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Columna
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Disfruten de las últimas navidades ultracapitalistas

Un año más nos entregamos con frenesí a un hiperconsumismo irracional, como si no hubiese un mañana

Un centro logístico de Amazon en Estados Unidos
Un centro logístico de Amazon en Estados UnidosINA FASSBENDER (AFP)

Si la producción editorial sirve para indicar alguna tendencia, este es el año del capitalismo. O más bien de la preocupación por su deriva y por su futuro. Numerosos libros, numerosas páginas de los medios más prestigiosos —entre ellos el último número de la revista Foreign Affairs— tratan de diseccionar cómo hemos llegado hasta aquí y qué podemos esperar del único sistema económico que nos queda. Porque como explica muy bien Branco Milanovic, autor de una de esas obras, Capitalism alone, ahora solo hay uno con diferentes modelos: el capitalismo liberal (occidental) y el de Estado (chino).

La preocupación está justificada y documentada. De parecer la única fórmula para el éxito —la economía capitalista unida a la democracia liberal—, se enfrenta ahora a un doble desafío existencial: si sigue así, o el sistema acaba con el planeta, con un uso insostenible de los recursos, o se devora a sí mismo, con un crecimiento de las desigualdades y del descontento social como se está viendo en tantos lugares del mundo también insostenible. Y con la aparición de un factor y unos gigantes tecnológicos dispuestos a escribir sus propias reglas. Capitalismo iliberal, llamó el otro día Esteban Hernández en un debate a todo este proceso.

Tantas ideas y tantas mentes puestas al servicio de una causa, repensar el capitalismo, acabarán teniendo, seguro, su reflejo en las políticas públicas y en el comportamiento de la ciudadanía. Aunque estos días prenavideños cueste verlo en las calles españolas.

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Un año más nos entregamos con frenesí a un hiperconsumismo irracional, como si no hubiese un mañana. Según un reciente estudio de Deloitte, España ocupa el segundo lugar en intención de gasto en estas fechas en Europa —algo más de 550 euros de media—, detrás del Reino Unido y muy por delante de otros países con mayor poder adquisitivo.

Contrasta esta imagen de compradores compulsivos con la de hace apenas unos días, la de una sociedad volcada en buena medida en apoyar la lucha contra el cambio climático y por un futuro más respetuoso con el entorno. Una lucha que está reñida con el mantra del crecimiento económico por encima de todo —aquí es cuando saltan los defensores a ultranza del libre mercado y la autorregulación, aunque esta se haya mostrado fallida— y que reclama cambios en el modelo productivo.

Esa transición ya está en marcha, aunque como cualquier transición no será fácil; hay muchos y muy poderosos intereses enfrente. Pero cada día hay más intelectuales, por un lado, más ciudadanías, por otro, y algunos políticos, los menos, que abogan por replantear nuestro modo de producir y de consumir. Así que puede que estas navidades hipercapitalistas tengan los días contados.

Consuman con moderación y disfruten de las fiestas.

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