Prácticas con la pandemia en auge y sin turistas que atender
Universidades y escuelas tiran de creatividad y recursos para capacitar a los estudiantes en un sector económico clave
Los estudiantes de Turismo afrontan la vuelta a las aulas con medidas sanitarias y de aprendizaje similares a las que sufrirán otros universitarios al dictado de los tempos marcados por la crisis sanitaria provocada por la covid-19 y que ha puesto patas arriba al modelo educativo. En esta carrera, sin embargo, las prácticas, decisivas y obligatorias para la especialización de los estudiantes, van a ser su talón de Aquiles, porque se realizan en empresas y entornos reales y el obligado distanciamiento social, el cierre de hoteles, agencias de viajes y restaurantes y la crisis del sector ciertamente no ayuda.
El turismo es en una industria estratégica para la economía española supone casi el 12% del PIB y cerca del 14% del empleo y esta carrera se caracteriza por sus múltiples salidas profesionales y por registrar una altísima empleabilidad "hasta del 100% de nuestros graduados", afirma Cristiana Oliveira, rectora de la Universidad Europea en Canarias y experta en Turismo.
Los planes de estudios seguirán prácticamente como antes de la pandemia "porque no se pueden quitar o introducir asignaturas así como así, llevan un protocolo y requieren tiempo", explica Antonio Guevara, decano de la Facultad de Turismo de la Universidad de Málaga. "Lo que se está viendo más afectado es la forma en la que se imparten las clases y, sobre todo las prácticas. Hay materias como Análisis sensorial en Enoturismo, en las que la presencia del alumno es imprescindible", añade. En esta asignatura, explica, es esencial asistir a un laboratorio y estar en contacto con determinados productos, pero "nos hemos tenido que reinventar. Durante el confinamiento, empaquetamos las muestras y se les enviaron a los alumnos a sus casas, lo que supuso un coste tremendo. Tuvieron que hacer la práctica online". El confinamiento obligado por el estado de alarma fue un entrenamiento intensivo y sobre la marcha para el nuevo curso que se iniciará a finales de septiembre.
Tres escenarios
El sector educativo contempla básicamente tres escenarios. El presencial, el más deseable; semipresencial, el más realista y el que se está implantado y el virtual o totalmente online en caso de que un agravamiento de la pandemia hiciera imposible la asistencia a las aulas. La crisis, coinciden fuentes educativas, no ha frenado las matriculaciones, al contrario e incluso "hemos detectado una mayor demanda entre los profesionales del sector que se reciclan o quieren potenciar sus estudios aprovechando el parón y el acortamiento de la temporada estival", apunta Guevara.
Unas matrículas que oscilan entre los 780 y los 2.000 euros en una universidad pública como la de Málaga; 5.000 euros por grado y curso o máster en una privada como la Universidad Europea o hasta 8.000 por un doble grado o 400 euros los cursos superiores de la emblemática Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Madrid. En todos los planes de estudio las prácticas son obligatorias y todas las facultades y escuelas de turismo tienen convenios con las empresas del sector para poder realizarlas; algunas ofrecen intercambios y la posibilidad de realizar parte de los estudios y las prácticas en el extranjero, ahora limitadas. "Está claro que esta crisis sanitaria ha afectado al modelo académico de cada universidad. Ha trastocado tanto la formación, como a los estudiantes, a los profesores, a toda la comunidad universitaria en general y nos ha obligado a adaptar estos modelos existentes a una nueva realidad", reflexiona Oliveira.
Desde hace un tiempo "curiosamente se venía hablando mucho de los entornos VUCA y solo ha hecho falta una pandemia para hacer realidad lo que venimos contando". VUCA es el acrónimo por sus siglas en inglés de Volatility (Volatilidad), Uncertainty (Incertidumbre), Complexity (Complejidad) y Ambiguity (Ambigüedad) y hace referencia a modelos volátiles, cambiantes y que necesitan una adaptación al minuto, que permiten adecuarse a cualquier situación, que se ha empleado en situaciones de guerra y que esta crisis ha adelantado y trasladado un modelo de futuro a la educación.
Los recursos de cada universidad o escuela son determinantes a la hora de contar con más herramientas virtuales. "En la Universidad Europea, la tecnología accesible está incorporada de forma masiva y explícita en toda la trayectoria curricular del estudiante, tanto dentro como fuera de clase; contamos con entornos simulados, laboratorios virtuales dentro y fuera de los horarios de clases", explica Oliveira. En el lado opuesto, la Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Madrid cuyas "herramientas tecnológicas son básicas y no tan amplias como nos gustaría", reconoce José Ángel Sierra, jefe de estudios y relaciones externas. En sus aulas se han formado Juan Marí Arzak, Mario Sandoval o Chicote, y ellos son un valor añadido para la escuela "ya que suelen impartir clases magistrales. El 70% de nuestros profesores son antiguos alumnos", enfatiza el jefe de estudios. No en vano, Dirección en cocina, del ciclo superior de Estudios, es el curso más demandado.
Las herramientas telemáticas y la conectividad permitieron llevar a las aulas de la Universidad Europea un caso práctico en tiempo real: cómo los hoteles adaptaron e incorporaron los protocolos sanitarios o cómo se ha gestionado la negociación de flujos turísticos con los touroperadores. La tecnología favorece también que los alumnos realicen viajes virtuales. Serán las nuevas prácticas de conocimiento de destino en aquellos lugares donde esté restringida la movilidad. Lo mismo pasa con las visitas a museos o en las prácticas de guías turísticos con recorridos virtuales.
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