Parentificación: niños que ejercen el rol de padres
La psicóloga Whitney Goodman establece una serie de rasgos que demuestran que durante la niñez todos fuimos cuidadores de otras personas
![Una niña camina por su jardín.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/RBHVX2AV62PTWRPWWSEWFVGR7I.jpg?auth=ffee1b772a393d38badd998af203ff005ee1884e7f309a8130a452d619dde7e8&width=414)
La infancia es la etapa en la vida de un niño en la que cada uno tiene sus propias experiencias. Ya sean buenas o malas, se trata de vivencias que van a determinar de alguna forma su vida adulta, sobre todo, si no son del todo positivas o buenas. Hace unos años la revista Business Insider recapitulaba una serie de rasgos psicológicos que muestran a los niños en su adultez, dependiendo, primero, de la relación con sus padres en la infancia, pero también de sus vivencias fuera del entorno familiar.
Y una de esas experiencias que, quizás, pueda pasar más inadvertida, pero, que también marca, en cierta forma, la vida de un niño es la parentificación. ¿En qué consiste exactamente y cómo podemos detectarla? La parentificación es un término acuñado por el psiquiatra húngaro Boszormenyi-nagi que hace referencia a cuando un niño se ve obligado a asumir el papel de un adulto. Y es que, muchos niños, por los motivos que sea, son empujados al papel de cuidadores de sus hermanos menores, o se convierten en mediadores de sus padres, encontrándose así en situaciones inapropiadas para su desarrollo.
Por su parte, la psicóloga, escritora y terapeuta de pareja Whitney Goodman, asegura que existen diferentes niveles de daño que pueden desarrollarse. “Hay cualidades que surgen a través de la parentificación que pueden beneficiarlo en ciertas áreas de su vida, como ser un niño responsable o un gran cuidador. No todo es malo, pero tiene el potencial de volverse algo no tan bueno para su ser adulto. Es necesario encontrar el equilibrio adecuado entre responsabilidad, juego y diversión”, explica la experta.
“Los niños en estas situaciones, a menudo, necesitan un trabajo infantil interno. Por lo general, luchan más para divertirse y son más fácilmente arrastrados al rol de cuidador. Su gran valor se relaciona directamente con lo que le proporcionan al otro y lo “buenos” que son”, agrega.
¿Cuáles son las señales de la parentificación?
Whitney Goodman las sintetiza en catorce, estas son: crecer sintiendo que tenías que ser responsable, problemas en el momento de jugar o “soltarse” y fluir, notar que te gusta sentir el control, encontrarte inmerso en discusiones o problemas entre cuidadores, sentir que te dan responsabilidades que no son apropiadas para alguien de tu edad, recibir a menudo elogios por ser "tan bueno" y "tan responsable", sentir que ser autosuficiente es mejor que tratar de confiar en los demás, no recordar “ser un niño”, tus padres tuvieron problemas para cuidarse a sí mismos u otros le asignaron la responsabilidad, a menudo, te conviertes en un cuidador de otros, ser cuidador te hace sentir bien, incluso, cuando estás sacrificando partes de ti mismo, tener un mayor sentido de empatía y la capacidad de conectarte más estrechamente con los demás, sentir que necesitas ser apaciguador o pacificador, y sentir que tus esfuerzos no son apreciados.
¿Cómo podemos usar los beneficios, o sanar, si fue tu caso?
Para la experta, lo más importante es tomar conciencia y aceptar que existe un niño en tu interior, y que tiene necesidades. “Muchos niños crecen aprendiendo que sus necesidades no son importantes o que necesitan aplastarlas o no hacerles caso para sobrevivir. Escucharse a uno mismo y reconocer tus necesidades puede ser un concepto totalmente extraño, a pesar de que, lo que no recibimos de nuestros cuidadores de niños es, a menudo, exactamente lo que necesitamos”, comenta Goodman.
Pautas para sanar:
Asume tu responsabilidad. “Esto es lo más difícil, ya se debe aceptar el dolor de no satisfacer las necesidades de la infancia. Debes reconocer que no fue justo y que te dolió. La única forma de avanzar es decirse a sí mismo que comienzas de nuevo, que eres un héroe, y que no hay necesidad de vivir más en el pasado, ya que aún puedes convertirte en padre y amigo de tu niño interior, y honrarle”, continúa.
Estructura tu día a día a través de la rutina. “Los niños que fueron parentizados a menudo se han visto obligados a crear unas rutinas para otros y han ignorado sus propias necesidades para así mantener su “responsabilidad”, así que debes encontrar una manera de crear una rutina que sea significativa para ti y en la que te sientas seguro”, agrega.
Busca tiempo para el juego y la libertad. Para la experta, es fundamental introducir momentos de ocio y juego. “Salir a correr, tumbarse en el césped, hacer deporte..., cualquier actividad que te haga sentir vivo, así como compartirlas con personas que compartan los mismos valores que tú y que te permitan ser tú mismo”, puntualiza.
Amor y refuerzo positivo. “Habla amablemente contigo mismo y pasa tiempo con personas que hacen lo mismo. Cada vez que te critiques, dile tres cosas bonitas. Establece un momento en tu día para mostrarte amor”.
Seguridad y protección: “Crea un espacio donde puedas sentirte seguro y protegido. Crea seguridad en tu vida priorizando la salud financiera y la salud de tu espacio físico”.
Salud emocional: “Permítete sentir y experimentar emociones. Recuerda que sus sentimientos son reacciones normales y que tienes el poder de decidir qué quieres hacer con ellos”, concluye.