Arturo Fernández, ni tan galán, ni tan seductor
El actor, que ha fallecido esta semana a los 90 años, solo tuvo dos relaciones oficiales. Su amabilidad en público contrastaba con un carácter exigente en la intimidad
Arturo Fernández hizo suyo el papel de galán tanto sobre las tablas de los escenarios como en su vida pública. Lo mantuvo hasta su muerte el pasado jueves a los 90 años, pero lo cierto es que el actor, uno de los más populares y prolíficos del panorama español, solo tuvo dos relaciones oficiales. Se casó en 1967 con Isabel Sensat, con quien tuvo tres hijos –Isabel, María Dolores y Arturo que le hicieron abuelo– , y estuvo 40 años con Carmen Quesada, a quien conoció cumplidos los 51 y cuando ella tenía 21. Quesada ha sido la mujer que le ha cuidado en los últimos meses, cuando fue afectado por un tumor de estómago. La pareja siempre dijo que no sentía la necesidad de casarse, pero amigos suyos aseguran que lo hicieron discretamente, cuando Fernández comenzó a sentir los primeros signos de su enfermedad.
Quesada se dejaba ver en público con el actor pero no se oía su voz, norma que rompió en el programa de Bertín Osborne En la tuya o en la mía de Televisión Española. En él la pareja habló de su relación. Quesada desveló cómo se conocieron siendo ella una jovencita y cómo durante la primera época de su relación se dedicaba a espantar a las chicas que le perseguían. Con el pretexto de cuidarle los perros durante un viaje, se mudó a su casa y de allí no se movió. Si Fernández ha tenido más relaciones es algo que no ha trascendido, ya que siempre ha sido muy discreto con su vida privada. Eso sí, siempre que podía en las entrevistas o en los actos públicos sacaba a relucir todo su dispositivo de conquista y sus consabidos "chatín" o "chatina". En la visita de Bertín Osborne ocurrió, como también sacó a relucir su carácter exigente en un momento de la charla con su pareja. Hubo momentos de tensión y la intervención de Quesada se acortó, como contó el presentador días después a este periódico. Ella, en contraposición, solo tuvo palabras de halago para él: "Arturo es de terciopelo por dentro. Es la perfección hecha hombre". Precisamente su obsesión por la perfección le llevó a encarar mal el paso del tiempo. La genética le ayudó, pero cuando fue necesario se convirtió en asiduo de los tratamientos estéticos.
Pero no siempre pudo obviar el paso del tiempo. Un ejemplo: Hace un par de años dos jovencitas se le acercaron en un restaurante de moda de Madrid en el que esperaba a sus hijos para cenar. "Nos gustaría hacernos una foto con usted". "Encantado", respondió él. Una de las chicas le advirtió: "Mi abuela es fan suya". Él se quedó desolado.
De orígenes muy humildes, su larga y exitosa carrera profesional le permitió atesorar un saneado patrimonio y hacer rentables inversiones inmobiliarias —en Marbella y Madrid— que ahora se repartirán su viuda y sus tres hijos: Isabel, la mayor, tiene una tienda de decoración; María Dolores, Boby, empezó la carrera de periodismo y reside en Sevilla con su marido, Manuel Balbuena, y Arturo es abogado y vive en Ibiza.
Arturo Fernández perdía la mesura cuando tenía que hablar de política. En una entrevista para este periódico durante una campaña electoral se le preguntó por temas de actualidad y cuando se le interrogó por quién iba a votar, si es que lo quería decir, respondió: "Por el PP, por supuesto". Fue una confesión rotunda, mostrándose algo ofendido por si alguien era capaz de pensar que su opción política podía ser otra. Dirigentes del PP han acudido a su capilla ardiente, pero también Pablo Iglesias ha mostrado sus condolencias en las redes sociales y ha recordado cuando trabajó con él de extra en una escena de La casa de los líos para la que se precisaban jóvenes con el pelo largo. Iglesias era entonces un desconocido. Fernández no tenía ninguna simpatía a Unidas Podemos y lo dejó claro. A principios de año aseguró que renunciaba a llevar su obra Alta seducción a Cádiz "porque ahí está Podemos, comunismo puro". Fue una prueba más de que su carácter le hacia perder a veces su toque de galán y seductor.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.