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Groenlandia: la isla que no está en venta Donald Trump suspendió, a través de Twitter, su viaje oficial a Dinamarca tras la negativa de la primera ministra a debatir sobre si vende o no este territorio danés a Estados Unidos Mientras los glaciares de Groenlandia se han derretido este verano a la mayor velocidad registrada desde 2012, el presidente estadounidense, escéptico ante los efectos del cambio climático, Donald Trump, ha hecho a Dinamarca una oferta que considera "estratégicamente interesante" para comprar esta provincia autónoma del país. En la imagen, icebergs de la isla fotografiados desde la ventana de un avión que transportaba científicos de la NASA, el 14 de agosto de 2019. Mstyslav Chernov (AP) Dos niños llevan bolsas de plástico llenas de peces en Kulusuk (Groenlandia), el 15 de agosto de 2019. Según los residentes locales, el invierno —que solía durar hasta 10 meses— ahora puede ser tan corto como cinco meses. Pero el impacto climático sobre Groenlandia no ha diezmado el interés Donald Trump para intentar hacerse con el territorio autónomo perteneciente al reino de Dinamarca. Felipe Dana (AP) “Dinamarca es un país muy especial con gente increíble, pero en base a los comentarios de la primera ministra Mette Frederiksen, de que no tendría ningún interés en debatir sobre la compra de Groenlandia, pospondré nuestra reunión prevista para dentro de dos semanas para otro momento", escribió Donald Trump en un hilo de tuits. En la fotografía, varios barcos en un viaje para cazar ballenas cerca de Kulusuk (Groenlandia). Felipe Dana (AP) Un gran iceberg flota mientras el sol se pone cerca de Kulusuk (Groenlandia). La isla más grande del mundo, enclavada entre los océanos Atlántico y Ártico, con la mayoría de su territorio cubierto de hielo y con 56.000 habitantes, es rica en recursos naturales y posee un importante valor estratégico para Estados Unidos. Felipe Dana (AP) El científico aéreo y oceánico David Holland, de la Universidad de Nueva York (NYU), y el oficial de seguridad de campo Brian Rougeux, reciben ayuda del piloto Martin Norregaard mientras transportan las antenas desde un helicóptero para instalarlas en el Glaciar Helheim, en Groenlandia, el 16 de agosto de 2019. Para Holland y su equipo de la NYU, Groenlandia es donde se escribe el futuro del planeta y actualmente trabajan analizando la fusión alarmante de los glaciares. Felipe Dana (AP) Un barco navega por la noche junto a icebergs en el este de Groenlandia, el 15 de agosto de 2019. El verano de 2019 está golpeando la isla con un calor récord y un derretimiento extremo. Los científicos estiman que para el final del verano, alrededor de 440 mil millones de toneladas de hielo, tal vez más, se habrán derretido o desprendido de la capa de hielo gigante de Groenlandia. Felipe Dana (AP) Residentes de Kulusuk caminan por las calles del pueblo, el 16 de agosto de 2019. La compra de este territorio ha sido calificada por Donald Trump como "un gran negocio inmobiliario". Por su parte, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, explicó que Groenlandia no está en el mercado. "Groenlandia no está en venta. Groenlandia no es danesa, es groenlandesa. Espero de verdad que no sea nada que se haya dicho en serio", dijo. JONATHAN NACKSTRAND (AFP) El lunes, Donald Trump aludió al asunto, en tono jocoso, a través de Twitter. “¡Prometo no hacerle esto a Groenlandia!”, escribió sobre un fotomontaje de un rascacielos dorado con la marca Trump plantado en lo que parece un rudimentario asentamiento de viviendas en Groenlandia. En la imagen, varios icebergs en Kulusuk (Groenlandia), el 16 de agosto de 2019. Felipe Dana (AP) Brian Rougeux, oficial de seguridad de campo de la Universidad de Nueva York, camina después de instalar una bandera para identificar una posición GPS en el glaciar Helheim, en Groenlandia, el 16 de agosto de 2019. Este glaciar se ha reducido aproximadamente 10 kilómetros desde que los científicos lo visitaron en 2005. Felipe Dana (AP) El hielo de Groenlandia se ha derretido durante más de 20 años, pero en 2019, la aceleración se ha producido como si la puerta del refrigerador de la Tierra se hubiera dejado abierta, lo que significa un aumento potencialmente grande del nivel del mar. En la imagen, un barco navega junto a un gran iceberg en el este de Groenlandia, el 15 de agosto de 2019. Felipe Dana (AP) Existen argumentos de peso por los que a Donald Trump le puede interesar adquirir Groenlandia. Por un lado, el salvaje territorio es rico en carbón, cinc, cobre y mineral de hierro. Pero, sobre todo, tendría un indudable atractivo para los intereses de la seguridad nacional estadounidense. Su posición equidistante entre importantes núcleos de población estadounidenses y rusos convirtió a Groenlandia en un codiciado activo inmobiliario para los estrategas del Pentágono durante la Guerra Fría. Felipe Dana (AP) Cuando confirmó que se planteaba la posibilidad de adquirir Groenlandia, Trump también aseguró que la potencial compraventa no era el motivo de su viaje a Dinamarca, invitado por la reina Margarita II. "No es por esa razón en absoluto", explicó. Dos días después, ha cancelado su viaje oficial porque la primera ministra danesa no quiere debatir sobre ello. La fotografía muestra cruces en un cementerio durante una mañana de niebla en Kulusuk (Groenlandia), el 15 de agosto de 2019. Felipe Dana (AP) La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, había subrayado la relevancia de la visita de Donald Trump, del que había dicho que era el presidente de un país que es "el más importante y fuerte aliado de Dinamarca en la OTAN". El presidente estadounidense tenía previsto reunirse con líderes políticos y empresariales daneses en su primera visita oficial. La fotografía muestra un barco que navega por la noche junto a un iceberg en el este de Groenlandia, el 15 de agosto de 2019. Felipe Dana (AP) Hoy Groenlandia es escenario también de las luchas de poder entre EE UU y China, que lleva años tratando de meter un pie en el territorio a golpe de talonario. Pero los efectos del cambio climático y la rapidez del deshielo de sus glaciares sigue siendo la mayor amenaza de la isla. Ahora, además, se suma la ambición de magnates inmobiliarios —escépticos del impacto climático— que ven la zona como una simple transacción económica a pesar los peligros que su deterioro significa para el planeta. Felipe Dana (AP)