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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Soria y la ‘malvada’ Ley D'Hondt

La clase política y los politólogos solo se acuerdan de la ciudad castellana en vísperas electorales

Rosario G. Gómez
España vaciada
Las plataformas Teruel Existe y Soria ¡Ya! lideran la manifestación de la "España vaciada", el domingo pasado en Madrid.Chema Moya

La clase política y los politólogos se suelen acordar de Soria en vísperas electorales. Los primeros, para pedir el voto y los segundos, para evidenciar lo injusto que resulta la aplicación de la Ley D’Hondt. Cuando se acercan los comicios sacan la calculadora con el propósito de demostrar la desproporcionalidad que genera el sistema proporcional español. En Soria, repiten, conseguir un diputado cuesta 20.000 votos, mientras que en Madrid son necesarios 100.000. Aunque la historia ha demostrado que el escaño soriano puede ser aún más barato. En la legislatura constituyente, a UCD le salió la jugada redonda: con poco más de 35.000 papeletas se llevó los tres diputados en liza. Desde la recuperación de la democracia, la provincia tenía derecho a tres asientos en el Congreso, que se han reducido a dos en 2008.

Inspirada en el modelo inventado por Thomas Jefferson y adaptado por el jurista belga Victor d’Hondt, al catedrático de Derecho Constitucional y político democristiano Óscar Alzaga se le atribuye un papel decisivo en el diseño de la ley electoral española, que consideraba “original” y “bastante maquiavélica”. Se adoptó para que UCD ganara las elecciones, teniendo en cuenta que esa formación contaba con un fuerte respaldo en la España rural, mientras que el PSOE gozaba de apoyo significativo en las áreas urbanas, más industrializadas y obreras. Otro aspecto clave fue definir el marco de la circunscripción: la provincia, que fortalece los grandes partidos y disminuye la representación parlamentaria de los pequeños.

Alzaga conocía bien Soria. En Cueva de Ágreda y Almenar fue confinado en 1969 para purgar sus culpas democráticas. El domingo pasado, los grandes partidos escenificaron un repentino interés por el mundo rural durante la manifestación convocada en Madrid por las plataformas Teruel Existe y Soria ¡Ya! Pero las caravanas electorales no se detendrán por mucho tiempo en las provincias despobladas, aunque los líderes hagan gestos subiéndose a un tractor, acariciando el lomo de una vaca o visitando un campo de alcachofas. Soria será, como siempre, tierra ignorada por los partidos y los medios. Salvo cuando comience la temporada de la trufa, se conmemore algún aniversario relacionado con Antonio Machado o Gustavo Adolfo Bécquer o el Numancia ascienda a Primera.

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