Isabel Pantoja abandona ‘Supervivientes’ por problemas de salud
A pocos días de la final, la tonadillera regresa a España de manera repentina obligada por los médicos del concurso
Era la pregunta del millón desde que se conoció que Isabel Pantoja había dicho "sí" a participar en Supervivientes: ¿Aguantará la diva de la copla rodeada de tahúres del reality? Ha habido amagos de abandono, idas y venidas en las que hasta el menos avispado de los espectadores habrá podido adivinar el hastío de las penurias propias del concurso, pero también la posibilidad de que la tonadillera haya pensado: "¿Pero y yo qué hago aquí?".
Al final ni los profesionales de los concursos de convivencia (por llamarlos de alguna forma), ni lo dura que es la vida en las islas hondureñas donde recalan los concursantes han acabado con su participación en el concurso y ha sido la salud la que ha motivado el abandono de Isabel Pantoja, por prescripción facultativa. La cantante no ha desvelado directamente qué tipo de dolencia padece, pero quien haya seguido su participación en el programa habrá podido detectar que cuando pasaban hambre y no había otra cosa que echarse a la boca, Pantoja rechazaba alimentos como la piña porque tenía demasiada azúcar. También se ha sabido que tomaba una medicación y que los médicos medían sus valores regularmente. Y que después de una lesión en las rodillas, sus heridas tardaron varias semanas en curarse. Este domingo, tras varios días en la enfermería, cuando Jordi González le comunicaba a la tonadillera el parte de los médicos y le anunciaba que debía volver a España, se conocían algunos detalles más de los motivos.
"A lo largo de tu estancia has estado sometida a unas directrices para garantizar tu salud. Lamentablemente, la necesidad de un estricto control de la alimentación y el nuevo tratamiento hacen incompatibles tu continuidad en el concurso. Siento decir que debes abandonar el concurso para ser tratada en España", le explicaba Jordi González mientras le daba las gracias de parte de la organización por su esfuerzo durante las 10 semanas que han pasado desde que se tiró al mar desde un helicóptero.
Isabel Pantoja, al otro lado del océano, lloraba amargamente y pedía disculpas a todo el mundo: a la organización, a Telecinco, a sus seguidores, incluso a algunos de los compañeros con los que no se ha llevado demasiado bien. Incluso antes de recibir el veredicto médico que la enviaba de vuelta a España, la artista había expresado su estado de ánimo: "Me siento triste por las dos cosas. Primero por estar mal físicamente y segundo porque me da muchísima pena después de todo lo que he pasado y de los casi tres meses de concurso. Tengo fuerzas para volver, bien sabe Dios que lo haría por no defraudar a mi familia ni a nadie, ni a mí misma". La esperanza que conservaba de volver con sus compañeros de desinfló minutos después y, entonces, las palabras que acompañaron sus lágrimas fueron más contundentes: "Estoy preocupada y muy desolada. Lo siento con todo mi corazón...".
Así acababa la participación más sorprendente de las ediciones de Supervivientes que se anunció oficialmente a mediados de abril, justo cuando su hijo mayor Kiko Rivera, afrontaba la recta final en su propio reality: Gran Hermano Dúo, en el que quedó en segunda posición. Desde ese momento se ha especulado con las condiciones económicas pactadas por Isabel Pantoja –que en ningún momento se han desvelado pero se estima que baten récords dentro del programa–, con los motivos que la han llevado hasta allí más allá de su confesa admiración por el concurso– las deudas que hacen peligrar Cantora, la finca que heredó de su marido Francisco Rivera Paquirri, pero en ningún momento ha defraudado las expectativas que Telecinco puso en su presencia en el programa.
Las audiencias han confirmado que Isabel Pantoja sigue teniendo tirón y el reality se ha convertido durante su participación en el formato más visto de la cadena. Atrae a diario a más de 3.200.000 espectadores (una media de 30,9% de cuota de pantalla, diez puntos más que el año pasado) y en la gala estrella de los jueves que conduce Jorge Javier Vázquez supera los 3.500.000.
En lo que quizá han fallado las previsiones es en que la tonadillera se relajara lo suficiente durante el programa para hacer grandes revelaciones sobre su vida personal. En eso la cantante ha estado contenida y prudente, controlando dónde estaba y consciente de sus palabras. Solo algunos detalles sobre cómo conoció a Paquirri y cómo se ha sentido durante tantos años después de su muerte, y alguna referencia a que el encierro en la isla le provocaba ansiedad porque le recordaba su falta de libertad cuando tuvo que pasar por la cárcel.
"Me recuerda muchísimo a donde yo no elegí estar, es como recordar el tiempo pasado allí. Mi libertad la he perdido", explicaba, haciendo referencia a la etapa que pasó en la cárcel de mujeres de Alcalá de Guadaíra (Sevilla), entre noviembre de 2014 y marzo de 2016, a causa de su implicación en una causa de blanqueo de dinero por la que fue condenada a 24 meses de prisión. "La comida era lo de menos", afirmó Isabel Pantoja. "Lo peor era no poder ver a mi gente. Estoy todo el día pensando en mi madre, mis hermanos, mis hijos y no paro de recordar el tiempo pasado allí".
El que ha pasado en Honduras se ha caracterizado porque nadie, ni organización, ni espectadores, ni sus propios compañeros han olvidado en ningún momento que Pantoja es la diva de la copla. La organización porque a veces le ha dorado en exceso la píldora, los espectadores porque la han apoyado incondicionalmente cuando ha estado nominada, y sus compañeros porque no la han tratado como a una más, unos por miedo a contrariarla y todos por temor a su fama y tirón mediático. A veces la popularidad no deja ser normal ni en una isla perdida, y en otras las estrellas no son capaces de dejar la bata de cola aparcada en Sevilla.
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