_
_
_
_
La paradoja y el estilo
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Princesa e independiente

Los Cambridge parecen llenos de envidia y celosos de su parcela de poder

Los duques de Cambridge, Guillermo y Kate, el miércoles en Bradford, Inglaterra.
Los duques de Cambridge, Guillermo y Kate, el miércoles en Bradford, Inglaterra.Max Mumby (Getty Images)
Boris Izaguirre

Sobre el proceso de independencia emprendido por Meghan Markle y su esposo, el príncipe Enrique, mi amiga Tamara opina que se han equivocado. Yo no pienso lo contrario, pero tampoco lo mismo. Meghan ha sido la única persona que ha conseguido que la reina Isabel le permita hacer algo por cuenta propia. La independencia le permitirá poder ganar dinero sin volverse una estatua de cera viviente.

En el proceso, a los principales adversarios de los duques de Sussex, los duques de Cambridge, Kate Middleton y su esposo Guillermo, hermano de Enrique, se les ha agriado el semblante. Ahora parecen llenos de envidia y celosos de su acartonada parcela de poder. Kate ha adelgazado más y la jeta se le ha endurecido, como si se hubiera dado cuenta que su exótica cuñada le ganó esta partida, dejándola a ella como una arribista de clase acomodada. No hay nada peor para una esposa heredera que se le note más interés por la herencia que por la familia. Probablemente el deseo de independencia de los Sussex no pasaba por humillar de esta manera la estrategia de Kate y Guillermo, pero el éxito mediático de unos y la actitud poco inclusiva de los otros, a veces haciéndose partícipes de cierto racismo ambiental, ha terminado por actuar en contra.

Puede que a Kate y a Guillermo les tranquilice que sus contrincantes se alejen de Gran Bretaña. Pero no puedo dejar de imaginar la cara que se le pondrá a Kate cuando vea como Meghan engrosa su cuenta corriente y se divierte con los Obama, con Justin Trudeau, con los niños de Elton John. O que de repente se asocie con Gwyneth Paltrow en su exitosísimo negocio de velas con olor vaginal, un sorprendente proyecto empresarial para estrenar la independencia con una fragancia carnal y empoderada. Lo que si se ha asegurado es un contrato con Disney, la multinacional especializada en princesas de cuento. La pobre Kate, que es rica gracias a la empresa familiar de decoración de fiestas de cumpleaños, no puede imaginarse ahora que en un futuro no muy lejano su cuñada sea el rostro en las servilletas preferidas en las fiestas infantiles.

Independientemente de lo que pueda suceder con estos cuatro personajes, nos ha fascinado el giro inesperado de la situación. Aunque hemos empezado el año levemente preocupados por la monarquía inglesa, Isabel II ha reaccionado con pragmatismo y en defensa de esa institución donde se funde y confunde empresa, familia y Estado. Seguro que Gwyneth encendió una de sus velas para que todo saliera bien.

Sofía Suescun el pasado noviembre.
Sofía Suescun el pasado noviembre.Diego Puerta (GTRESONLINE)

Otros que seguro encendieron una, o varias, velas de fragancia vaginal fueron Sofía Suescun y Kiko Jiménez, durante sus vacaciones en Miami. Pronto le dedica más espacio a esta feliz y carnal noticia que al polémico deseo de independencia de los duques de Sussex, y tienen razón. ¡Qué alegría de cuerpos, de caricias, de senos y nalgas mezclados con ganas de pasárselo bien y disfrutar de la piel y el mar! Al contrario que las parejas de la realeza o de las alfombras rojas, Suescun y Jiménez saben a sal, a ese goce que se expresa estirando los pulgares de los pies. No son ricos, se mueven en la frontera movediza del famoseo borrico pero, en Miami, nada de eso importa. Kiko fue novio de Gloria Camila, una princesa por ser hija de Rocío Jurado, reina de la copla, y Sofía lleva una vida acelerada en concursos de televisión (durmieron una noche en la cárcel el verano pasado por intentar colarse como vips en la Starlite Gala de Marbella). Todos estos méritos, sin duda, les hacen estar vivos, eufóricos y ayudan a confirmar que esta década va estar envuelta en ese nuevo aroma de velas vaginales.

Así como será una década de empoderamiento femenino también va a serlo de empoderamiento masculino. Los varones anuncian que han descubierto donde está su punto G que se llama punto P. El único inconveniente podría ser que se accede a él por el ano hasta alcanzar la próstata. Pero una vez llegados al punto P se produce una optimización y mejoría de la calidad de vida de la pareja. Sentir, con tu dedo o el de tu novia, los poderes sensuales de tu próstata, garantiza una experiencia orgásmica sorprendente y única. Todo empieza a equilibrarse: los varones heterosexuales descubren el ano y los gais las velas de Gwyneth. Y yo mi apoyo velado al deseo de independencia de Meghan.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_