Javi Rufo: “La magia te da esa energía para lograr ser tú mismo”
El mago es el artífice de uno de los espectáculos familiares más valorados de este año
Javi Rufo es un mago con suerte. También con horas de trabajo a sus espaldas. Comenzó a interesarse por la magia hace 15 años gracias a una amiga y aunque se decantó por estudiar Ciencias estadísticas, la magia le siguió acompañando toda la carrera. En 2012, el mago venció al estadista gracias a un programa televisivo: ganó un premio de 100.000 euros con el que pudo dedicarse en cuerpo y alma a cumplir su sueño. Su trabajo le ha llevado a recibir el Premio nacional de manipulación y el Premio nacional de magia infantil en la última edición del Congreso Mágico Nacional. También a dar el salto de un modesto teatro a uno en la Gran Vía madrileña con el espectáculo 1,2,3... Magia. “Niñas y niños se sienten magos, son los protagonistas y se llevan el éxito y la gloria por las hazañas realizadas”, nos dicen desde la web del teatro que le acoge. Es la esencia de su show: que la magia la haga el público. Y gusta, porque el suyo es uno de los espectáculos familiares más valorados de este año.
PREGUNTA: Tras tu paso por el Congreso Mágico Nacional has conseguido el Premio nacional de manipulación y el Premio nacional de magia infantil. Supongo que un doble premio recarga las ganas de seguir haciendo magia.
RESPUESTA: Más ganas que las que tengo yo de seguir haciendo magia, yo creo que no se pueden tener. Es mi pasión. Participar en un concurso de magia es siempre una forma de mostrarte ante tu gremio, ante tus compañeros, de mostrar lo que has logrado. Detrás de cada juego hay mucho trabajo, por eso es tan enorme el orgullo que sientes cuando tus compañeros, conocedores de la magia, te otorgan un premio. Es algo maravilloso.
P: Has estudiado Ciencias Estadísticas. ¿Cómo acaba un estadista haciendo magia?
R: Yo empecé a interesarme por la magia gracias a una amiga del colegio. Su padre hacía juegos de magia y fue él quien me dio información y algunos libros. Empecé a estudiar mucho, a investigar por mi cuenta y dio la casualidad de que al entrar en la universidad encontré a otros compañeros con este mismo interés por la magia. Aprendimos mucho juntos, pero después ellos se decantaron más por sus carreras y yo decidí seguir adelante con la magia. En un momento dado pasé por un programa de televisión y eso me permitió conseguir el dinero que necesitaba para dedicarme íntegramente a impulsar mi carrera. A seguir aprendiendo.
P: ¿Cómo aprende un mago a hacer magia?
R: Hay escuelas de magia, por supuesto, quizás la más conocida es la de Ana Tamariz –que es fantástica–. Yo soy bastante autodidacta. Es cierto que he hecho cursos, he pasado por conferencias y he leído muchísimos libros; de los cuales al final muchas veces terminas conociendo al autor –que también te ayuda–. En realidad el gremio de la magia es un gremio muy de compartir y de enseñar.
P: Has llegado a la Gran Vía de Madrid con el espectáculo 1,2,3… ¡MAGIA!
R: Esta es la cuarta temporada. Antes estábamos en una salita más pequeña pero el espectáculo funcionaba tan bien que se nos quedó pequeño. Ahora estamos en un teatro más grande, en el Pequeño teatro de Gran Vía, los sábados y domingos, y el espectáculo tiene otro color: tiene una gran iluminación, efectos fantásticos… Hoy por hoy aún no me creo estar ahí, en plena Gran Vía madrileña.
P: ¿Qué tiene para que se haya convertido en uno de los espectáculos familiares más vistos y mejor valorados?
R: Pues yo creo que es el formato. Una de las bases sobre las que nace 1,2,3 ¡Magia! es el planteamiento de que al final los magos siempre nos servimos de la ayuda de los espectadores pero después el mérito nos lo llevamos siempre nosotros, los magos. Me parecía injusto y quería darle la vuelta, que fueran los espectadores los protagonistas. Al principio la magia parece casi casual, pero después los espectadores se dan cuenta de que pueden hacer magia. ¿Qué ocurre? Que la magia durante el show se nos empieza a descontrolar: las cosas se nos caen, yo sufro, tengo miedo… Se genera una energía increíble en el teatro, nos reímos mucho, y yo creo que esto es lo que ha marcado la diferencia.
P: Dices que el público hace magia. ¿Desvelas entonces los trucos?
R: No, no se desvelan, pero si les animamos a aprender a hacer magia desde casa. Durante el espectáculo les damos un acceso a un área secreta de mi web en el que a través de un vídeo les enseño algunos juegos de magia para empezar, e incluso alguna sorpresa más. No queremos que haya una desilusión porque piensen que en el espectáculo han hecho magia pero que luego llegan a casa ya no pueden hacerlo.
Creo que con esto conseguimos dos cosas: despertar el interés por la magia en los niños –con la cantidad de beneficios que puede aportar– y alargar en el tiempo la experiencia de ir al teatro –la experiencia no acaba cuando salen del teatro sino que se alarga hasta llegar a casa–.
P: Me decía la neurocientífica Susana Martínez-Conde en una entrevista para un reportaje que parte de lo que representa la magia es un reto intelectual, “porque nos intriga, nos parece imposible lo que estamos viendo”. ¿Somos más difíciles como público los adultos?
R: El adulto, aunque quiere ir a sorprenderse, siempre va con la idea de “cómo se hará”. Cuando tú haces magia frente a alguien que lo que quiere saber es el truco, termina siendo más fácil engañarle porque tú ya sabes por dónde quiere ir. Con un niño esto no pasa. El niño se deja llevar más por la diversión, por la energía, por la locura. El niño lo que quiere es jugar pero, eso sí, antes te tienes que ganar su respeto y no siempre es fácil. Cuando lo logras, es fantástico porque todo fluye.
P: ¿Es el público infantil el más entregado?
R: El público infantil entra ya entregado. De hecho, tienes que bajar la energía porque sería difícil llevar en el espectáculo el ritmo de los niños. Hay que equilibrar la balanza para que todos puedan disfrutar del espectáculo: adultos animados, niños con la energía rebajada. Es el punto perfecto.
P: Hablabas antes de despertar el interés por la magia en los niños. Supongo que has oído hablar de Xuxo Ruiz, un profesor de Primaria de un colegio de Sevilla que este año se ha proclamado ganador del Premio Global Teacher Award 2019. ¿Qué crees que aporta la magia a niños y jóvenes como valor educativo indiscutible?
R: Creo que estamos en una sociedad en la que nos animan muy poco a emprender, a ser nosotros mismos, y la magia te da ese toque de energía para lograrlo. De poder. Hacer magia te hace sentir muy bien contigo mismo, y adquieres unas habilidades sociales que probablemente es más difícil adquirir de otra manera. Cuando yo empecé a hacer magia también empecé a forjar mi personalidad siguiendo una ruta completamente distinta: aumentó mi seguridad y mi confianza en mí mismo, mis ganas de probar cosas nuevas. Me parece que esto es muy importante.
P: ¿Qué vas a seguir haciendo? ¿Algún truco final que sí nos puedas desvelar?
R: Pues de momento vamos a seguir disfrutando y dándolo todo en este espectáculo fantástico. Ojalá siga creciendo, siga avanzando, y mucha gente venga a gritar conmigo 1,2,3 ¡Magia!
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