14 fotosLos jardineros subacuáticosDespués de una serie de desastres en los ochenta y noventa, Jamaica perdió 85% de sus arrecifes de coral y la población de peces se desplomó. Hoy están reapareciendo gracias a cuidadosas intervencionesEl PaísJamaica - 25 sept 2019 - 02:16CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceBelinda Morrow, presidenta de 'White River Marine Association', trata de recobrar el equilibrio, mientras el buzo Raymond Bailey hace su inmersión para plantar coral en un arrecife dentro del área protegida 'White River Fish Sanctuary' en Ocho Ríos (Jamaica).David Goldman (AP)El pescador convertido en el guardián del santuario de peces de Oracabessa y maestro de buceo, Ian Dawson, practica pesca submarina fuera de la zona de no captura del santuario en Oracabessa (Jamaica)."Si no pones, no puedes sacar, simple", comenta Ian, quien ahora solo pesca cuando no está trabajando en el santuario.David Goldman (AP)Belinda Morrow utiliza una caja con fondo de vidrio para mirar bajo el agua desde el bote, mientras se planta coral en un arrecife dentro de la zona protegida.David Goldman (AP)Ian Dawson practica pesca submarina fuera de la zona de no captura del santuario en Oracabessa. Dawson señala que la amenaza de la supervivencia del fondo submarino repercute también en la economía de la zona: "Cambia el sustento de los pescadores. Se perdieron muchos empleos. Mientras los peces se van, el trabajo se va al mismo tiempo".David Goldman (AP)Unos chicos, al final de un muelle, observan los peces del Santuario de Oracabessa (Jamaica).David Goldman (AP)El guardián, buzo y "jardinero de corales" del 'White River Fish Sanctuary', Everton Simpson, se dirige al mar para patrullar contra la pesca ilegal, al amanecer en White River, donde trabaja desde hace dos años.David Goldman (AP)Un barco se dirige al mar al amanecer desde el pueblo pesquero de White River (Jamaica) para comenzar la vigilancia.David Goldman (AP)El 'White River Fish Sanctuary' patrulla a través del arrecife de la zona de no captura del santuario en Ocho Ríos (Jamaica).David Goldman (AP)Nicholas Bingham y Gary Gooden se preparan para la pesca nocturna, que está prohibida, en Stewart Town (Jamaica). Bingham y Gooden dicen que tienen recurrir a este tipo de pesca para compensar la pérdida de ingresos por las restricciones del santuario. Algunos peces duermen en el arrecife por la noche, lo que los hace más fáciles de atrapar que durante el día.David Goldman (AP)Nicholas Bingham practica pesca submarina nocturna en Stewart Town (Jamaica). "Desde que nací, la pesca es todo lo que hago. Es mi pan y mantequilla", explica Bingham y agrega:"No hay muchos otros trabajos que hacer. ¿Qué voy a hacer, tomar un arma?".David Goldman (AP)El pescador Oswald Coombs sostiene un sábalo mientras realiza sus capturas en la playa del pueblo pesquero de Oracabessa Bay (Jamaica). Los peces y los corales son codependiente, los peces dependen de la estructura del arrecife para evadir el peligro y poner huevos.David Goldman (AP)El pescador Anthony Person se queja ante los guardianes del Santuario Marino Boscobel, que patrullan a pie. Los veteranos y los pescadores más establecidos, que poseen botes y establecen líneas y jaulas de alambre, han llegado a aceptar la zona de no pesca; pero no todos están a bordo de este acuerdo.David Goldman (AP)El pescador submarino Rick Walker, de 35 años, vende su captura a un comprador en un mercado de pescado en White River (Jamaica). Walker recuerda la temprana oposición al santuario de peces.David Goldman (AP)Harold Bloomfield se lava al anochecer después de un largo día limpiando peces en White River (Jamaica). La delicada labor de la jardinería de coral es solo una parte de la restauración de un arrecife, y a pesar de su complejidad, en realidad es la parte más sencilla.David Goldman (AP)