Del collar de Grace Kelly al chapuzón en la piscina: los detalles de la boda de Carlota Casiraghi y Dimitri Rassam
La hija de Carolina de Mónaco y el productor, que se casaron el sábado en el Principado, celebraron una gran fiesta a la que acudieron familiares y amigos como Marta Ortega
El sábado el Principado de Mónaco acogía una boda que llevaba meses esperando: la de Carlota Casiraghi, hija de la princesa Carolina, con el productor cinematográfico Dimitri Rassam, hijo a su vez de la actriz Carole Bouquet. Las celebraciones llevaban aplazándose un año —a Rassam le ha sido difícil conseguir el divorcio de su anterior esposa— y la fecha del enlace ha pillado a muchos por sorpresa. Pero no a novios e invitados, que han disfrutado de varias celebraciones en Mónaco.
Las celebraciones arrancaron el sábado a mediodía y tuvieron lugar en el mismo lugar en el que se casaron Andrea y Pierre, los hermanos de la novia: en el palacio de Mónaco. Tras una ceremonia en los salones de palacio, los novios quisieron fotografiarse en las escaleras de mármol en las que a menudo se ha visto a otros miembros de la familia monegasca tras sus bodas. En este caso, al tratarse de una boda civil, Carlota optó por un vestido que no era el tradicional de novia: era corto, de manga larga, en encaje y con tres lazos en el cuerpo y en color gris. Una pieza firmada por Yves Saint Laurent, como ha anunciado su propio diseñador, Anthony Vaccarello.
Tras la celebración diurna, los novios aprovecharon el calor de junio para celebrar una fiesta en una piscina, en la que acabó el novio, vestido con traje, tras ser lanzado por sus amigos. Según se pudo ver en imágenes colgadas por amigos de la pareja en las redes sociales, festejaron con pizza, helado y enormes flotadores hinchables.
Para la celebración de la tarde, los novios se vistieron de gala. En este caso, él llevó un traje con chaqueta blanca y ella un vestido blanco en seda y palabra de honor de Chanel. Se trataba de uno de los últimos diseños de Karl Lagerfeld —gran amigo suyo y, sobre todo, de su madre— solo que modificado para que tuviera un toque más nupcial. De hecho, los homenajes a Lagerfeld fueron constantes, ya que la celebración tuvo lugar a las ocho de la tarde en la villa La Vigie, una finca blanca del siglo XIX con vistas a la costa (y muy cerca de la vivienda de Carolina) que restauró el diseñador y que más tarde Carolina y su esposo Ernesto le compraron.
Además del vestido, Carlota hizo un guiño a los Grimaldi llevando las joyas de su abuela, la princesa Grace. En concreto, la joven llevó un collar con tres filas de diamantes de Cartier de primeros de los años cincuenta que lució la esposa de Raniero de Mónaco en varias ocasiones, y que incluso llevó Nicole Kidman cuando interpretó a la princesa en la cinta Grace. También el peinado, al estilo de los años cincuenta, recordaba al de la diva del cine de Hitchcock.
Las celebraciones nocturnas se alargaron con música en directo: una banda italiana y las actuaciones del rapero MC Solaar y de la banda The Kooks fueron el colofón de una fiesta a la que acudieron familia y amigos de la pareja. No faltaron Carole Bouquet (también buena amiga de Lagerfeld, que acudió vestida de Chanel), Estefanía de Mónaco ni por supuesto la princesa Carolina, a la que se vio vestida de blanco y negro y bailando, muy emocionada, con los novios. Tampoco se perdieron la fiesta los hermanos de la novia con sus parejas y otros amigos de los novios, como la modelo Bianca Balti, Eugenie Niarchos o Marta Ortega y Roberto Torretta, compañeros de competiciones hípicas de Carlota.
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