen atrapadas en campamentos en el norte de Irak. Pablo Tosco Abu Rahad, vive en el campo de refugiados yazidí de Isyan. Abu Rahad muestra las fotos de sus familiares desaparecidos. Ha pagado a los secuestradores mas de 150 mil dólares para recuperar a sus familiares: un nieto, dos hijas, su mujer y un yerno. Pablo Tosco Las familias yazidíes que huyeron se Sinjar llevan años viviendo en tiendas de campaña desgastadas por el clima sin acceso adecuado a alimentos, agua, electricidad, educación u oportunidades de trabajo. Pablo Tosco Dexîl Garo era campesino de Sinjar hasta que el Estado Islámico ocupo su pueblo por la violencia y lo obligo a huir junto a su familia, tras días en busca de refugio se instalaron en el campo de Kobarto, allí llevan desde 2014 en una situación precaria, sin servicios sociales básicos, esperando poder regresar a su pueblo. Pablo Tosco Dexil ha canalizado su angustia, en este limbo que es un campo de desplazados, a través la poesía. Pablo Tosco En sus relatos reflexiona sobre el aumento de los niveles violencia y desesperación en el que crecen los niños y la falta de proyección para los adultos que ha llevado a muchas personas a suicidarse. Pablo Tosco Dexîl Garo junto a sus hijos en la tienda de campaña en el campo de Kabarto donde mas de 15 personas buscaron refugio huyendo de la violencia del Estado Islámico. Pablo Tosco Dexîl Garo regreso a su pueblo para intentar recuperar alguna de sus pertenencias, pero solo encontró ruinas y destrucción. Pablo Tosco Gani Mirzo interpreta su “laud” entre los restos de catedral de Sinjar. Gani es músico kurdo yazidí que desde hace 25 años se encuentra en el exilio en Barcelona. Ha recogido instrumentos en España para distribuirlos entre los músicos en Rojava ( Kurdistán sirio) y el Kurdistán iraquí. Pablo Tosco Fahad y Gani Mirzo junto a la higuera donde se refugio con su familia durante 12 días hasta la llegada de los kurdos sirios que conformaron un corredor humanitario que les permito bajar de las montañas. ha montado una escuela en Sinjar para los niños y niñas yazidíes retornados. Un espacio seguro para procesar el dolor y sanar las heridas de la guerra a través de la música. Pablo Tosco Fahad impartiendo clase de música a niños y niñas retornadas en la escuela que junto a Gani Mirzo instalaron en la ciudad de Xana Sore al pie de las montañas de Sinjar. Pablo Tosco Fahad impartiendo clase de música a niños y niñas retornadas en la escuela que junto a Gani Mirzo instalaron en la ciudad de Xana Sore al pie de las montañas de Sinjar. Pablo Tosco Fahad, narra la historia del “tembur” junto a niñas y niños retornados tras la liberación de Sinjar en manos del Estado Islámico, en el patio de la escuela de música de Mirzo Music Fundation en Khana Sore. Pablo Tosco