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Un pueblo congelado en el horror En junio de 1944, tropas nazis realizaron una acción ejemplarizante en Oradour-sur-Glane, con un total de 643 víctimas. La última víctima, la española Ramona Domínguez Gil, no ha sido identificada hasta más de siete décadas más tarde. El 10 de junio de 1944, tres secciones de la tercera compañía del regimiento blindado Der Führer de la división Waffen SS Das Reich, que iban de camino a reforzar el frente normando tras el desembarco cuatro días antes de las fuerzas aliadas, llegaron a Oradour-sur-Glane, una población de algo más de 1.500 habitantes vecina de Limoges. JAIME VILLANUEVA Los soldados nazis decidieron realizar en Oradour una “acción ejemplar” para aterrorizar a una población que quizás se había hecho demasiadas ilusiones con el desembarco aliado en Normandía. JAIME VILLANUEVA Los soldados reunieron a los habitantes del pueblo. Separaron a los hombres de las mujeres y los niños, a los que encerraron en la iglesia de Oradour, que incendiaron con todas las personas dentro. Los hombres fueron ametrallados en grupos distribuidos por todo el pueblo. JAIME VILLANUEVA Entre la población masacrada había 19 españoles: dos hombres, cinco mujeres (entre ella la recién “recuperada” Ramona Domínguez) y 11 niños. Ninguno sobrevivió a la masacre de Oradour. JAIME VILLANUEVA Durante 76 años, la identidad de Ramona estuvo perdida, hasta que el trabajo casi detectivesco del profesor de instituto catalán David Ferrer Revull, un aficionado a la historia, recuperó su pista y logró que fuera reconocida como la víctima número 643. JAIME VILLANUEVA En junio de 1944, Ramona llevaba ya cuatro años viviendo en Oradour, adonde había llegado siguiendo a su hijo, Joan Téllez Domínguez, un anarcosindicalista de Barcelona que, ante el avance de las tropas franquistas sobre Cataluña, emprendió la huida a Francia en febrero de 1939, durante la Retirada, junto a su madre y su mujer, Marina Domènech, así como con los dos hijos de la pareja, Miquel y Harmonia. El último miembro de la familia Téllez Domènech, Llibert, nacería en el hospital de Limoges del que dependía la vecina Oradour, en 1942. JAIME VILLANUEVA La identidad de Ramona, probablemente confundida con la de su nuera, no fue recuperada hasta que el profesor catalán e historiador aficionado David Ferrer Revull descubrió su nombre en los archivos. JAIME VILLANUEVA El nombre de Ramona Domínguez ha sido oficialmente incluido en las placas conmemorativas de Oradour. JAIME VILLANUEVA 9- Placas en todo Oradour, recuerdan los lugares en los que los hombres del pueblo, separados de sus familias, fueron ametrallados. JAIME VILLANUEVA Todas las mujeres y niños de Oradour fueron obligados a entrar en la iglesia del pueblo, donde murieron asfixiados, quemados o abatidos por las balas de los soldados apostados fuera para impedir que huyeran. JAIME VILLANUEVA La campana fundida de la iglesia se ha convertido en un símbolo del horror de la matanza de Oradour. JAIME VILLANUEVA Amada Pedrola, vicepresidenta del Ateneo Republicano de Limoges, coloca unas flores ante la tumba de las 643 víctimas de Oradour. JAIME VILLANUEVA Terminada la guerra, el general Charles de Gaulle ordenó que el “pueblo mártir” no fuera reconstruido, para que sus ruinas sirvieran de “recuerdo, para que nunca más se produzca una desgracia semejante”. JAIME VILLANUEVA