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Parentificación: niños que ejercen el rol de padres

La psicóloga Whitney Goodman establece una serie de rasgos que demuestran que durante la niñez todos fuimos cuidadores de otras personas

Una niña camina por su jardín.
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La infancia es la etapa en la vida de un niño en la que cada uno tiene sus propias experiencias. Ya sean buenas o malas, se trata de vivencias que van a determinar de alguna forma su vida adulta, sobre todo, si no son del todo positivas o buenas. Hace unos años la revista Business Insider recapitulaba una serie de rasgos psicológicos que muestran a los niños en su adultez, dependiendo, primero, de la relación con sus padres en la infancia, pero también de sus vivencias fuera del entorno familiar.

Y una de esas experiencias que, quizás, pueda pasar más inadvertida, pero, que también marca, en cierta forma, la vida de un niño es la parentificación. ¿En qué consiste exactamente y cómo podemos detectarla? La parentificación es un término acuñado por el psiquiatra húngaro Boszormenyi-nagi que hace referencia a cuando un niño se ve obligado a asumir el papel de un adulto. Y es que, muchos niños, por los motivos que sea, son empujados al papel de cuidadores de sus hermanos menores, o se convierten en mediadores de sus padres, encontrándose así en situaciones inapropiadas para su desarrollo.

Por su parte, la psicóloga, escritora y terapeuta de pareja Whitney Goodman, asegura que existen diferentes niveles de daño que pueden desarrollarse. “Hay cualidades que surgen a través de la parentificación que pueden beneficiarlo en ciertas áreas de su vida, como ser un niño responsable o un gran cuidador. No todo es malo, pero tiene el potencial de volverse algo no tan bueno para su ser adulto. Es necesario encontrar el equilibrio adecuado entre responsabilidad, juego y diversión”, explica la experta.

“Los niños en estas situaciones, a menudo, necesitan un trabajo infantil interno. Por lo general, luchan más para divertirse y son más fácilmente arrastrados al rol de cuidador. Su gran valor se relaciona directamente con lo que le proporcionan al otro y lo “buenos” que son”, agrega.

¿Cuáles son las señales de la parentificación?

Whitney Goodman las sintetiza en catorce, estas son: crecer sintiendo que tenías que ser responsable, problemas en el momento de jugar o “soltarse” y fluir, notar que te gusta sentir el control, encontrarte inmerso en discusiones o problemas entre cuidadores, sentir que te dan responsabilidades que no son apropiadas para alguien de tu edad, recibir a menudo elogios por ser "tan bueno" y "tan responsable", sentir que ser autosuficiente es mejor que tratar de confiar en los demás, no recordar “ser un niño”, tus padres tuvieron problemas para cuidarse a sí mismos u otros le asignaron la responsabilidad, a menudo, te conviertes en un cuidador de otros, ser cuidador te hace sentir bien, incluso, cuando estás sacrificando partes de ti mismo, tener un mayor sentido de empatía y la capacidad de conectarte más estrechamente con los demás, sentir que necesitas ser apaciguador o pacificador, y sentir que tus esfuerzos no son apreciados.

¿Cómo podemos usar los beneficios, o sanar, si fue tu caso?

Para la experta, lo más importante es tomar conciencia y aceptar que existe un niño en tu interior, y que tiene necesidades. “Muchos niños crecen aprendiendo que sus necesidades no son importantes o que necesitan aplastarlas o no hacerles caso para sobrevivir. Escucharse a uno mismo y reconocer tus necesidades puede ser un concepto totalmente extraño, a pesar de que, lo que no recibimos de nuestros cuidadores de niños es, a menudo, exactamente lo que necesitamos”, comenta Goodman.

Pautas para sanar:

Asume tu responsabilidad. “Esto es lo más difícil, ya se debe aceptar el dolor de no satisfacer las necesidades de la infancia. Debes reconocer que no fue justo y que te dolió. La única forma de avanzar es decirse a sí mismo que comienzas de nuevo, que eres un héroe, y que no hay necesidad de vivir más en el pasado, ya que aún puedes convertirte en padre y amigo de tu niño interior, y honrarle”, continúa.

Estructura tu día a día a través de la rutina. “Los niños que fueron parentizados a menudo se han visto obligados a crear unas rutinas para otros y han ignorado sus propias necesidades para así mantener su “responsabilidad”, así que debes encontrar una manera de crear una rutina que sea significativa para ti y en la que te sientas seguro”, agrega.

Busca tiempo para el juego y la libertad. Para la experta, es fundamental introducir momentos de ocio y juego. “Salir a correr, tumbarse en el césped, hacer deporte..., cualquier actividad que te haga sentir vivo, así como compartirlas con personas que compartan los mismos valores que tú y que te permitan ser tú mismo”, puntualiza.

Amor y refuerzo positivo. “Habla amablemente contigo mismo y pasa tiempo con personas que hacen lo mismo. Cada vez que te critiques, dile tres cosas bonitas. Establece un momento en tu día para mostrarte amor”.

Seguridad y protección: “Crea un espacio donde puedas sentirte seguro y protegido. Crea seguridad en tu vida priorizando la salud financiera y la salud de tu espacio físico”.

Salud emocional: “Permítete sentir y experimentar emociones. Recuerda que sus sentimientos son reacciones normales y que tienes el poder de decidir qué quieres hacer con ellos”, concluye.

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