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Meghan Markle, exceso de presión y falta de cálculo

"No lo ponen fácil", las cuatro palabras que la duquesa de Sussex le dijo al cantante Pharrell Williams que han vuelto a elevar las críticas de los medios británicos hacia las decisiones de la pareja

El príncipe Enrique y Meghan Markle en el estreno de 'El rey León' el pasado domingo. En vídeo, la pareja saluda a varios miembros del elenco.
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Meghan Markle no se ha reincorporado oficialmente al trabajo después de su maternidad, pero sí lo ha hecho de forma oficiosa: junto a su marido, el príncipe Enrique de Inglaterra, en un partido de rugby y en las fotografías oficiales del bautizo de su hijo Archie, que nació el 6 de mayo; en Wimbledon viendo jugar a su amiga Serena Williams y más tarde junto a su cuñada Kate Middleton y la hermana de esta, Pippa; en una jornada familiar campestre en un partido de polo solidario a la que llevó a su bebé y, finalmente, en el estreno de la nueva versión de El rey León rodeada de estrellas.

Con cada una de sus apariciones públicas tras el nacimiento de Archie se ha hecho evidente la presión que los medios ejercen sobre la más novata de la familia real británica. Un bautizo demasiado privado, un vestido excesivamente holgado e informal, otro demasiado caro, críticas por ir a Wimbledon en vaqueros o por —según algunos tabloides— exigir a su personal de seguridad que advirtieran al público de que se abstuviera de hacerle fotografías, la inoportunidad de asistir a un partido de béisbol y excusarse en la cena oficial durante la visita de Donald Trump… ¡Así no hay quien viva!, que dirían los admiradores de una serie española de televisión.

La duquesa de Sussex se empeña en seguir sonriendo y aferrarse a la mano de su príncipe, pero sin duda, ella que como actriz acostumbrada a las alfombras rojas creía que estaba preparada para soportar el escrutinio público, se ha visto superada por la realidad que supone incorporarse a una casa real como es la británica. Probablemente, Camilla Parker Bowles, la esposa del príncipe Carlos, y Kate Middleton, casada con el príncipe Guillermo, tendrán mil y una anécdotas y consejos para explicarle cómo han conseguido sortear la presión, pero Meghan Markle también ha tenido algunos errores de cálculo y uno de ellos pasa por no sopesar los daños colaterales que han generado algunas de sus decisiones. 

La duquesa de Sussex con su hijo Archie en el club de polo Billingbear, en Wokingham, Berkshire.
La duquesa de Sussex con su hijo Archie en el club de polo Billingbear, en Wokingham, Berkshire.

El pasado domingo asistió en Londres al estreno de la nueva versión de El rey León y debió sentirse confortada por los suyos, ese mundo del espectáculo que se volcó en arroparla. Beyoncé la abrazó cariñosamente, Elton John no podía sonreír más a la pareja mientras estrechaba sus manos y Pharrell Williams, –sí, el cantante que convirtió en hit la palabra Happy– volvió a conseguir un titular para los tabloides. Porque cuando le llegó el turno de saludar a los duques de Sussex, sus poco protocolarios pantalones bermuda combinados con chaqueta y pajarita, dieron para distendir la situación y para que el cantante se atreviera a felicitarles por su relación diciéndoles que en el mundo de hoy es difícil encontrar a dos personas tan enamoradas y con una relación afianzada. Las cámaras omnipresentes no se perdieron la respuesta de Markle: "No lo ponen fácil".

Cuatro palabras que no señalaron a nadie pero podían tener múltiples destinatarios. Las reacciones no se hicieron esperar y The Sun publicaba esta semana un artículo que empezaba su defensa de la actitud de los medios de comunicación sin rodeos: "Queremos quererla, pero es usted la que no lo pone fácil con su actitud de 'pobrecita yo' y su real paranoia". Y continuaba argumentando que había sido recibida con lo brazos abiertos pero desde su primera aparición "ha sido un desastre de relaciones públicas tras otro".

Meghan Markle y Kate Middleton durante la final femenina de Wimbledon.
Meghan Markle y Kate Middleton durante la final femenina de Wimbledon.Cordon Press

Lo más probable es que Meghan Markle haya puesto todo su empeño en ganarse el cariño y la simpatía del pueblo británico, por no mencionar en primer lugar el de su insigne nueva familia, pero tampoco debe resultar sencillo un cambio de vida tan drástico sin caer en errores que en su otra vida eran aciertos o normalidad. Según una información publicada en People este jueves, que menciona fuentes próximas a la familia real británica, "Meghan ha luchado contra la intensidad de la atención que despierta pero aunque ella es una exactriz, esto está a un nivel muy diferente". 

La presión se intensifica más si cabe ahora que es madre y algunos errores de los que se le atribuyen tienen que ver con su deseo como padres de proteger la privacidad de Archie, su bebé. Un niño que por otra parte parece haberla unido a su cuñada, con la que también se han empeñado en enemistarla, y que la comentarista Victoria Arbiter, cuyo padre fue secretario de prensa de Isabel II, analiza de la siguiente manera: "Los bebés son un gran nivelador. En el momento en el que te unes por historias y noches de insomnio, de repente todo lo que importaba antes, ya no importa".

Los duques de Sussex en Londres en un partido de beisbol entre los Yankees y los Boston Red Sox, el 29 de junio.
Los duques de Sussex en Londres en un partido de beisbol entre los Yankees y los Boston Red Sox, el 29 de junio.Cordon Press

Los tabloides siguen a lo suyo y hacen listas de errores que justifican el cambio de actitud hacia Meghan Markle: no ha sabido arreglar la relación con su familia paterna; han gastado demasiado en la reforma de Frogmore Cottage, la nueva residencia del matrimonio; han mantenido casi en secreto el nacimiento de Archie y el nombre de sus padrinos; Meghan se marchó a Nueva York y celebró una ostentosa baby shower con sus amigos norteamericanos saltándose el estilo comedido de la familia real británica; y, el gran pecado: la duquesa de Sussex no calibra bien los actos a los que decide asistir porque es "una trabajadora de la familia real y no una actriz de Hollywood que se rodea de publicistas y agentes".

Si a eso se unen las quejas referidas a que el príncipe Enrique ya no sonríe a los medios como antes porque está preocupado, o molesto, con el trato a su esposa, el cóctel de quejas está servido. La pareja tendrá que decidir cómo afrontarlo y a lo mejor su viaje a Sudáfrica, anunciado para el próximo otoño, puede servir para reconciliarse con la prensa o para hacer un cálculo más milimétrico de sus decisiones. Incluso a expensas de convertirse en otros correctos pero soberanos aburridos.

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Sobre la firma

Maite Nieto
Redactora que cubre información en la sección de Sociedad. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora de información local de Madrid, subjefa en 'El País Semanal' y en la sección de Gente y Estilo donde formó parte del equipo de columnistas. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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