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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El impulso verde

El ascenso del grupo ecologista debe propiciar un amplio acuerdo para luchar contra el cambio climático y acelerar la transición energética

La líder de Los Verdes, Ska Kelller, deposita su voto en Berlín para las elecciones europeas.
La líder de Los Verdes, Ska Kelller, deposita su voto en Berlín para las elecciones europeas. Sean Gallup (Getty Images)

Con 69 diputados y el 9,19% de los votos, el grupo de Los Verdes se ha convertido en la cuarta fuerza política del Parlamento Europeo. La pérdida de la mayoría absoluta que mantenían los dos grupos mayoritarios, el conservador y el socialista, puede convertir al grupo ecologista en un actor principal de la nueva etapa. Sus resultados han superado las expectativas en países como Alemania, Francia, Irlanda, Dinamarca, Finlandia o Austria, lo que revela la creciente preocupación de los ciudadanos por el cambio climático y los problemas ambientales.

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Los Verdes se nutren ya de un electorado joven, urbano y con elevado nivel de estudios. La fuerza con la que el movimiento Fridays for Future ha prendido entre los estudiantes de todos los países de la Unión indica que tienen un gran potencial de crecimiento, pero su principal reto es superar la diferente implantación que ahora tienen en el conjunto de la UE. Hasta este momento han logrado una notable representación en los países con mayor desarrollo económico y tecnológico del centro y del norte de Europa, pero en los países del sur apenas tienen representación diferenciada y su escasa fuerza organizativa se canaliza a través de diversas coaliciones de izquierda.

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Tras años de activismo, el movimiento ecologista ha logrado que la agenda ambiental fuera penetrando, con mayor o menor intensidad, en los programas de todas las fuerzas políticas, especialmente en las de izquierda. Con la fuerza parlamentaria que acaba de conseguir, está en mejores condiciones de hacer cumplir su agenda, pues si algo se ha visto en los últimos años es que es más fácil proyectar que hacer. La UE debe seguir liderando la lucha mundial contra el cambio climático, pero el objetivo de la legislatura que comienza debería ser lograr amplios consensos para dar un salto cualitativo y abordar con decisión los cambios estructurales necesarios para articular un nuevo modelo productivo y de movilidad que no dependa de las energías fósiles, fijando cuotas y calendarios más ambiciosos para la transición energética.

Una de las claves del ascenso verde está en que han sabido incorporar otros elementos a sus prioridades políticas. Su apuesta por una sociedad abierta y cosmopolita les sitúa como antídoto del discurso xenófobo y ultranacionalista de la extrema derecha y la defensa de unas propuestas de justicia social los alinea con los postulados progresistas. Los Verdes han sabido combinar sin tensiones un ecologismo pragmático en lo económico con una agenda radical en lo cultural que conecta con las nuevas sensibilidades sociales. Pero lo más importante es que ha incorporado a su discurso un europeísmo optimista y militante que puede rejuvenecer y reforzar el carácter vertebrador del proyecto europeo, justo el combustible que la UE necesita para avanzar.

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