Como el resto de grandes destinos turísticos, Benidorm está sufriendo especialmente los estragos del coronavirus. En la imagen, una de sus playas completamente vacía al mediodía.Mònica TorresDesde el mar se puede observar las hamacas amontonadas y las playas, que normalmente estarían abarrotadas por miles de turistas, ahora se muestran desérticas.Mònica TorresDos mujeres caminan por el paseo marítimo de Benidorm. Sus calles permanecen aletargadas, sus 133 hoteles y la mayoría de sus 8.544 apartamentos echaron el cierre, la mayor parte de los 1.192 bares, restaurantes y pubs sigue sin abrir, la poca clientela que hay es local, apenas se oye inglés.Mònica TorresBenidorm está siendo muy prudente en la apertura de sus playas. Están acordonadas y no se puede ni pasear por los arenales.Mònica TorresInterior de un bar cerrado en Benidorm. En mayo del pasado año, la ocupación hotelera era del 83%.Mònica TorresDos vecinas de Benidorm pasean protegidas contra el coronavirus. El silencio se apodera de una ciudad conocida por su incesante actividad.Mònica TorresAntes, era difícil atravesar la calle de Gerona cuando anochecía. La gente se agolpaba bebiendo en algunos de los múltiples locales con rótulos en inglés. Hoy, el paisaje es desértico.Mònica TorresLas playas de Benidorm están cerradas, solo una parte está abierta al deporte y a los nadadores federados en horario restringido. El motivo es que no puede garantizar la seguridad ni la distancia física.Mònica TorresDesde finales de febrero hasta el 30 de abril, cuando debía haber crecido el empleo estacional por la Semana Santa, la afiliación a la Seguridad Social cayó un 10%, de 27.209 a 24.436 inscritos.Mònica TorresInterior de un establecimiento abierto.Mònica TorresEstablecimientos cerrados en la ciudad de Benidorm.Mònica TorresUna camarera trabaja en uno de los pocos locales abiertos de la ciudad.Mònica TorresCéntrica calle de Benidorm con todos locales cerrados.Mònica Torres
