En febrero de 2020 nació el centro Free Space for Youth en Avdiivka, situada en el frente del conflicto en Ucrania. Sus fundadoras dan cobijo, alimento y diversión a los niños de la calle en el país más pobre de Europa, según datos del Fondo Monetario Internacional
Tras escapar de casa, Daniel (nueve años) duerme entre juguetes en una habitación de Free Space for Youth, un espacio de acogida para niños de la calle en Avdiivka, una ciudad en el frente ucraniano.MIguel OsésEl artista australiano Guido Van Helten eligió pintar el rostro de la profesora Marchenko en los edificios que parapetan Avdiivka para que los rebeldes prorrusos lo vieran al disparar. Aunque vive en uno de los pisos que no dan al exterior, Daniel ha visto y sentido los horrores de la guerra desde 2014.MIguel Osés“Me gusta hacer 'parkour' y los perritos calientes de Mila”, confiesa Daniel. No se acercará a ninguna otra persona en toda la tarde. Mila Lebedeva y Marina Shturmarevich fundaron Free Space for Youth, para dar refugio a menores vulnerables de la ciudad ucraniana.Acostumbrado a pasar noches en la calle, la higiene es una de las principales batallas de Lebedeva o Shturmarevich con Daniel.MIguel Osés“En la ciudad hay demasiados sitios peligrosos y ellos los buscan específicamente para encontrar restos de armamento. Aquí intentamos alejarles de la calle y darles amor”, cuenta Mila Lebedeva mientras prepara el postre.MIguel Osés“Cómo se dice en inglés… ¡radiador!”. Las pequeñas levantan la mano para ganar un caramelo. Si fallan, otras pueden intentarlo. Los chicos parecen menos interesados en participar. Lebedeva, que además de la comida no deja de regalar besos en la frente, ríe al explicarlo: “Aciertan menos”.MIguel OsésCon un rotulador azul empieza pintándose la cara, con un lápiz de cera rojo se tiñe el pelo. El sueño de Daniel es tener los brazos tatuados y pasear con una pistola.MIguel OsésMila Lebedeva le abre las puertas, le ducha, le alimenta, le lava la ropa, le escucha y se preocupa por él fuera del centro. También es adulta y pone normas. Daniel no entiende por qué no puede ser su madre.MIguel OsésSu mirada triste oculta siete años de guerra con días enteros sin comer, tardes jugando en campos minados, noches bajo cero durmiendo en casetas de perros, golpes de un abuelo borracho y ex convicto y moratones que suben por la espalda y bajan por las piernas. También, el empujón que su padrastro dio a su madre desde un cuarto piso dejándola lisiada. Esos ojos solo tienen nueve años y por fin descansan sin tener que vigilar quién entra por la puerta.MIguel OsésLa abuela no llega y el pequeño juega con el móvil de Lebedeva. Su promesa de no volver a casa apenas ha durado unas horas. Esta noche dormirá de nuevo bajo el mismo techo que su abuelo.MIguel Osés