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Ocho pautas para conseguir que los niños coman sano en Navidad y sin atracones

Las celebraciones navideñas se pueden convertir en una estupenda ocasión para que el niño pruebe nuevos alimentos o los coma de una manera diferente

GETTY

Turrones, roscón de reyes, cenas copiosas, celebraciones por doquier a horas intempestivas. La Navidad gira en torno a la mesa y los manjares culinarios y puede resultar una bomba de relojería para nuestros estómagos y los de los de los niños. Las tradiciones navideñas provocan que “los adultos estemos menos pendientes de que los niños tengan una dieta equilibrada, por lo que nos excedemos en esas cosas que deben comerse de vez en cuando, como los rebozados, chocolates o chucherías, que en Navidad se comen todos los días y dejan de ser excepcionales, por lo que esto termina acarreando, con frecuencia, dolores abdominales por ingesta excesiva, vómitos por abuso de dulces o chucherías y empeoramiento del estreñimiento. En el caso de los niños con sobrepeso y obesidad, les resulta complicado controlar sus impulsos en estas fechas con todo lo que está prohibido en forma de barra libre y los que tienen trastornos del comportamiento alimentario, que libran una batalla al enfrentarse a un simple plato de comida, con más razón con una comilona, de tal magnitud que es impensable que la puedan gestionar correctamente”, explica Myriam Herrero Álvarez, especialista en sistema digestivo y nutrición pediátrica del Hospital Universitario Rey Juan Carlos Móstoles de Madrid.

Los atracones en la mesa suelen provocar “indigestión o empacho, lo que causa dolor abdominal, sensación de estar lleno, palidez, sudoración, nauseas y con frecuencia, vómitos. También es frecuente la diarrea, sobre todo si el tipo de alimentos que el niño ha consumido en exceso son ricos en azúcares, debido a la incapacidad de nuestro intestino para absorberlos. La mayor parte de los niños que sufren un empacho desarrolla un rechazo a los alimentos que lo provocó, que puede permanecer en el tiempo o desaparecer y que, como excepción, puede ser asociado al entorno o contexto que originó ese malestar”, comenta Gonzalo Galicia, pediatra y especialista en gastroenterología infantil del Hospital Universitario de Guadalajara, que añade entre otros riesgos de que los niños coman en exceso durante las la Navidad, la ganancia de peso y favorecer conductas que sienten bases para un futuro desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria, como la bulimia.

Los adultos son el modelo para los niños con respecto a su forma de alimentarse en Navidad y la manera de conseguir que las reuniones familiares navideñas se conviertan en oportunidades para probar alimentos diferentes que no están en la mesa durante el resto del año. Algunas pautas para conseguirlo son:

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  1. Evitar saltarse comidas antes del evento navideño o comer menos, porque al llegar con más hambre a la mesa, el atracón será mayor.
  2. Consensuar con la familia el hecho de que no es necesario comer en exceso para preparar un buen banquete; cantidad no es sinónimo de calidad culinaria.
  3. Huir de los menús infantiles o especiales para los niños. Es una ocasión excelente para que los pequeños prueben cosas nuevas en una mesa con muchos colores y sabores nuevos. Lo que no se prueba no se conoce. No importa si el niño un día come menos cantidad, porque no está receptivo a las novedades del menú navideño.
  4. Cocinar platos sencillos con la excelente materia prima que tenemos en la dieta mediterránea, como carnes o pescados al horno, acompañados con ensalada o verduras y hortalizas. Evitar las salsas, rebozados o hojaldrados, que enmascaran el sabor original del alimento.
  5. Introducir siempre en los menús navideños frutas, verduras y hortalizas.
  6. Poner agua en la mesa para beber, además de otro tipo de bebidas, como refrescos, pero no dejar que los niños abusen de ellos.
  7. Planificar el menú de los días que no haya celebración navideña, para incluir más fruta y verdura en esos días de descanso.
  8. Compensar el exceso de azúcar de los dulces navideños, ofreciendo siempre antes algo de fruta en el postre para provocar más sensación de saciedad.

Una receta para convertir la mesa navideña en una ocasión para que el niño coma variado y sano

Primeros platos: Ratatouille de verduras al horno. Es una receta variada, colorida y si la aliñamos con un chorrito de aceite de oliva y especias puede quedar estupenda, y sencilla de preparar. Otro clásico, es la ensalada de escarola con granada, aliñada con un buen aceite de oliva virgen extra.

Segundos platos: Pescado al horno. El besugo es tradicional en Navidad, pero cualquier pescado a la espalda, asado o incluso hecho a la sal (retirando la costra de sal) queda estupendo para una cena.

Postre: brochetas de fruta. Mejor, si son variadas en cuanto a su colorido. La piña, el kiwi, el plátano y las fresas combinan fenomenal y es una buena ocasión para que los niños participen para montar la brocheta. Para los niños más reticentes con la fruta, se puede mojar en una fondue de chocolate, siempre que lleve un porcentaje de cacao superior al 70% y que en la etiqueta el primer ingrediente no sea el azúcar. También se puede elaborar la fondue con cacao puro o canela en polvo.

Por último, para evitar atragantamientos con uvas o frutos secos, conviene recordar no ofrecer estos alimentos a los niños menores de 5 años.

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